Turquía se encuentra inmersa en un proceso electoral, cuyos resultados iniciales han abierto la puerta a una segunda votación, prevista para el día 28 de mayo, justamente el mismo domingo electoral en España a nivel autonómico y municipal.
Lo cierto es que Turquía es un mercado estratégico para España y, por tanto, toca mirar hacia aquel país para analizar el escenario que se dibujará tras la cita en las urnas. Para empezar, hay que destacar la presencia allí de un total de 73 empresas españolas, algunas de ellas de mucho nombre, como es el caso de BBVA, MAPFRE, Grupo Antolín, Gestamp o Ficosa.
Eduardo Irastorza, profesor de entorno global en OBS Business School, señala que actualmente la situación en Turquía es incierta y preocupante para todas las entidades españolas allí establecidas. De hecho, el profesor afirma con seguridad que “estas empresas están ya preparando planes de contingencia para los diferentes escenarios que se puedan presentar después de la segunda ronda del 28 de mayo”.
Turquía: geopolítica y económica
A nivel económico, una de las razones sobre la inseguridad que pesa sobre Turquía se debe a la depreciación de la lira y la desaceleración del país otomano en el último semestre. Desde la I Guerra Mundial, “Turquía era considerado el enfermo crónico de Europa, pero está remontando”, admite el experto.
Irastroza también se refiere a la figura de su hasta ahora presidente (está pendiente de su reelección), Erdogan, quien aspira a recuperar la gloria del imperio otomano desde un discurso bastante populista. Sin embargo, la posición geográfica de Turquía es privilegiada y este factor juega muy a su favor. “Se trata de una potencia militar rodeada de estados fallidos, desde Siria hasta el inexistente Kurdistán, y por tanto supone un factor de estabilidad en una zona que está convulsa”, sostiene Irastroza.
Su rol en la guerra en Ucrania
Por otro lado, Turquía este desempañando un papel importante en la guerra de Ucrania, ya que el país es, al mismo tiempo, socio de la OTAN y amigo y rival de Rusia. Esta ambigüedad también genera confusión, aunque lo que parece claro es que se postula como un aliado imprescindible para Estados Unidos. Según el portavoz de OBS, Norteamérica necesita desesperadamente tener bases en este país para dar cobertura a Ucrania. “Eso es una garantía de que, cuando menos, la comunidad occidental se va a poner de perfil a la hora de criticar a Erdogan y sus decisiones consideradas a veces poco ortodoxas, y más cuando está jugando una política exterior sin precedentes en las últimas décadas que es muy bien acogida por los países occidentales”, razona el docente.
¿Qué esperar tras las elecciones?
Llegados a este punto, hay que esperar el resultado que obtenga Erdogan y la oposición para conocer a la Turquía que se avecina. Irastroza prevé una victoria del actual presidente y eso sería, desde el punto de vista pragmático y de interés de estado, y más allá de “su respeto por los derechos humanos del pueblo kurdo” o su postura diletante en política exterior, mucho más seguro para la comunidad occidental.
Para el profesor es mejor que las cosas sigan como estaban a encontrarnos con una situación aún más incierta para Turquía. De hecho, el docente concluye que “las empresas españolas no verían con malos ojos que las cosas continúen como están”.