Al maestro, Juan Velarde

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Recuerdo allá por el año 2000 cuando como estudiante de periodismo asistí al Casino de Madrid a una conferencia de Juan Velarde por recomendación de mi profesor de Historia, el catedrático Mario Hernández Sánchez-Barba (1925-2021).  Poco amigo de la economía y, por supuesto carente de conocimientos, me dirigía a una charla poco ilusionante para mí, aunque pronto me di cuenta de que el ponente era especial, de esos que te marcan y dejan huella. Escuché atentamente el discurso de un tipo al que yo desconocía y a la primera de cambio me impresionó su capacidad dialéctica, las conexiones que hacía con la historia y la realidad económica del momento. Una cabeza privilegiada que funcionaba con precisión de reloj suizo.

Poco a poco le fue cogiendo el gusto a la economía, se puede decir que Don Juan Velarde me despertó esa curiosidad que debe tener un periodista de picotear allí donde no se te espera. Al poco tiempo de la charla en el Casino, observé que el apellido Velarde estaba al lado de títulos ilustres y reconocimientos de esos que solo aspiran unos pocos. El economista había recibido el Premio Nacional de Literatura de Ensayo, el Rey Jaime I a la Economía o el Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, entre otros muchos méritos. Con el debido respeto, Juan, prefiero no extenderme aquí, porque sino se haría muy largo.

XXXI Premio Internacional Menendez Pelayo
SANTANDER. 13/09/2017.- El político y diplomático, Marcelino Oreja Aguirre; El rector de la UIMP, César Nombela tras la entrega el XXXI Premio Internacional Menéndez Pelayo al economista y catedrático, Juan Velarde, el rector de la UC, Ángel Pazos, el presidente de Viesgo, Miguel Antoñanzas y el director del Instituto Cervantes, Juan Manuel Bonet (i a d) tras el acto oficial de clausura de los Cursos Avanzados de la UIMP 2017. Foto Esteban Cobo.

Juan Velarde, gran colaborador de Directivos y Empresas

Al poco de terminar la licenciatura de Periodismo, el desino me llevó a escribir para la revista Directivos y Empresas, en donde Juan Velarde dedicaba cada mes unos minutos de su pensamiento para escribir una tribuna (aquí un ejemplo). Tribunas que me recordaban a sus discursos, pensamientos que entrelazaba a la perfección con realidades históricas, relatos que inspiraban y que llegaban sí o sí a las altas esferas.

Velarde era un habitual de los medios de comunicación porque todos querían contar con él, con su maestría interpretativa y, sobre todo, con su honradez. El maestro de tantos y tantos discípulos se nos ha ido en estos días a los 95 años de edad tras una obra prolífica en las disciplinas de la Historia y el Pensamiento Económico. Artículos y publicaciones de todo tipo que requerirían una biblioteca para su archivo.

Un visionario que ha tenido un enorme calado en los principios de la organización social del sistema económico. Fiel defensor del libre mercado y de la empresa. De aspecto bonachón y humilde y con una extraordinaria calidad humana. Colaborador eterno de esta publicación y, quizás, una de las razones por las que está hoy aquí el que escribe estas líneas. Uno siente que ha aprendido mucho en estos años, pero aún sigue a años luz de todo lo que sabía Don Juan. Es por ello que recuerdo tan bien aquella conferencia y lo pequeños que nos sentimos cuando nos sentamos a oír a maestros como Velarde.

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