Aunque soplan vientos favorables para el empleo, siempre se pueden dar situaciones de bajo rendimiento de una empresa que obligue a los directivos a despedir trabajadores como medida de último recursos para ahorrar costes.
Sin duda, es una situación en las que sufren los profesionales, pero también los propios empleadores. Contrariamente a lo que se pueda pensar, la mayoría de los responsables del llegado gen psicópata en este tipo de procesos. Así lo indica Gonzalo Martínez de Miguel, CEO de INFOVA y director del Acelerador del Talento Directivo.
Despedir trabajadores es una preocupación para TODOS
Y es que según el experto, los ejecutivos sufren en estas circunstancias la tener que deshacerse de sus colaboradores, hasta el punto de que en muchas ocasiones retrasan y retrasan su decisión. Solo y cuando llegan al convencimiento de que no existe otra alternativa, dan el paso adelante y ponen en marcha los procedimientos para despedir trabajadores. Evidentemente, todo toma un cariz más dramático cuando se trata de un ERE.
Pero el hecho de despedir trabajadores no es otra cosa que tomar decisiones. Y es en este punto donde debe ponerse en valor el liderazgo de muchos responsables porque, a fin de cuentas, hay momentos hay momentos en los que se deben tomar decisiones difíciles para garantizar la evolución y la permanencia de las empresas.
“Los líderes deben tener la capacidad de hacer una eficaz lectura de la empresa y su entorno, para saber qué cambios son necesarios. Acertar con las personas es primordial. Quienes no tengan el talento o la actitud para afrontar los nuevos retos, obstaculizarán el proceso y pondrán en riesgo el futuro de la organización. Si no consigues recuperar a esas personas para el proyecto, termina llegando el momento de tomar decisiones tan difíciles como necesarias,”
Gonzalo Martínez de Miguel, CEO de INFOVA y director del Acelerador del Talento Directivo.
No es lo mismo la teoría que la práctica
Como en otras situaciones importantes de la vida, conocer la teoría no implica aplicarla correctamente en la práctica. Una vez hechos los números y tomada la decisión, finalmente cuesta tomar decisiones que afectan a las personas y sus familias. “Las relaciones con los empleados generan vínculos, y no es fácil prescindir de ellos cuando los aprecias y son parte del equipo con el que trabajas cada día”, matiza Martínez de Miguel.
Ante esta tesitura “es imposible despedir a nadie”, argumentan muchos dirigentes. Pero esto no es así, lo que ocurre es que los managers no hacen el trabajo previo a un despido: valorar el desempeño, reflejarlo en las evaluaciones anuales, hacer un plan de acción y darle seguimiento para que el colaborador recupere el camino adecuado.
Para el CEO de INFOVA, «llegado el momento, ante la ausencia de ese gen psicópata que nos permitiría disfrutar un despido, ¿qué podemos hacer? Pues, me temo que sufrir y tomar la decisión que consideras correcta, cuidar al colaborador en la salida, tratarle justamente, desearle lo mejor, ser claro en la entrevista de salida, escuchar también lo que el colaborador despedido quiera compartirnos y recordarnos que mantener a personas incapaces o improductivas en el equipo, hace mucho más daño al equipo. Se despide a los colaboradores en defensa propia, en defensa del equipo y en defensa del proyecto».