Actividad emprendedora en tiempos inciertos

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La crisis ha obligado a emprendedores en situación de desempleo a “comprarse un salario”, gestando micronegocios que, con dedicación y esfuerzo, puedan proporcionarles  ingresos suficientes para mantener una vida digna.

(www.esade.es) y socia de Mendips Talent Development (www.mendips.net)
Eva Garcés, Colaboradora académica del Departamento de Gestión de Personas y Organización de ESADE.

En aquellos momentos, la capitalización del paro se convirtió en una vía de financiación muy utilizada, tanto para convertirse en autónomo, como para montar una cooperativa o sociedad laboral.

Los últimos datos del Global Entrepreneurship Monitor, más conocido como GEM, apuntan a un incremento de la Tasa de Actividad Emprendedora (TEA) en España.

Un 5’8% de la población española de entre 18 y 64 años inicia actividades empresariales. Esta tasa se ha incrementado en un 34,8% respecto al 2011. 

¿Qué regiones son más emprendedoras?

Los catalanes son más emprendedores que el resto del estado español. El informe Pimec 2012 muestra que la TEA catalana se sitúa en un 6,9% frente al 5,8% español. Girona presenta la TEA más elevada con un 8,5% frente al 6,9% de Barcelona y al 5,1% de Tarragona y Lleida.

Extremadura ha mostrado una tasa elevada con un 6,06%. A nivel mundial, el país líder en el ranking es, sin duda, Estados Unidos con un 12,3%.

El informe GEM muestra los países distribuidos según su nivel de desarrollo económico. España está alineada con Alemania, Bélgica, Francia y Suecia.

Países vs. Emprendimiento

La capacidad emprendedora de Francia es de un 5.7% y Alemania un 5,6%. La media de Europa es de un 7,5%, destacando los países nórdicos como Finlandia con una tasa de 6,3%.

China, Chile, Perú, Panamá y Argentina tienen tasas superiores al 20%, siendo países situados en un grupo económico distinto por su nivel de desarrollo.

La dinámica emprendedora en un país tiene un importante papel sobre el nivel de desarrollo de una sociedad y supone un fuerte efecto de revitalización económica al generar más empleo e innovación. 

¿Podríamos decir, entonces, que estamos ante un signo de recuperación económica?

Hasta ahora las motivaciones principales de los emprendedores solían ser el deseo de independencia y el aumento de ingresos.

Sin embargo, a lo largo de estos años se ha generado una actividad emprendedora motivada por la necesidad. Un 19,5% de los emprendedores inician actividades empresariales por esta razón. El elevado índice de desempleo en España, está empujando a una parte de la población a emprender para autoemplearse. 

El desánimo ante la crisis y la dificultad para encontrar un nuevo trabajo parece que está impulsando el espíritu emprendedor de los españoles, muchos de los cuales invierten el total de su subsidio en iniciar un negocio.

Esta situación provoca que más de la mitad de estas iniciativas sean puestas en marcha por una sola persona. Específicamente, el informe GEM revela que un 70,7% del TEA son actividades sin empleados, mientras que un 25% tiene entre uno y cinco empleados, un 3,3% entre seis y 19 empleados y sólo un 1% 20 ó más empleados. 

Emprendedor
Los emprendedores tuvieron un camino más difícil para su labor durante la crisis.

Estos datos reflejan que el impacto económico de este incremento de la actividad emprendedora no se puede equiparar al que habría tenido en un escenario de bonanza económica y no puede asociarse a una recuperación del emprendimiento en términos de calidad y competitividad, ni siquiera puede asegurarse que implicará un crecimiento económico. 

Los emprendedores tienen unas condiciones más duras para el autoempleo

Las condiciones para emprender también han empeorado. Acceder a capital semilla no es fácil, y esto vuelve a favorecer una actividad emprendedora que, en su mayoría, no es generadora de empleo, sino que sólo soluciona el autoempleo, ya que las iniciativas empresariales de mayor envergadura requieren una inversión de capital que, normalmente, el inversor no puede aportar por sí solo. 

En esta línea, los emprendedores están invirtiendo, por término medio, el 57,5% del capital necesario, menos que en el año 2010 en que asumían más riesgo.

En conclusión, casi un 57% del total de la actividad en fase emprendedora todavía no está aportando los beneficios esperables para la economía en términos de riqueza, empleo e innovación y, o facilitamos los recursos financieros e impulsamos una formación que incremente la innovación o difícilmente este tipo de emprendeduría impulsará el crecimiento económico de nuestro país. 

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