Málaga, la sexta ciudad de España por número de habitantes y la capital económica y tecnológica de Andalucía, ha diseñado su modelo de ciudad en base a un proyecto plural y consensuado: Su Plan Estratégico. Esta herramienta le ha permitido trazar el camino que la ha llevado a dar el salto cualitativo que diferencia a las ciudades grandes de las grandes ciudades.
Gracias al Plan, Málaga sabe cuáles son sus capacidades y potencialidades; conoce sus ventajas competitivas y sabe que tiene en el litoral, la cultura, la innovación y la revitalización de sus infraestructuras urbanas y de transportes, las bazas para convertirse en una de las principales urbes del arco mediterráneo a nivel europeo.
Actualmente, Málaga es la capital del Sur de Europa mejor comunicada con el resto de ciudades europeas, gracias a poseer uno de los aeropuertos internacionales más modernos de España, y uno de los principales puertos de crucero del Mediterráneo; es firme candidata a obtener la capitalidad europea de la Cultura y pugna por convertirse en una de las principales citys tecnológicas a escala mundial. Málaga sabe lo que quiere y sabe cuál es el camino para conseguirlo.
Anticiparse al futuro
El mítico 92 supuso un antes y un después para España. En esta fecha, dos grandes eventos a escala mundial coincidieron en nuestro país: los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Mundial de Sevilla.
Ambas ciudades se convirtieron en punto de referencia, acaparando la atención, nacional e internacional y fuertes inversiones por parte de las administraciones. Su proyección estelar en el panorama de ciudades, podía suponer la opacidad e invisibilidad del resto de urbes españolas.
Málaga reacciona ante esta posible pérdida de competitividad en el territorio andaluz y español, planificando su futuro a medio y largo plazo, siendo una de las primeras ciudades españolas, y la primera en Andalucía, en utilizar una herramienta, hasta entonces poco conocida a escala urbana: la Planificación Estratégica.
Tras la evaluación del Primer Plan Estratégico (1992-1996/ 2000), se constató que Málaga, era el auténtico motor económico y tecnológico de Andalucía, la región más grande de España y de Europa.
Los buenos resultados del trabajo realizado, animaron a las principales instituciones y entidades de la ciudad agrupadas en el seno de la Fundación CIEDES (Centro de Estudios e Investigaciones para el Desarrollo Estratégico de Málaga) a iniciar un segundo Plan, centrado en el desarrollo de cuatro líneas estratégicas relacionadas con las potencialidades del Litoral, el Conocimiento y la Innovación; la Cultura y la Revitalización Urbana, como principales ejes de actuación.
Del análisis de este segundo plan,- al igual que ocurrió con el primero,- se extraen importantes conclusiones, entre las que cabe destacar, la capacidad de la ciudad para convertirse en foco de atracción de empresas tecnológicas de escala internacional, -tarea para la que cuenta con el apoyo de los principales lideres internacionales de las empresas tecnológicas unidos en torno al proyecto Málaga Valley-; el valor añadido de la cultura y de las industrias creativas, como elemento generador de riqueza y empleo; y el activo de sus buenas comunicaciones que sitúan a Málaga como punto de centralidad en el mapa Europeo.
Un plan en tiempos de crisis
El II Plan Estratégico de Málaga se diseñó en un escenario de crecimiento económico sostenido que dista mucho de la realidad actual. Un Plan Estratégico es un instrumento dinámico, una herramienta flexible, que debe adaptarse a los nuevos escenarios.
La revisión del II Plan tiene que incluir una reflexión sobre cómo ha de cambiar la estrategia y contribuir a salir de la crisis. El Plan Estratégico tiene que hacer propuestas dirigidas a la creación de empleo y generación de riqueza.
Ante esta nueva situación, hay que reconsiderar dos ámbitos de actuación, tanto en lo metodológico -recuperando el foco estratégico, concentrando las líneas de actuación y centrando las acciones del Plan en aquellos proyectos que tengan efecto multiplicador-, como en lo relativo al entorno estratégico, que pasa por adecuar poco a poco el modelo de desarrollo a las nuevas condiciones de la sociedad malagueña.
En este sentido, es necesario emprender un progresivo cambio de modelo económico, en el que “se haga más sostenible el ladrillo” realizando una reconversión del sector inmobiliario sin prescindir de él, ya que el turismo residencial seguirá siendo uno de los pilares fundamentales de la economía malagueña. La gestión de la crisis debe pasar por un cambio de modelo productivo, teniendo en cuenta que “los cambios de timón no pueden hacerse bruscamente”.
