MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
El Tío Gilito del pato Donald, con un patrimonio de 65.400 millones de dólares (48.600 millones de euros) encabeza la lista de los más acaudalados, según la lista de los más ricos en la ficción 2013 elaborada por Forbes.
En segundo lugar, le sigue Smaug, el dragón de la novela The Hobbit, con un capital estimado en más de 54.100 millones de dólares (40.900 millones de euros). El tercer puesto sería para Carlisle Cullen, de la saga Crepúsculo, quien en su residencia de Forks, Washington, acumularía hasta 46.000 millones de dólares (34.700 millones de euros).
Para llegar a las riquezas de un superhéroe hay que esperar al cuarto puesto del ranking, que es para Tony Stark. El multimillonario, empresario e ingeniero de Iron Man, cuenta con una fortuna de 12.400 millones de dólares (9.400 millones de euros). Charles Foster Kane, el gran magnate de la Comunicación, que protagonizó Ciudadano Kane, terminaría sus días en Xanadú rodeado de más de 11.000 millones de dólares (8.300 millones de euros).
Forbes destaca que los superhéroes siguen en racha. Bruce Wayne, del cómic Batman "abruma" con los 9.200 millones (7.000 millones de euros) procedentes de una herencia y de la defensa sin tregua de la paz, desde su residencia de Gothan City, que lo coloca en la sexta posición. Le sigue Richie Rich, de Harvey Comics, con 5.800 millones (4.400 millones de euros).
El protagonista de 50 sombras de Grey, "además de subir la temperatura de su becaria", según describe Forbes, también tiene tiempo de moverse como un tiburón de las finanzas, hasta acumular 2.500 millones de dólares (1.900 millones de euros) a través de sus inversiones.
Tyrion Lannister, de la serie Juego de tronos, se queda en la novena plaza de Forbes con 1.800 millones de dólares (1.300 millones de euros), mientras que el villano de Springfield, Montgomery Burns, ocupa la décima plaza, con un patrimonio estimado en 1.500 millones (1.100 millones de euros).
Cada año, la revista Forbes evalúa la riqueza de personajes de la literatura, el cine, la televisión y los videojuegos, a partir de datos de sus historias y utilizando una valoración real de los productos y el precio de las acciones.