Agilidad y datos, dos pilares fundamentales para las empresas de hoy.
Los datos siguen siendo la clave de los negocios modernos, y lo serán por un buen periodo de tiempo, pero la agilidad es la clave en estos momentos.
La agilidad se está instaurando en el epicentro de las empresas y se está convirtiendo rápidamente en la heredera al trono.
La gran pregunta es: cuando se trata de agilidad, ¿los directivos y los empleados la entienden de la misma forma?
Sin duda, todos estamos de acuerdo que el aumento de la productividad gracias a la implementación de tecnología inteligente en el entorno de trabajo es esencial para prosperar como empresa. Pero directivos y empleados a menudo discrepan cuando se trata de implementar realmente esta tecnología. Las actitudes que aparentemente comparten en la teoría no siempre coinciden en la práctica.
El último informe realizado por Ricoh revela que la mayoría de los directivos de pymes españolas (90,8%) afirma estar centrados en la mejora de la agilidad empresarial. Pero más de la mitad (55%) de los responsables de la toma de decisiones se quejan de que, cuando se introducen estas nuevas tecnologías, los trabajadores responden de forma negativa.
Y este último dato disuade en gran medida a estos líderes empresariales, directivos, a la hora de implantar estas nuevas prácticas.
Viendo los resultados de la investigación, encontramos datos contradictorios. Los empleados comentan que quieren la última tecnología, pero luego se quejan cuando esta se introduce.
Sin embargo, podría haber una explicación simple a este hecho. Y es que los directivos y los empleados no están de acuerdo en qué tipos de tecnología deben priorizarse dentro del entorno de trabajo.
Los líderes empresariales comentan que se centran en herramientas prácticas como la gestión documental y las soluciones de videoconferencia, ya que creen que estas implantaciones tendrán un mayor impacto inmediato dentro de su organización.
Los trabajadores, por su parte, se entusiasman más con la tecnología futurista como los asistentes de Inteligencia Artificial. Esto se debe en gran parte a la exposición que tienen a la tecnología de consumo, mediante los smartphones y dispositivos electrónicos del hogar.
Los directivos tienen razón al centrarse en el ROI inmediato de las nuevas tecnologías, pero a la vez, deben hacer más para cubrir las expectativas dentro de sus organizaciones. Sin la aceptación por parte de aquellos que realmente usarán la tecnología, el retorno será limitado.
Afortunadamente, se están haciendo progresos. El informe de Ricoh revela que el 31% considera que utilizar tecnologías desactualizadas es el principal factor que frena el negocio. De hecho, el 60% de las pymes españolas ya están aplicando soluciones digitales que les permiten avanzar en el camino de la transformación digital, como el Big Data.
[blockquote style=»2″] El 60% de las pymes españolas ya están aplicando soluciones digitales que les permiten avanzar en el camino de la transformación digital [/blockquote]
El cambio cultural necesario
Para mejorar la productividad y la agilidad de sus negocios, los líderes empresariales deben comunicar mejor a sus empleados los beneficios y el impacto de las nuevas tecnologías.
Deben gestionar las expectativas y ayudar a los empleados a entender qué tecnologías implantarán en el futuro y por qué han sido seleccionadas.
Así pues, el despliegue de tecnología inteligente no es suficiente para garantizar la agilidad de los negocios.
Los líderes tienen que mirar más allá de la tecnología y fomentar una cultura abierta que anime a los empleados a contribuir con sus ideas en la toma de decisiones y asumir riesgos en cierta medida.
La habilidad en la toma de decisiones junto a una rápida capacidad de ejecución son aspectos esenciales dentro de una empresa.
[blockquote style=»2″]La habilidad en la toma de decisiones junto a una rápida capacidad de ejecución son aspectos esenciales dentro de una empresa [/blockquote]
Es alentador que los líderes de las pymes españolas reconozcan claramente cómo la inversión en entornos de trabajo digitales constituye la base hacia una agilidad empresarial rentable. Sin embargo, deben tener en cuenta también que la agilidad empresarial es un proceso constante de interacción y colaboración por lo que, sin una inversión similar en una cultura de agilidad, estos negocios no verán crecer su ROI.
Para lograr esta agilidad, las empresas deben llevar a cabo una revisión de 360 grados de todo su negocio. Mediante esta acción podrán ver cómo los diferentes procesos, la cultura y la tecnología benefician activamente a la organización y dónde se pueden realizar cambios para optimizar su productividad y agilidad.
Las organizaciones tienen que cambiar su estructura de manera integral para cosechar los beneficios reales de la agilidad ya que, después de todo, un negocio sólo puede avanzar al ritmo de su parte más lenta.