Otro de los retos que debe abordar la ciudad es la potenciación de los espacios logísticos, uno de los sectores, que según todos los indicadores, tienen un plazo de recuperación económica más corto. El tráfico de contenedores en los Puertos Secos de Madrid y Valencia está en proceso de crecimiento e igualándose a las cifras anteriores a la crisis. Málaga debe impulsar la logística relacionada con la Costa y potenciar los servicios avanzados relacionados con el turismo.
Málaga posee el entorno adecuado para atraer a Centros de Investigación de prestigio internacional. Su ubicación estratégica, sus buenas comunicaciones y las ventajas competitivas que le confiere su carácter metropolitano, la convierten en un lugar muy atractivo para el ocio y el negocio.
La realidad ha demostrado que, lo que recogía el II PEM es factible, la cultura puede ser un motor económico de primera magnitud en Málaga. La industria cultural y las industrias creativas, han de ser uno de los pilares en los que se centre el nuevo sistema económico y para ello se puede trabajar sobre un amplio abanico de posibilidades en el que cabe destacar temas relacionados con el Patrimonio Cultural, las Artes Visuales y Dramáticas, la Industria Audiovisual, las publicaciones e imprentas, los nuevos medios, el diseño, y los servicios creativos, en los que se engloba la publicidad y la arquitectura.
La creatividad, el conocimiento y el acceso a la información son potentes motores del desarrollo, y la actual situación de desempleo requiere nuevas estrategias que permitan al ciudadano ver las oportunidades de empleo, de vida y de negocio vinculadas a las actividades culturales.
El cambio producido en el turismo tradicional (segmentación de las vacaciones en más periodos de menos días) es muy beneficioso para Málaga, que debe apostar por una actividad turística y cultural altamente especializada para consolidarse en destino turístico final. En este sentido, la candidatura de Málaga para ser Ciudad Europea de la Cultura en el 2016, será un gran revulsivo para el sector turístico y cultural. Ofrecer actividades basadas en la calidad y la excelencia es la clave para que la ciudad se convierta en un foco de atracción de visitantes a escala nacional e internacional.
La puesta en valor de las grandes infraestructuras puede generar numerosos beneficios económicos que es necesario analizar.
En este sentido, el Plan Málaga debe convertir al Aeropuerto en un nuevo motor económico para Málaga, no sólo a nivel turístico sino como desarrollo de una oportunidad de negocio.
El Aeropuerto de Málaga es clave para el desarrollo de Andalucía y debe competir con los de Madrid y Barcelona, ya que la potenciación de su uso creará sinergias para otras actividades. Los datos constatan que a partir de cierto volumen de pasajeros, aumenta exponencialmente la generación de empleo, por lo que resulta más eficiente desde un punto de vista económico y social invertir en incrementar el tamaño de un aeropuerto existente que crear nuevos aeropuertos.
La economía malagueña está muy ligada a la evolución de economía europea como consecuencia de la relación directa con el turismo británico y alemán, por lo que la crisis británica sigue teniendo gran influencia en nuestra recuperación. La oportunidad está en que, al igual que fuimos de los primeros en entrar en la crisis en España, es posible que también seamos de los primeros en salir de ella.
Hay que crear una nueva forma de relación y de coordinación entre las instituciones públicas, que esté basada en la gobernanza, lo cual requiere una reflexión estratégica, que pasa, entre otros factores, por la generosidad de las administraciones en pro de compartir entre todos el protagonismo de los grandes proyectos.
Es necesario buscar liderazgos claros y decididos entorno a las ideas importantes procurando, que su puesta en marcha genere empleo. Hay que realizar una nueva reflexión en lo relativo a las Nuevas Tecnologías, que por lo general, suelen ser asociadas, sólo y exclusivamente, a lo relacionado con las telecomunicaciones y la informática. Resulta fundamental extenderlas a otros campos (medio ambiente, educación, cultura, etc.…) huyendo de esta forma de los esquemas simplistas y abriendo las mentes a que el conocimiento se amplíe a todos los sectores, para de esta forma, evitar caer en actividades “monotemáticas”, como pasó con la construcción.
Sobre estas nuevas claves, trabaja Málaga, metropolitana, moderna y pujante, que se anticipa al futuro y posee las recetas de la claves del éxito gracias a su Plan Estratégico.