Rafael Tamames, autor de ¿Qué robot se ha llevado mi queso? (Alienta), está convencido de que la digitalización va a crear empleo en el futuro.
Por ello, afirma que los seres humanos, en esta era de la digitalización, “tenemos que reivindicarnos ante un nuevo tipo de inteligencia y ante un nuevo tipo de desarrollo”.
De todas las reflexiones que plasma en su libro, ¿qué certezas y qué incertidumbres quedan en el aire? También puede hablarnos de mitos sobre la digitalización…
Encaro el libro precisamente con las dudas y certezas sobre la transformación digital. Hace un año, cuando pensé escribir el libro, tenía más preguntas que respuestas por todas las noticias que surgieron al respecto de que los robots iban a robar muchos empleos.
Sin embargo, terminado el libro, tengo más certezas de que la digitalización va a crear más empleo del que pueda quitar. A nivel macro, pienso que la tecnología crea más de lo que destruye.
Mire el ejemplo de medios de comunicación, hoy en este sector hay muchísimos empleos que antes no existían. Con la llegada de internet y las redes sociales, entre otras cosas, se ha generado cierto equilibrio respecto a las antiguas profesiones.
Las incertidumbres que sigo albergando tienen que ver más con los terrenos éticos y políticos.
En el tema del empleo, hay ejemplos que usted cita en el libro que sostienen este razonamiento…
Lo que tenemos que ganar, de una vez por todas, es en productividad. Efectivamente en el libro se habla casos como Corea del Sur o Singapur que les está yendo muy bien.
No son regiones con tasas de paro mayores que las de España. Desde ese planteamiento, hay que fijarse en que el top 5 de países con mayor presencia de máquinas y tecnología tienen menores tasas de paro que España.
Todavía hay escasez de normativas que puedan regular temas como la inteligencia artificial…
A mí me preocupa, más que las regulaciones, la adaptación de la justicia a la irrupción de las máquinas. De si este ámbito conoce todo lo que requiere la digitalización en las empresas y personas.
Hay que considerar el nivel de avance del desarrollo científico tecnológico, no obstante los expertos mantienen que el cerebro humano es uno de los grandes desconocidos todavía”
La creatividad descansa en estos momentos en las manos de las personas. ¿Podría estar en posesión de las máquinas en un futuro a medio plazo?
A corto plazo, seguro que no y me atrevería a decir que a medio tampoco. Pero es que verdad que ya se está trabajando bastante este asunto. Con vistas a los próximos 20-30 años, ya se está trabajando en cómo las máquinas van a impactar en la parte creativa.
En el libro mantengo que cuando el ser humano se sienta retado, estoy convencido de que va a desarrollar nuevos niveles de inteligencia para poder competir con las máquinas. Históricamente, el ser humano nunca ha tenido un reto tan grande como este.
A pesar del gran protagonismo que tiene la tecnología, usted defiende el papel de las personas y su proceso de adaptación. ¿De qué manera tenemos que reclamar nuestro papel frente a las máquinas?
Reclamar nuestro rol tiene que ver con el cambio. Antropológicamente al ser humano no le gusta la incertidumbre, pero hay que tomar el cambio como algo bueno.
Si analizamos los cambios que se han dado en la sociedad en los siglos pasados, vemos buenos resultados aunque en el corto plazo mucha gente tuviera miedo al afrontar diversas situaciones. Por tanto, tenemos que reivindicarnos ante un nuevo tipo de inteligencia y ante un nuevo tipo de desarrollo.
¿Esta era de la automatización y la inteligencia artificial podría chocar con un estudio no tan profundo del cerebro humano?
Hay que considerar el nivel de avance del desarrollo científico tecnológico, pero efectivamente los expertos mantienen que el cerebro es uno de los grandes desconocidos todavía. No se sabe tanto del cerebro como de otros órganos del ser humano.
La tecnología va por delante del estudio del cerebro humano…
En este momento sí. Démonos cuenta de que a las máquinas se les está programando sobre todo para tareas repetitivas a corto medio plazo. De este modo, queda mucho recorrido para la programación de los robots en temas más complejos, aspectos creativos o pensamiento abstracto.
¿Cuál es el tipo de liderazgo más adecuado para gestionar un proceso eficiente de transformación digital en una empresa?
Uno de los problemas que tiene el proceso de transformación digital en las organizaciones, ahora que tanta gente habla de ello, es que suscita muchas dudas a la hora de encararlo.
