Hoy es el Día Mundial de la Encefalitis, una jornada destinada a educar y concienciar a las personas sobre esta enfermedad, sus causas, métodos de prevención y tratamientos más efectivos.
¿Qué es la encefalitis?
La encefalitis es una afección que puede afectar a personas de todas las edades y puede ser desencadenada por diversos agentes, como virus, bacterias o incluso reacciones autoinmunes. Sin embargo, en aproximadamente la mitad de los casos, aún no se ha identificado una causa clara de la enfermedad.
Según la doctora Rebeca Fernández, del servicio de Neurología del Hospital Universitario La Luz de Madrid, los síntomas característicos de la encefalitis incluyen fiebre, cambios en el nivel de conciencia, convulsiones y diversos déficits neurológicos que dependen de las áreas del cerebro afectadas (como problemas del habla, parálisis o alteraciones visuales). La detección temprana y la intervención rápida son fundamentales, ya que la encefalitis puede representar un riesgo vital.
Diferencias entre la encefalitis y la meningitis
Es importante distinguir entre la meningitis y la encefalitis: mientras que la meningitis es una inflamación de las membranas que rodean el cerebro, la encefalitis implica una inflamación del tejido cerebral. Sin embargo, es posible que una meningitis no tratada conduzca a una meningoencefalitis. La Dra. Fernández señala en el Día Mundial de la Encefalitis, que la incidencia de encefalitis no es baja, aunque puede estar infradiagnosticada debido a su difícil identificación. En Estados Unidos, por ejemplo, se estima que hay entre 150 y más de 4.000 casos por año, principalmente en niños.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico y el tratamiento tempranos son cruciales en el manejo de la encefalitis. Según la doctora, en la mayoría de los casos identificados, la causa más común son las infecciones virales esporádicas, seguidas de infecciones autoinmunes y, en ocasiones, síntomas de enfermedades oncológicas.
El diagnóstico se basa en la evaluación clínica y en la realización de pruebas complementarias, como resonancias magnéticas, electroencefalogramas, análisis de líquido cefalorraquídeo y otras pruebas de laboratorio. En algunos casos, puede ser necesario realizar una biopsia cerebral para identificar la causa subyacente.
En alrededor del 20% de los pacientes, pueden aparecer secuelas como deterioro mental, cambios en la personalidad y alteraciones motoras. Por lo tanto, un diagnóstico rápido y un tratamiento oportuno son fundamentales para minimizar estas secuelas. El tratamiento puede incluir antivirales, medidas de soporte intensivo y terapias físicas, ocupacionales y del habla durante la fase de recuperación.
“Nuestro cerebro es un órgano que está especialmente protegido tanto por estructuras anatómicas (meninges) como por otras barreras (barrera hematoencefalica) contando con células de defensa propias denominadas microglía. No obstante, y como cualquier otra parte del cuerpo es susceptible de ser ‘invadido’ por un virus o por una bacteria, dando lugar a una inflamación, más conocida como ‘encefalitis» afirma la Dra. Rebeca Fernández.