Enfermedades más comunes de la glándula tiroides

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La tiroides es una pequeña glándula en forma de mariposa ubicada en la base del cuello que desempeña un papel vital en la regulación de múltiples funciones en el cuerpo humano. Es responsable de producir hormonas tiroideas como la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3), las cuales tienen un impacto profundo en el metabolismo, la temperatura corporal, el ritmo cardíaco, el crecimiento y el desarrollo, entre otras funciones esenciales. El impacto de la tiroides es «a todo nivel», según explica la doctora Alessandra Luque, especialista del Servicio de Endocrinología y Nutrición del centro médico-quirúrgico Olympia Quirónsalud.

Hipotiroidismo y el hipertiroidismo en la glándula tiroides

Cuando la tiroides no funciona correctamente, pueden surgir una variedad de trastornos tiroideos que afectan la salud y el bienestar. Entre los más comunes se encuentran el hipotiroidismo y el hipertiroidismo.

  • El hipotiroidismo se produce cuando la glándula tiroides no produce suficientes hormonas tiroideas, lo que puede ocasionar síntomas como fatiga, aumento de peso, sensibilidad al frío, piel seca, estreñimiento y depresión.
  • Por otro lado, el hipertiroidismo ocurre cuando la glándula tiroides produce en exceso hormonas tiroideas, lo que puede provocar síntomas como pérdida de peso inexplicable, palpitaciones, nerviosismo, insomnio, sudoración excesiva y temblores.
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Doctora Alessandra Luque.

Enfermedad de Hashimoto y Graves-Basedow

Las enfermedades autoinmunes de la tiroides, como la enfermedad de Hashimoto y la enfermedad de Graves-Basedow, son causas comunes de trastornos tiroideos. Para explicar esta patología, la doctora explica que nuestro sistema inmunológico se equivoca y ataca a nuestros órganos como si fueran un “agente invasor”, como un virus o una bacteria.

En estos trastornos, el sistema inmunológico ataca la glándula tiroides, lo que puede provocar inflamación y disfunción tiroidea. Otros factores que pueden contribuir a los problemas de la tiroides incluyen deficiencias nutricionales, como la falta de yodo en la dieta, el estrés crónico, los cambios hormonales, la radioterapia en el cuello, ciertos medicamentos y predisposición genética.

Respecto a la Enfermedad de Hashimoto, los principales síntomas que produce este trastorno son un aumento inexplicado de peso, piel seca, tendencia a estreñimiento, sensación de frío y caída de pelo; entre otros. «Esta es la causa más frecuente de hipotiroidismo en nuestra especialidad y la vemos muchísimo en consulta”, detalla la doctora Luque, quien explica que el diagnóstico se hace a través de una analítica.

De forma precisa, una evaluación requerirá análisis de sangre para medir los niveles de hormonas tiroideas y la presencia de anticuerpos, así como estudios de imagen como ecografías y gammagrafías tiroideas. Aunque no todos los casos de hipotiroidismo se pueden tratar, los que sí pueden hacerlo tan solo tienen que tomar una hormona tiroidea sintética todos los días, en ayunas, para que se absorba correctamente, y de forma crónica.

Respecto a la Enfermedad de Graves-Basedow, esta se caracteriza por una sobreproducción de hormona tiroidea, manifestándose con síntomas como palpitaciones, pérdida de peso inexplicable, sensación de calor excesivo, nerviosismo, temblores, insomnio y alteraciones menstruales. En algunos casos, también puede causar exoftalmos u ojos prominentes, según destaca la experta.

Para diagnosticar esta enfermedad, se requiere de análisis de sangre, revisión de la historia clínica y, en ocasiones, una gammagrafía de tiroides mediante medicina nuclear para evaluar la captación de yodo por parte de la glándula. El tratamiento suele implicar el uso de fármacos antitiroideos durante un periodo de 18 meses, idealmente. Además, la suplementación con yodo y el consumo de alimentos ricos en este mineral, como pescados, mariscos y huevos, pueden prevenir estos problemas, especialmente en áreas donde la deficiencia de yodo es común.

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Tumores en la glándula tiroides

Otras enfermedades asociadas a la glándula tiroides puede proceder por la presencia de tumores, los cuales pueden manifestarse como nódulos. Según la especialista de Olympia, la buena noticia es que la mayoría de estos nódulos son benignos y solo un 5% suelen ser malignos. Por ello, es fundamental realizar una ecografía ante cualquier sospecha de nódulo, ya sea por palpación física, antecedentes familiares o personales, como haber recibido radioterapia cervical.

Estos tumores pueden tener diversas repercusiones, desde afectar la producción de hormonas tiroideas hasta causar síntomas de compresión en la tráquea, como dificultad para tragar, dependiendo de su tamaño y ubicación. En general, si son pequeños y no provocan síntomas, se realiza un seguimiento ecográfico, mientras que los que causan molestias pueden requerir tratamiento quirúrgico o menos invasivo.

La radioterapia dirigida al cuello es otro factor relevante a considerar, ya que puede dañar la glándula tiroides y afectar su función, predisponiendo al hipotiroidismo o aumentando el riesgo de cáncer de tiroides, especialmente si se administra durante la infancia.

Los medicamentos también pueden interferir con la función tiroidea. Por ejemplo, el exceso de yodo en ciertos fármacos utilizados en cardiología o en contrastes radiológicos yodados puede desencadenar problemas tiroideos en personas susceptibles. Además, el litio, utilizado para tratar el trastorno bipolar, o la inmunoterapia en el tratamiento del cáncer, pueden alterar la producción de hormonas tiroideas.

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