La exposición del economista y consultor estratégico, Daniel Rodríguez Asensio, deja en mal lugar a la UE y su estrategia en la energía. El experto explica su punto de vista sobre la crisis y las medidas que se están lanzando en Europa y España. A su juicio, nuestro país entrará en recesión a principios de 2023, aunque de forma moderada. Y mucho ojo con el sector bancario…
Parece que los gravámenes a energéticas y a la banca saldrán adelante, pese a la irracionalidad de la norma para muchos expertos. ¿Cuál es su valoración al respecto?
Yo creo que son gravámenes peligrosos. Alemania ha aprobado un plan de rescate de 67.000 millones de euros y ha tenido que nacionalizar su gasista Uniper. Finlandia también ha aprobado planes de rescate dotados con 10.000 millones de euros al sector energético y Suecia ha tomado medidas similares. Es decir, es un impuesto peligroso porque estos sectores están en riesgo.
Venimos diciendo, no solo nosotros, que el otoño puede ser duro. ¿Qué visión y qué previsiones nos puede dar para los próximos meses?
El otoño va a ser duro, pero la economía española no va a estar peor que en enero. Lo único que va a ocurrir es que vamos a conocer su estado real. Por ejemplo, la prima de riesgo, que ha estado artificialmente baja, va a subir en otoño, pero eso no significa que el riesgo país sea peor sino que efectivamente ya sabemos que hay riesgo. Las insolvencias se van a disparar, lo cual no quiere decir que estemos peor que enero, sino que se ha acabado la moratoria de los créditos. Y así un largo etcétera…
Mi escenario base es que España entrará en recesión a principios del año que viene. Será una recesión moderada combinada con una inflación del entorno del 8%»
Mi escenario base es que España entrará en recesión a principios del año que viene. Será una recesión moderada combinada con una inflación del entorno del 8%. Hay en el horizonte un riesgo muy importante, que es el de la crisis bancaria. Todavía no cristaliza ni hay elementos para pensar en ello, pero es un riesgo que no podemos obviar.
El empleo ha crecido con mayor intensidad que el PIB en España, pero hay muchas dudas de que siga esta dinámica a corto medio plazo. ¿Cree que la última reforma laboral será importante para soportar lo que se viene?
Yo es que creo que no ha habido reforma laboral, sino un pequeño maquillaje con mucha propaganda que, a su vez, ha permitido adornar las cifras del paro, sobre todo con las personas fijas discontinuas. Eurostat, que homogeneiza las cifras de todos los países, es claro sobre ello: en el segundo trimestre del año España ha sido el país que más empleo ha destruido de toda la Unión Europea.
Se vienen, entre otras cosas, muchas batallas entre sindicatos, empresarios y gobierno a cuenta de la negociación salarial. ¿Cuál debe ser, a su juicio, el punto de entendimiento?
Un punto en el que todos cedan. No puedes pedir a los sindicatos que cedan en materia de subida salarial, como tampoco a los empresarios que hagan un esfuerzo y que renuncien a sus beneficios si tú, Estado, no renuncias a los ingresos caídos del cielo, los famosos 22.000 millones de euros que se están recaudando de más como consecuencia de la inflación. Si nadie cede no sería una negociación, sino una imposición.
Estamos en una época muy intensa en cuanto a intervencionismo en aspectos de diversa índole. ¿Es una deriva peligrosa para la economía o peligrosamente necesaria?
Es mucho más peligroso el intervencionismo y la actitud totalitaria del Gobierno de España, yendo en dirección contraria en materia económica. Es peligroso que los potenciales inversores dejen de ver a España como un país donde hay seguridad jurídica, el reparto de poderes funciona y donde hay estabilidad.
Es un sinsentido estar comprando gas y petróleo a Estados Unidos, que lo extrae por el fracking, a precios estratosféricos mientras lo estamos perdiendo aquí»
Ejemplos de inseguridad jurídica son los más de 120 decretos leyes de Sánchez, el control de precios o la falta de medidas acordadas con los agentes sociales y con el principal partido de la oposición.