En mi opinión, se debe llevar a cabo con partners adecuados y de confianza. Sobre todo, con una inversión clara en formación. España es un país que con el paso de los años sigue sin subir en productividad y creo que eso tiene que ver con una nula inversión en formación y capacitación.
¿Cree que se está llevando a cabo una formación adecuada para satisfacer las demandas profesionales del mercado?
Yo siempre me baso en los rankings de nuestras universidades. En España contamos con escuelas de formación de relevancia como IESE, ESADE, IE, Deusto… que son muy buenas y están muy bien ‘rankeadas’ en el mundo. Pero, a su vez, tenemos una universidad pública y también parte privada que no salen entre las 200 primeras del mundo.
Irrupción millennial y plantillas diversas: “Con formación y capacitación, los veteranos pueden seguir aportando experiencia y conocimiento. No es un tema de edad, sino de formación y actitud”
Por tanto, creo que tenemos claramente un problema con la parte universitaria y con el modelo público actual. Es muy relevante acometer de una vez por todas la reforma en la formación abordando no solo el qué, sino también el cómo se imparte.
Empleo, formación y digitalización
Ahora que se debe prolongar la vida laboral, ¿qué puede aportar alguien lejano a los millennials en la empresa digital?
Mucho. Al final, los millennials, de los que todo el mundo habla, no dejan de ser una generación como las ha habido siempre, donde la forma de pensar evoluciona según el paso de la vida.
Así que, con formación y capacitación, los veteranos pueden seguir aportando experiencia y conocimiento en las empresas. No es un tema de edad, sino más bien de formación y de actitud.
A nivel público, ¿se está produciendo la entrada de perfiles más técnicos en la Administración? ¿Un país se puede gobernar desde la tecnología?
Es un tema complejo porque habría que diferenciar la Administración publica con la política. La sociedad está viviendo un cambio tecnológico y está usando nuevas herramientas y en algún momento se podría cansar de que la administración pública no le sepa proporcionar los servicios que le da la empresa privada.
Quizás la misma sociedad sea la que presione al sistema público para que se digitalice de una vez por todas. Yo creo que podemos ir a servicios más eficientes y a una administración pública más reducida.
El terreno político pienso que puede sufrir mucho en este momento en que demandamos más transparencia e inmediatez. Deberán existir líderes conocedores de lo que produce la tecnología.
¿La conciencia sobre la cuestión de la seguridad está avanzando al mismo ritmo que las propias tecnologías? ¿Hacia dónde camina la ciberseguridad con el Internet de las Cosas?
Algunos países como Rusia, Estados Unidos o Inglaterra tienen claro desde hace tiempo que la seguridad es un tema capital. Quizás los gobiernos van un poco a rebufo, pero pienso que tienen una gran conciencia de que en lo digital es donde se van a desarrollar las batallas del presente y del futuro.
La Holacracia: “Siempre hemos sido creyentes del trabajo autónomo. No es más que un sistema operativo que implantamos en nuestra empresa para organizarnos. Más que una jerarquía de personas, es una jerarquía del trabajo colocando objetivos comunes”
No obstante, en España hay buenos ejemplos como la unidad de ciberdelitos de la Guardia Civil, etc. Las cosas no están tan mal como pueda parecer.
Pero es cierto que a nivel usuario, invertimos poco en seguridad para nuestros dispositivos…
Había un responsable de seguridad que yo conocí que me dijo que el eslabón más débil de la cadena es el ser humano. Es un tema importante y a nivel profesional es uno de los perfiles más demandados.
Por último, nos gustaría que nos explicará en qué consiste, con el ejemplo de su empresa (Findasense) el término de la Holacracia en el trabajo…
Findasense es una empresa de transformación digital que se dedica sobre todo a customer experience, con el fin de conectar a las organizaciones con el consumidor actual. Trabajamos con empresas como Coca Cola, Lenovo o Bimbo en todo el mundo y somos un reflejo del mundo actual, con un equipo muy joven trabajando y los socios siempre hemos siendo creyentes del trabajo autónomo.
La Holacracia es un sistema de gestión de autogobierno procedente de Zappos (Amazon), si bien la autogestión se lleva trabajando desde hace muchos años en empresas como Gore-Tex y otros grandes grupos. No es más que un sistema operativo que implementamos en nuestra empresa organizarnos. Más que una jerarquía de personas, nosotros tenemos una jerarquía del trabajo, colocando por encima unos objetivos comunes.
Nuestro crecimiento en estos 10 años se ha basado en que nuestro ADN estuviera presente en el resto de oficinas en el mundo. Crear una cultura corporativa fuerte te ayuda al crecimiento. Yo recomiendo invertir en cultura.
