Estudios, sociedades médicas de relevancia mundial y la FDA americana otorgan validez a la neuromodulación cerebral no invasiva como una técnica para el tratamiento de multitud de enfermedades neurológicas y trastornos psiquiátricos y sistémicos. Ahora bien, ¿en qué consiste este procedimiento y qué aportaciones tiene para los pacientes.
Desde el centro Olympia Quirónsalud tienen todas las respuestas, ya que este espacio madrileño se encuentra a la vanguardia de esta área de la medicina con una unidad especializada dirigida por los neurólogos Vanesa Pytel Córdoba y Rafael Arroyo González. Según la experiencia de este servicio, este tipo de tratamientos pueden mejorar notablemente la calidad de vida de pacientes como con síndromes depresivos, migrañas, déficits cognitivos y de atención, fibromialgia, Enfermedad de Parkinson, síndrome de Tourette, dolor neuropático, adicciones, esquizofrenia, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y otras patologías psiquiátricas, neurológicas y relacionadas con el dolor crónico.
“Este avance tecnológico representa un hito importante en el campo de la neurociencia y ofrece esperanza a pacientes con una variedad de trastornos neurológicos, psiquiátricos y sistémicos”, destaca la Dra. Vanesa Pytel.
No obstante, hay otro tipo de pacientes que también pueden ser beneficiados por la neuromodulación cerebral no invasiva. El trabajo realizado en Olympia ha demostrado que la aplicación de este tratamiento puede mejorar el rendimiento en deportistas, así como los procesos de rehabilitación. Para lograr este objetivo, el trabajo multidisciplinar es clave. No en vano, la Unidad de este centro colabora estrechamente con especialistas en psicología clínica y de alto rendimiento, unidad del dolor, medicina del sueño, unidad de longevidad, recuperación de lesiones, traumatología, medicina del deporte y fisioterapia del centro médico-quirúrgico, entre otros.
Las técnicas y el proceso de la neuromodulación cerebral no invasiva
Para explicar en qué consiste esta innovadora terapia, es importante destacar que la neuromodulación no invasiva utiliza técnicas para modular el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) y periférico (nervios). “Estas técnicas modifican la actividad cerebral y pueden generar neuroplasticidad. Incluso, mediante diferentes protocolos, tienen el potencial de producir cambios funcionales y anatómicos”, explica la Dra. Pytel.
Entre las técnicas se encuentran el neurofeedback, que mejora la función cerebral sin fármacos, la estimulación magnética transcraneal (TMS) y la terapia transcraneal con corriente directa (TDCS). Estas, combinadas con fisioterapia, logopedia, neuropsicología y farmacología, logran mejores resultados en el tratamiento de diversas enfermedades neurológicas, psiquiátricas o sistémicas y potencian la neuroplasticidad, indica la Dra. Pytel.
Además, dentro de la amplia gama de dispositivos neuromoduladores no invasivos, se incluyen la estimulación por corriente directa transcraneal y la estimulación magnética transcraneal. “Estos procedimientos no requieren cirugía, lo que los convierte en una opción atractiva para pacientes que buscan alternativas a los enfoques tradicionales”, subraya la neurocientífica.
La personalización, clave en cada tratamiento
Para lograr los mejores resultados, la doctora incide en el aspecto de la personalización en el uso de todas las herramientas que de la neuromodulación. «Es necesario utilizar todas las herramientas posibles para personalizar y optimizar el protocolo a utilizar (neuroimágenes, técnicas neurofisiológicas, etc.), obteniendo mejores resultados y ajustando la implementación y respuesta a las necesidades de cada persona. La combinación de técnicas clínicas, farmacológicas, de neuromodulación, rehabilitación y entrenamiento ofrece mejores resultados, como demuestran numerosos estudios científicos, permitiendo ajustar dosis de tratamiento, reducir efectos adversos y obtener mayores beneficios”, concluye la experta.
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