Crisis energética en Europa
Ahora mismo, ¿cuál es la alternativa real a un corte total del suministro de gas ruso?
La única alternativa que hay pasa por dos vías. La primera de ellas es explorar la capacidad de autoabastecimiento a través del fracking y las energías nucleares. Es un sinsentido estar comprando gas y petróleo a Estados Unidos, que lo extrae por el fracking, a precios estratosféricos mientras lo estamos perdiendo aquí.
En segundo lugar, hay que diversificar las fuentes de suministro, garantizar los contratos en el medio y largo plazo y también hay que profundizar sobre las interconexiones a nivel europeo. España no tiene un gran riesgo a nivel de suministro, pero Alemania sí. El verdadero reto es que ese riesgo se reduzca a nivel continental.
Lo que usted plantea exige mucho tiempo y saltarse directivas de sostenibilidad y cambio climático…
Es que estamos en este punto porque Europa (y España) ha tenido una política energética equivocada durante décadas. El mejor momento para abordar lo que yo propongo habría sido en 2007-2008, cuando estuvo sobre la mesa el debate sobre el fracking.
Ahora estamos donde estamos, pero el segundo mejor momento creo que es este, de modo que dentro de unos años se pueda implementar. Sino seguiremos teniendo el mismo problema en 10 años.
El Banco Central Europeo prosigue con su escalada de tipos. ¿Hasta dónde cree que seguirá este camino y hasta qué punto es necesaria esta medida?
Para mí es imprescindible la subida de tipos, el problema del BCE es que va tarde, va por detrás de la curva, por detrás de la Reserva Federal y añade mucha incertidumbre porque no tiene un calendario de comunicación claro.
En cuanto hasta dónde van a llegar las subidas, eso es imprevisible. La única referencia que tenemos es el 4% de la Reserva Federal para 2023 y como nosotros vamos por detrás es previsible que tengamos que superar esos niveles para contener la inflación y reducir la sangría que está sufriendo el euro con respecto al dólar.
Nos venden que Europa estará más unida que nunca para combatir la guerra y sus efectos económicos. ¿Cree que esta crisis está volviendo a poner en liza la debilidad del modelo europeísta?
Todavía no, pero podría ser. Sobre todo si la crisis bancaria explota. En ese caso, Europa tendrá un serio problema.
El principal motivo de endeudamiento en nuestro país es la compra de una casa. ¿Los bancos se enfrentan a un buen problema por el alto número de hipotecas de tipo variable?
Es un problema al que se enfrentan los bancos y las familias. La irracionalidad monetaria durante los últimos años lleva a cuestiones como esta. El problema no es que suban los tipos de interés, sino que alguien se haya endeudado al límite con los tipos anteriores históricamente bajos, lo cual es una anomalía desde todos los puntos de vista.
En relación al mercado y los inversores, ¿cuál sería su apuesta personal?
Creo que la renta variable va a seguir cayendo y no veo ninguna razón para que cambie de tendencia. La burbuja del mercado de bonos va a seguir desinflándose y, por tanto, pienso que es momento de apostar por activos refugio y de pensar en el largo plazo.
Ya por último, queríamos preguntarle acerca de la supresión del impuesto de Patrimonio que plantea Andalucía y el debate que ha generado. Este tipo de medidas se están convirtiendo en más ideológicas o electoralistas que otra cosa…
Desafortunadamente sí. El de Patrimonio es un impuesto que no existe prácticamente en ningún lugar de Europa y donde está implantado es mucho más bajo que en España. Es un impuesto profundamente injusto. Para hacernos una idea, este gravamen se crea en 1977 de forma transitoria y con él seguimos en 2022.
Yo lo que veo es que el sistema fiscal español no está hecho para garantizar la equidad y redistribuir las rentas, sino para recaudar, lo cual es un error de fondo porque el sector público nunca va a ser causa del crecimiento económico y sí consecuencia.
Primero están el crecimiento y la generación de riqueza y después la recaudación pública y el estado de bienestar. Cambiar el orden de los factores es peligroso porque nos lleva a regímenes totalitarios.