El oro y el bitcoin son evidentemente muy distintos como refugio de valor. No cabe duda que desde los albores de los tiempos, el oro se ha utilizado como reserva de valor debido a su escasez y su imposibilidad de ser reproducido. Y también a su estabilidad de valor. Desde sus orígenes hasta hoy, más o menos las mismas mercancías se podían comprar con la misma cantidad de oro. Contra las fluctuaciones del mercado, contra la volatilidad, el oro siempre mantiene cierta estabilidad.
Bitcoin tiene otro carácter, tiene otra esencia. Es una reserva de valor y protege tecnológicamente tus fondos porque nadie puede acceder a ellos sin tu participación. Esta protección lo convierte en un asset muy atractivo.
Por otro lado, su valor hasta hoy ha estado en continuo crecimiento y las previsiones siguen proyectándolo hacia un aumento de valor sistemático. Se esperan 21 millones de bitcoins y cada vez habrá menos disponibles en el mercado. Es muy probable que el precio responda a la creciente confianza en un sistema infranqueable y se revalorice por su escasez.
Bitcoin ha nacido y está creciendo por razones muy concretas. El pueblo crypto sigue trabajando en la construcción del nuevo mundo digital, basado en la blockchain y en todas sus alegorías tecnológicas.
Su recorrido está influenciado por el contexto, el flujo de acontecimientos mundiales de estricta actualidad, también influye la entrada de los inversores institucionales y su precio está manipulado por ballenas, especuladores de gran envergadura.
Pero no hay que olvidar que bitcoin tiene su recorrido e idiosincrasia independientes. Su existencia depende de un proyecto global y el apoyo a esta divisa crece desde 2009 gracias a su propuesta tecnológica, que ha cambiado la manera de creer en la organización colectiva.
El gran invierno o el momento bullish propiciado por los halving son fases que representan una especie de respiración, una dinámica propia en el ciclo de esta cryptomoneda. Hechos de actualidad como la guerra en Ucrania, por ejemplo, seguramente influyen, pero su recorrido macro sigue adelante. Su proyecto colectivo hasta hoy no ha parado, ni cuando en ocasión de la caída histórica de 2017-2018 muchos repetían el famoso y erróneo “It’s going to zero!”.
Si se cumplen las predicciones de gran revalorización en el tiempo por cada bitcoin, comprarlo ahora sería una buena compra, o incluso podría llegar a representar una ganga.
Esta es la gran diferencia entre el oro y el bitcoin
Todo el mundo ha querido siempre el oro por su estabilidad. Pero nadie prevé una apreciación del oro consistente. Y el mercado del oro también vive sus presuntas manipulaciones. Un detalle que llama la atención es que tanto el oro como la plata no son fáciles de comprar en este momento en su estado físico.
A pesar de su escasez, el precio de estos metales se mantiene extrañamente bajo. A estos argumentos se suma uno irrefutable. Incluso si el precio del oro se derrumba, sigue siendo oro. Siglos de uso como depósito de valor no se borrarán con la llegada del bitcoin.
La cryptomoneda es una alternativa con excelentes perspectivas de crecimiento por su valor. Pero, con toda probabilidad, el oro siempre será un símbolo de estabilidad global.