Cada año, la humanidad agota antes los recursos que el planeta puede ofrecernos. El Día del Sobregiro de la Tierra de 2022 es el 28 de julio, lo cual quiere decir que a partir de este momento operamos con déficit ecológico. Es crítico preservar la seguridad de recursos y urgen soluciones que reduzcan la huella ambiental y frenen la sobreexplotación que el mundo está aplicando. La respuesta de Agbar va en esa dirección.
El 28 de julio es el día en el que el planeta ha agotado su producción de recursos naturales. Es el Día del Sobregiro de la Tierra o el Earth Overshoot Day. No es que sea un motivo para celebrar nada puesto que cada año el déficit ecológico va en aumento por la sobreexplotación de recursos para abastecer las diferentes necesidades mundiales.
Este año, la jornada se adelanta un día con respecto al año pasado y, visto en perspectiva, la gráfica no acompaña nada en las últimas cinco décadas. Los expertos se afanan en mandar señales de alerta a autoridades y empresas para buscar soluciones y poner remedios eficaces, con el objetivo de retrasar lo más posible la llegada del Earth Overshoot Day. Los principales desafíos se sitúan en la inseguridad alimentaria o una sequía acuciante, motivados por temperaturas inusualmente altas, es decir, el cambio climático. Pero el foco está puesto en muchos frentes.
Según Mathis Wackernagel, presidente de Global Footprint Network, organización quién se encarga de calcular cada año la fecha del Día del Sobregiro de la Tierra, “entre la pandemia, los patrones climáticos más salvajes y el resurgimiento o la intensificación de las guerras en varios continentes que conducen a una inseguridad alimentaria masiva, la importancia de fomentar la seguridad de los recursos propios para apoyar la prosperidad económica es cada vez más crítica para las ciudades, los países e incluso para las entidades empresariales”.
Earth Overshoot Day: consumo por encima de las posibilidades
Como quien gasta más de lo que ingresa, el resumen de este día es tan simple como el planeta está consumiendo por encima de sus posibilidades. A partir de este evento, la humanidad opera con un gasto de déficit ecológico porque se ha consumido todo lo que la Tierra es capaz de regenerar en todo un año.
Según los cálculos, los seres humanos consumimos como si tuviéramos 1,75 Tierras, es decir, empleamos un 74% más de lo que los ecosistemas pueden regenerar en la actualidad
Según los cálculos, los seres humanos consumimos como si tuviéramos 1,75 Tierras, es decir, empleamos un 74% más de lo que los ecosistemas pueden regenerar en la actualidad. Este es el mayor dato desde que el mundo entró por primera vez en déficit ecológico a principios de la década de los 70.
En esa época empezó a crecer la explotación de los recursos del planeta y hoy, con una población mucho más elevada y con unos efectos del cambio climático más acuciantes, la situación es ciertamente peligrosa para la salud económica y social.
Hablamos de agua, alimentos, madera, combustibles fósiles y otros tantos bienes que están sobre explotados y ante lo que cabe implantar soluciones de manera urgente. De manera individualizada están llegando remedios, pero la clave está en apostar con fuerza por un cambio de modelo económico global para abrazar la sostenibilidad y que considere cuáles son los límites de la Tierra.
El modelo Agbar y su gestión de los recursos
La buena noticia de este panorama es que la mentalidad innovadora y la tecnología han permitido desarrollar soluciones que ya están implantadas de forma exitosa en diferentes industrias y empresas. Agbar despunta como uno de esos ejemplos de alineamiento con el modelo de economía sostenible necesario para cuidar el planeta.
Desde su gestión del agua, ha avanzado para convertirse en un referente que mira muy de cerca por el cuidado de los recursos naturales y la salud ambiental de ciudades, entornos rurales e industrias. De la necesidad ha hecho virtud y su compromiso se traduce en un fiel seguimiento de la hoja de ruta de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. A nivel estratégico, Agbar trabaja activamente sobre cuatro ejes diferenciados:
Gracias a la estrategia de Agbar sobre la economía circular, la empresa ha valorizado el 71,2% de los residuos generados en las plantas depuradoras y el 48,8% de los generados en las potabilizadoras
El primer de ellos se basa en mitigar las causas que inciden sobre el cambio climático. En este eje, lleva muchos años tomando decisiones estratégicas con el objetivo de mejorar su huella ambiental en su operativa.
