Este sábado se conmemora el Día Internacional de los Tumores Cerebrales, una jornada dedicada a sensibilizar a la población sobre las causas, riesgos y tratamientos de estos tumores, así como a ofrecer apoyo y solidaridad a los pacientes y sus familias.
Aprovechando esta jornada, en este post damos a conocer los grandes avances que se han producido recientemente en esta patología desde el punto de vista del diagnóstico y tratamiento. Para ello, contamos con la opinión y experiencia de una oncóloga del Hospital Universitario La Luz de Madrid.
La incidencia de los tumores cerebrales
Los tumores cerebrales son una de las neoplasias sólidas más comunes en adolescentes y adultos jóvenes, siendo los gliomas de bajo grado los más frecuentes en estas edades. A partir de los 60 años, el glioblastoma multiforme, un tumor cerebral de alto grado, se convierte en el más común, aunque también puede aparecer en personas más jóvenes, aunque con menos frecuencia. Así lo afirma la doctora Sara Cristina González, del servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Luz de Madrid.
Según la especialista, el diagnóstico y tratamiento de los tumores cerebrales han representado tradicionalmente un desafío significativo para la medicina, especialmente debido a su localización en el cerebro, lo que dificulta el tratamiento local por el riesgo de generar secuelas neurológicas. Además, la barrera hematoencefálica, que protege el cerebro de sustancias tóxicas, impide que muchos fármacos de quimioterapia lleguen al sistema nervioso central.
«La baja incidencia de estos tumores también complica el avance en la investigación, ya que para obtener conclusiones científicamente fiables se necesita un volumen significativo de pacientes en ensayos clínicos», subraya la Dra. González.
Hasta la fecha, el tratamiento estándar para los tumores cerebrales, siempre que sea posible, es la cirugía realizada por un neurocirujano, seguida de radioterapia en el área quirúrgica, lo que ha demostrado reducir el riesgo de progresión local a medio plazo. Dependiendo del tipo de glioma (alto o bajo grado, o con ciertas alteraciones moleculares), se decidirá si es necesario continuar con quimioterapia posterior o simultánea a la radioterapia. Uno de los fármacos más utilizados es la temozolomida, aunque también se emplean otros esquemas como el PCV (procarbacina-lomustina-vincristina).
La personalización: la novedad para tratar los tumores cerebrales
Respecto a las últimas innovaciones, la oncóloga habla de novedades que apuntan a terapias personalizadas para el tratamiento de los tumores cerebrales. Tomando como punto de partida las mejoras en el diagnóstico gracias a la secuenciación genética de los tumores mediante plataformas NGS (Next Generation Sequencing), González explica que este análisis permite conocer el perfil genético del tumor e identificar mutaciones.
A partir de este punto, es posible diseñar tratamientos dirigidos como en el caso de la mutación BRAF. «Esta tecnología también nos ayuda a distinguir y clasificar correctamente los tumores en casos de difícil diagnóstico anatomopatológico. Sin duda, la implementación del NGS en estos tumores ha llegado para quedarse y mejorar todos los aspectos del diagnóstico, tratamiento e investigación», afirma la experta.
La innovación en terapias se traduce en el desarrollo de ensayos clínicos innovadores en hospitales de vanguardia que incluyen inmunoterapia, vacunas de ARN e incluso la novedosa terapia con células CAR-T. Esta terapia consiste en extraer linfocitos del paciente, entrenarlos en el laboratorio mediante ingeniería genética para que reconozcan los antígenos del tumor y luego reinfundirlos en el paciente para que estas células ataquen el tumor y logren una respuesta efectiva, concluye la Dra. González