El tórax excavado, también conocido como pectus excavatum o pecho hundido, es una deformidad del tórax caracterizada por una concavidad anormal en la parte frontal del pecho. En esta condición, el esternón y las costillas se hunden hacia adentro, creando una depresión en el área del pecho. Esta deformidad puede variar en gravedad, desde casos leves hasta formas más pronunciadas.
El pectus excavatum es una anomalía congénita, lo que significa que está presente desde el nacimiento. Aunque la causa exacta no siempre es clara, se cree que puede deberse a factores genéticos. En algunos casos, el tórax excavado puede empeorar durante la adolescencia, especialmente durante períodos de rápido crecimiento.
La condición puede ser benigna y no causar problemas significativos en algunas personas. Sin embargo, en casos más severos, el pectus excavatum puede afectar la función pulmonar y cardiovascular, ya que puede comprimir los pulmones y el corazón. Además, puede tener un impacto en la autoestima y la imagen corporal, especialmente durante la adolescencia.
El doctor Régulo Ávila, líder de la Unidad de Cirugía Torácica mínimamente invasiva del Hospital Ruber Internacional, explica que en España esta patología afecta a aproximadamente 1 de cada 300-400 personas y 1 de cada 1.000 nacimientos vivos. Este trastorno tiende a agravarse durante los períodos de rápido crecimiento en la adolescencia y se caracteriza por una retracción del esternón y las costillas debido a un crecimiento anormal del cartílago costal.
Técnicas y tratamientos para abordar el pecho hundido
Además del aspecto estético, la afectación funcional respiratoria es un criterio importante para evaluar la necesidad de tratamiento quirúrgico. Una vez tomada la decisión, existen dos técnicas tradicionales para abordar esta afección: el procedimiento abierto o Ravitch modificado, que implica la resección de cartílagos costales y la corrección del esternón; y el procedimiento de Nuss, que utiliza una barra retroesternal para modificar la arquitectura del tórax.
El enfoque del equipo de cirugía del Hospital Ruber Internacional se basa en una técnica innovadora que implica la colocación de una prótesis retropectoral personalizada. Se realiza un TAC torácico para visualizar y reconstruir el defecto del tórax, diseñando así una prótesis en 3D adaptada a las características individuales de cada paciente. Esta técnica está indicada específicamente para aquellos pacientes sin afectación funcional respiratoria.
En cuanto al postoperatorio, el paciente recibe el alta aproximadamente 24 horas después de la intervención, lleva un vendaje en la zona durante dos semanas y experimenta un periodo de recuperación analgésica menos doloroso en comparación con otros procedimientos.
