La Fundación Jiménez Díaz, perteneciente al Grupo Quirónsalud, ha puesto en marcha la Escuela del Ictus para dar apoyo y capacitar a las personas convalecientes de esta enfermedad.
El ictus es una alteración brusca del flujo sanguíneo cerebral en la que una parte o todo el encéfalo se encuentra afectado por un problema en los vasos sanguíneos. Según datos de la Sociedad Española de Neurología, en España alrededor de 110.000-120.000 personas sufren un ictus anualmente y, de ellas, un 50 por ciento fallece o queda con algún tipo de discapacidad que afecta a las actividades básicas de su vida diaria.
Hoy es el Día Mundial del Ictus y teniendo en cuenta estos datos, así como las necesidades de los pacientes, la Fundación Jiménez Díaz ha puesto en marcha la llamada Escuela del Ictus. Se trata una iniciativa bimestral dirigida a pacientes y familiares para darles apoyo desde la etapa inicial, resolver sus dudas y capacitarlos ante la nueva condición médica, familiar, social y laboral a la que deberán adaptarse.
Otras de las vertientes de la Escuela es buscar la prevención secundaria, la detección precoz de los síntomas en caso de nuevos episodios o la atención a las múltiples dudas que surgen tras padecer un ictus, tanto en el ámbito médico (fármacos, rehabilitación, control de factores de riesgo, complicaciones, etc.) como en el sociosanitario (adaptación del hogar, cuestiones laborales, programas de ayuda, dependencia…).
“Desde hace muchos años venimos atendiendo a un gran número de pacientes afectados por un ictus, y nos dimos cuenta de que, además de la atención médica de emergencia inicial y durante su estancia hospitalaria, es muy importante completarla con una labor de formación e información para darles recursos con los que afrontar el daño cerebral”, señalan las doctoras Raquel Cutillas, médico adjunto del Servicio de Rehabilitación de la Fundación Jiménez Díaz, y María Araceli García, especialista en Neurología del hospital madrileño.
Primera sesión de la Escuela del Ictus
Para la primera sesión de la Escuela de Ictus tiene lugar hoy mismo y en ella se han programado charlas informativas sobre las principales esferas que se ven afectadas tras el ictus. En ellas, se proporcionarán pautas globales de actuación para que cada paciente y su familia comprendan mejor el proceso, optimicen su nueva situación y desarrollen distintas estrategias para enfrentarla. Además, supondrán una oportunidad para conocer a otras personas o familias en situaciones similares.
Esta primera edición contará con una ronda testimonial cuyo fin es mostrar a los pacientes la realidad de la enfermedad y ofrecerles un apoyo directo de la mano de aquellos que ya la han padecido y superado. Entre ellos, se encontrará el escritor Jorge M. Reverte, que ha vivido el ictus en primera persona y quien, gracias a su constancia, trabajo y lucha, puede seguir escribiendo.
Equipos disciplinares, claves para la gestión del ictus
En dichas reuniones seguramente se hará hincapié en la necesidad de contar con equipos multidisciplinares como el caso de la Unidad de Ictus de FJD (neurólogos, rehabilitadores, personal de Enfermería, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas y trabajadores sociales).
La investigación, clave en la atención del paciente
Además de esta escuela, la Fundación Jiménez Díaz lleva a cabo numerosas actividades e iniciativas centradas en el ictus. Entre ellas, destacan diferentes trabajos de investigación clínica y básica relacionados con el conocimiento de la fisiopatología de este evento, la evaluación de las distintas técnicas diagnósticas y de las mejores escalas de valoración o distintos tratamientos médicos. Asimismo, cuenta con líneas de trabajo orientadas a conocer la experiencia del paciente en torno al ictus y a la atención recibida.
Dentro del ámbito asistencial, y en línea con su apuesta por la innovación tecnológica, el centro está incorporando también técnicas de realidad virtual inmersiva para favorecer, en los procesos de neurorrehabilitación, la estimulación del hemisferio afecto y la neuroplasticidad cerebral.
Cabe destacar, además, que su Unidad de Disfagia ha recibido recientemente la certificación internacional ISO:9001. Uno de los principales destinatarios de esta unidad son los pacientes con ictus en los que la dificultad o imposibilidad de tragar puede conllevar una comorbilidad asociada que complique el proceso de recuperación y rehabilitación. Para ello, se han desarrollado protocolos de detección precoz de la disfagia, identificación y seguimiento tras el alta hospitalaria.