En este sentido, es habitual la compra de energía renovable con garantía de origen o el uso de medios de transporte cero emisiones. Además, desde sus propias actividades es capaz de generar energía limpia. Gracias a estas políticas, la reducción de su huella ambiental es palpable con el paso de los años. Solo en 2021, Agbar ha reducido un 26,5% de sus emisiones totales potenciales a la atmósfera.
Casi el 100% de la capacidad de compra de la compañía está cubierta con energía eléctrica verde, lo cual equivale al consumo de electricidad de aproximadamente 84.000 hogares. En cuanto a producción de renovable, en 2021 el grupo generó más de 90 GWh de energía eléctrica, cantidad que mayoritariamente procede del aprovechamiento del biogás (89%), si bien cabe contar la energía solar fotovoltaica (9%) y la que sale de las turbinas hidráulicas (2%).
Tras trabajar sobre las causas, Agbar también se enfoca en adaptarse a las consecuencias del cambio climático. En esta labor de adaptación al entorno, las tecnologías y la digitalización son las herramientas objeto de investigación e inversión de Agbar para hacer más resilientes a las ciudades.
La red Dinapsis, desarrollada por la propia empresa, es la encargada de desplegar soluciones transformadoras en el sector del agua. Sin duda, Agbar es un actor clave dentro de su ámbito en la transformación digital. La monitorización en tiempo real de acontecimientos, mapas predictivos, interconexiones y, en definitiva, la inteligencia artificial permiten dar una respuesta muy eficiente a episodios extremos en las ciudades, así como en la preservación de ecosistemas.
La apuesta por la economía circular resume los dos tipos de actuaciones anteriores, de acuerdo con el ejemplo más claro dentro del grupo: las biofactorías. Este modelo, con objetivo de residuo 0, transforma las tradicionales plantas de tratamiento de agua en infraestructuras verdes donde se regenera el agua se valorizan residuos para nuevos recursos y se producen energías renovables.
Es un claro ejemplo de economía circular que fomenta la transición de un modelo lineal, que sobreconsume los recursos, hacia uno que los recicla y los valoriza, y que además genera un impacto positivo sobre el entorno. La biofactoría Sur de Granada es, no en vano, una de las referencias de economía circular en Europa.
Gracias a su estrategia sobre la economía circular, la empresa ha valorizado en 2021 el 71,2% de los residuos generados en las plantas depuradoras y el 48,8% de los generados en las potabilizadoras. Es de suponer que paulatinamente esos porcentajes vayan en aumento con el paso del tiempo porque, claramente, es la línea a seguir en todas las infraestructuras de la organización. Además Agbar reutiliza 128 hectómetros cúbicos de agua regenerada, de los cuales más de la mitad se destinan a usos agrícolas.
La tendencia apunta a la economía circular como a la naturalización de las instalaciones, el otro eje destacado de la estrategia de Agbar. Desarrollar modelos respetuosos y responsables con el clima es la otra gran apuesta del grupo para favorecer infraestructuras verdes y una economía baja en carbono que ayude a preservar biodiversidad y ecosistemas.
Gracias a esta actividad, también llevada a cabo desde años atrás, se ha podido ejercer un mayor control de las especies invasoras, incorporar especies autóctonas a los entornos, crear refugios para aves e insectos polinizadores, hoteles de insectos y mariposas, muros vegetales, con el apoyo y colaboración de las administraciones publicas.
Con todo, Agbar puede presumir a día de hoy de tener casi todas sus instalaciones libres de fitosanitarios y de contar con un protocolo de actuación frente a especies invasoras.
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Cómo se calcula la fecha del Día del Sobregiro de la Tierra
Para determinar la fecha del Día del Sobregiro de la Tierra de cada año, Global Footprint Network calcula el número de días de ese año en que la biocapacidad de la Tierra es suficiente para cubrir la Huella Ecológica de la humanidad. El resto del año corresponde al rebasamiento global.
En concreto, se divide la biocapacidad del planeta (la cantidad de recursos ecológicos que la Tierra es capaz de generar ese año), por la Huella Ecológica de la humanidad (la demanda de la humanidad para ese año), y multiplicando por 365, el número de días de un año.
Las métricas de la Huella Ecológica global y la biocapacidad se calculan cada año en las Cuentas Nacionales de la Huella y la Biocapacidad, basadas en estadísticas de la ONU, y utilizan además datos recientes de varios fuentes adicionales, entre ellas el Proyecto Global de Carbono (GPC), una organización que busca cuantificar las emisiones globales de gases de efecto invernadero.