Apuestas a la baja por el coche eléctrico

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Solo el 14% de las empresas reconoce que podría dar uso al vehículo eléctrico en sus operaciones. Los planes públicos y subvenciones no terminan de cuajar. La crisis tampoco ayuda, si bien España e Italia son los que más están respondiendo a las ayudas de los gobiernos.

El vehículo eléctrico no termina de despegar y las dudas ya envuelven a todo un sector que ya ve incierto el futuro de este tipo de automóviles. En un estudio promovido por Arval y realizado entre más de 4.800 gestores de flotas de pymes y grandes empresas, se muestra cómo el protagonismo de estos vehículos como solución práctica de movilidad todavía está por llegar, ya que en el conjunto de Europa únicamente el 14% de las empresas reconoce áreas de actividad donde podría llegar a utilizarlo. 
 
Estas cifras ponen de manifiesto que barreras como la falta de autonomía o infraestructuras de recarga están retrasando la implantación del eléctrico, lo que se traduce en una demanda menor de la esperada. Concretamente, en los siete primeros meses del año se matricularon en España 516 coches eléctricos (+167%). De esta forma, a pesar de que cerca del 30% de las compañías europeas reconoce que las subvenciones suponen un claro estímulo a la demanda de eléctricos (en España se acaba de aprobar la subvención de 2.000 euros por la compra de vehículos eficientes nuevos), los planes públicos impulsados hasta la fecha no han conseguido hacer despegar las compras debido, principalmente, a la traba que supone su alto precio máxime en un contexto de contención presupuestaria. No obstante, resulta curioso comprobar cómo, en un análisis geográfico detallado, los países del arco mediterráneo, sumidos en una fuerte recesión económica, parecen responder con algo más de sensibilidad al estímulo de las ayudas que sus vecinos del eje franco-alemán.

 

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