El próximo domingo 29 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Corazón, una jornada destinada a sensibilizar sobre la importancia de la salud cardiovascular. Las enfermedades del corazón, como el infarto, el ictus o la arteriopatía periférica, representan la principal causa de muerte en el mundo. Por ello, resulta fundamental reforzar los esfuerzos en su prevención, diagnóstico temprano, tratamiento y recuperación.
Según la Dra. Esther Merino Lanza, cardióloga especializada en prevención cardiovascular de Olympia Quirónsalud, estas enfermedades cardiovasculares se desarrollan de manera silenciosa y progresiva a lo largo de la vida, iniciándose en la juventud temprana y manifestándose clínicamente en edades medias.
Factores de riesgo y su impacto en la salud cardiovascular
La Dra. Merino advierte que la aparición de estas patologías está relacionada con factores de riesgo cardiovascular que son muy comunes en la población y que, en un alto porcentaje, están mal controlados. No solo se trata de factores clásicos como la hipertensión arterial, la diabetes, la dislipemia (colesterol alto) y el tabaquismo, sino que hay otros factores que también pueden modificar el riesgo.
Estos factores adicionales incluyen antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular precoz, salud mental, peso y composición corporal, dieta, nivel de ejercicio, fragilidad física, contaminación ambiental, nivel socioeconómico, calcificación coronaria y resultados de estudios vasculares (como eco-doppler de troncos supraórticos, rigidez arterial e índice tobillo/brazo). A esto se suman también biomarcadores analíticos y estudios genéticos, como el análisis de lipoproteína a y proteína C reactiva ultrasensible.
Comorbilidades que afectan a la salud cardiovascular
Además de los factores de riesgo, existen comorbilidades que influyen significativamente en el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares. Entre estas condiciones se encuentran la fibrilación auricular, la insuficiencia cardiaca, la insuficiencia renal, el cáncer y sus tratamientos, así como enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide. Infecciones como el VIH, la gripe y la periodontitis, así como trastornos metabólicos como la esteatosis hepática no alcohólica, también son factores importantes.
Hay ciertas comorbilidades que afectan de manera diferente a hombres y mujeres. Por ejemplo, en mujeres, los factores de riesgo específicos incluyen síndrome de ovario poliquístico, aborto (muerte fetal), trastornos hipertensivos durante la gestación (como preeclampsia o eclampsia), diabetes gestacional, parto prematuro y menopausia precoz. Por otro lado, en hombres, la disfunción eréctil es un factor de riesgo importante.
La importancia de una atención personalizada
La Dra. Merino resalta la importancia de una atención personalizada que incluya la evaluación de factores de riesgo clásicos, factores modificadores y comorbilidades. Este enfoque permite valorar con precisión el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular y, por lo tanto, diseñar estrategias de prevención efectivas.
“Una valoración personalizada del riesgo de enfermedad cardiovascular permite la adopción de medidas como cambios en el estilo de vida y la optimización del tratamiento, lo que puede reducir hasta en un 80% los casos de enfermedad cardiovascular”, explica la Dra. Merino. Además, el diagnóstico precoz de enfermedades cardiovasculares facilita la implementación temprana de medidas de prevención secundaria, como programas de rehabilitación cardíaca y seguimiento especializado, lo que disminuye la incidencia de recaídas, hospitalizaciones y mortalidad por problemas cardiovasculares.
Recomendaciones para la prevención de enfermedades cardiovasculares
El Centro Integral de Prevención, Tratamiento y Recuperación de Enfermedad Cardiovascular de Olympia Quirónsalud tiene como objetivo reducir la carga global de estas patologías, siguiendo las recomendaciones generales de la Dra. Merino. Algunas de las claves para la prevención son:
- No fumar: Evitar el tabaquismo es esencial para mantener una buena salud cardiovascular.
- Seguir una dieta mediterránea: Rica en frutas, verduras, cereales integrales, pescados y aceite de oliva, y baja en grasas saturadas.
- Mantener un peso adecuado: El normopeso es un factor protector frente a las enfermedades cardiovasculares.
- Ejercicio regular: Al menos 3 horas a la semana de ejercicio aeróbico moderado y 2 días de entrenamiento de fuerza son recomendables.
- Cuidar la salud mental y el sueño: Mantener una buena salud mental y dormir al menos 6 horas diarias.
- Controlar la tensión arterial: Realizar un chequeo anual de la tensión arterial para mantenerla por debajo de los valores de 140/90 mmHg.
- Analítica anual: Controlar los niveles de glucosa y perfil lipídico, manteniendo el colesterol LDL por debajo de 116 mg/dl.
La importancia del diagnóstico precoz
Una de las recomendaciones más destacadas de la Dra. Merino es la detección precoz de la enfermedad cardiovascular. Un diagnóstico temprano permite la adopción rápida de medidas de prevención secundaria, que incluyen cambios en el estilo de vida y el tratamiento médico. Estas intervenciones pueden reducir significativamente el riesgo de recaídas y mejorar la calidad de vida del paciente.
“Contamos con muchos datos cognitivos y de conducta que, sumados a la información obtenida a través de pruebas de neuroimagen y biomarcadores, nos ayudan a prever el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares”, concluye la Dra. Merino.
En resumen, la prevención cardiovascular es clave para reducir la carga de las enfermedades cardiovasculares. Seguir las recomendaciones mencionadas y realizar chequeos periódicos puede contribuir significativamente a mantener una buena salud cardiovascular y reducir los riesgos asociados.