La directora de IMF Business School, Ana Belén Arcones, habla sobre cuestiones clave como la educación, el liderazgo femenino y la brecha de género en el ámbito empresarial.
Su trayectoria está impactando de forma importante en la formación del colectivo de jóvenes, desempleados y mujeres. ¿En cuál de ellas se ha avanzado más en los últimos años?
Creo honestamente que se ha avanzado en los tres colectivos, aunque aún queda un largo camino por recorrer. Los datos nos siguen retratando como un país con tasas de desempleo muy elevadas, en el furgón de cola de la Unión Europea.
Desde IMF Business School, tenemos el enorme reto y la responsabilidad de seguir formando a las personas en contenidos que fomenten su empleabilidad y superen los techos que la sociedad impone en ocasiones.
Por ello, buscamos constantemente como hacerlo, por ejemplo, ofrecemos un Plan Internacional de Becas, con el que apoyamos el impulso de estos colectivos desde el ámbito de la educación.
¿Tiene usted un plus de responsabilidad en estos temas tras haber sido elegida en 2017 y 2018 como una de las 100 líderes destacadas en España?
Pude ejercer de una forma más clara esta responsabilidad desde el mismo momento en el que, junto con Carlos Martínez, fundamos esta escuela de negocios.
Nuestro compromiso es muy serio desde hace 18 años, y como he dicho en otras ocasiones, confío plenamente en que es con la formación y la educación en valores desde donde podemos conseguir una palanca fundamental para la igualdad en su más amplio sentido.
¿Qué pasos adelante se han dado en cuestiones relativas al liderazgo femenino en las empresas?
Muchos, pero lamentablemente aún no son suficientes. El liderazgo en las organizaciones sigue siendo cosa de hombres, pero no lo digo yo, sino que lamentablemente las cifras avalan esta afirmación. De hecho, las mujeres tenemos un sueldo un 14% más bajo de media que el sexo opuesto en los países de la OCDE.
A esto hay que añadir, según cifras del informe realizado por Grant Thornton sobre Women in Business 2017, que un 75% de los altos cargos en el sector privado están ocupados por hombres.
Y, lo que es peor, la realidad en las universidades o escuelas de negocios, un sector que debería servir de ejemplo, no es muy distinta a otros sectores.
Recientemente, en un informe del Foro Económico Mundial, se destacó que los avances en igualdad de género se estancaron en 2018, al no haber aumentado la participación de las mujeres en el mercado laboral, mientras que se redujo su representación en la política y se experimentaron retrocesos en su acceso a la salud y a la educación. Al ritmo actual, el estudio desvela que la desigualdad tardará 108 años en solucionarse.
Parece que las startups lideradas por mujeres tienen un menor índice de fracaso. ¿Se necesitan más fondos de capital riesgo dirigidas por mujeres para darle más apoyo y visibilidad a estos proyectos?
Ésa podría ser una opción, pero lo que necesitan las mujeres es que las apoyen económicamente si quieren llevar adelante sus proyectos exactamente igual que a los hombres. Hemos demostrado que estamos capacitadas para liderar empresas, y deberíamos poder contar con las mismas oportunidades que ellos.
Es importantísimo que se evalúen los proyectos por su valor añadido y mérito indistintamente de quien los presenta.
Liderazgo femenino más empático
Debería ser igual, pero no lo es. ¿En qué se diferencia el liderazgo llevado a cabo por las mujeres del de los hombres?
El liderazgo femenino tiende a caracterizarse con habilidades como el dominio emocional en las relaciones, la comunicación, la empatía… Más allá de otras habilidades como gestión u organización, estas son igual o más importantes a la hora de liderar un departamento o una empresa. La eficiencia y rentabilidad, en muchas ocasiones, tiene mucho que ver con esa parte más emocional y empática.
El hecho de que estas características se atribuyan a las mujeres no significa que no existan en los hombres, sino que predominan especialmente en el género femenino.
Es muy importante destacar que las competencias que definen a uno y otro género son competencias complementarias que, combinadas en los equipos, los hace más eficientes.
¿Qué factores influyen en la poca presencia de las mujeres en las carreras STEM?
Principalmente en la educación no enfocada en la igualdad. Actualmente, siguen existiendo muchos estereotipos en torno a determinadas carreras, generalmente más técnicas, asociadas a los hombres. Debido a ello y desgraciadamente, estamos perdiendo mucho talento femenino en carreras consideras STEM.
Por otra parte, muchas de estas carreras truncadas tienen que ver con la falta de referentes. Así, solo un 7% de las niñas se ve como científicas en el futuro, según datos proporcionados por la Iniciativa 11 de febrero.
Porque conocemos lo que han hecho muchos hombres, pero las historias de ellas siguen estando en un segundo plano. Incluso ahora, con excepciones como las de Margarita Salas (Bioquímica) y María Blasco (experta en biología molecular), las niñas tienen aún pocos ejemplos a seguir, aunque se está haciendo un esfuerzo por parte de muchas instituciones para acabar con esta discriminación.
Además de la brecha de género, usted señala que también está abierta la brecha digital. Háblenos de esta última…
Desde luego la transformación digital está abriendo grandes oportunidades profesionales que debemos saber aprovechar. Sin embargo, si seguimos contribuyendo en alimentar esos estereotipos que nada favorecen la presencia de las mujeres en estos entornos, ya no solo hablaremos de brecha de género, sino también digital.
Ellas tienen un papel estratégico en esta tarea, y se están formando en las disciplinas que tienen que ver con la digitalización, pero su presencia en los puestos directivos no lo ha hecho en la misma proporción.
Los datos nos dicen que el porcentaje de mujeres en las carreras informáticas del sistema universitario público español es hoy del 12%, y el número de catedráticas de universidad y profesoras de investigación no llega al 25%, según el CSIC.
Las mujeres deben involucrarse en la transformación digital que estamos viviendo en igualdad de condiciones. Hay que trabajar mucho para que el camino de la mujer en el mundo tecnológico tenga mayor presencia, tanto en puestos técnicos como de liderazgo.
El analista de datos es una de las profesiones más demandas en la actualidad. ¿Qué recorrido tiene está demanda para los próximos años, es decir, cuándo estará asentado realmente el Big Data en la empresa española?
El ámbito de los datos tiene un crecimiento exponencial e impredecible, porque, aunque nos fijemos en países mucho más avanzados que el nuestro, en temas tecnológicos, Big Data, Deep learning, etc, aún no han llegado a estabilizar su crecimiento, el potencial de estos sectores sigue siendo excepcional.
España vive un momento sin precedentes en el que los profesionales deben esforzarse por adaptarse a un mercado emergente. Si Europa occidental es el segundo mercado más grande en el estudio de megadatos y el análisis de negocio, con movimientos por alrededor de 35.000 millones de dólares en 2018, España debe sumarse a este crecimiento con una aportación de valor en empresas, innovación y profesionales.
¿Qué nos puede decir del Master en Big Data y Business Analytics Indra-IMF? ¿Qué tipo de profesional lanza al mercado?
Uno de los grandes objetivos que definen a IMF Business School es ofrecer formación orientada a aumentar el grado de empleabilidad de sus egresados.
Concretamente, el Big Data es una de las especialidades más demandadas por el mercado laboral y nuestro fin es hacer que las organizaciones encuentren profesionales debidamente cualificados en esta materia.
El programa proporciona la formación base para orientarse a diferentes profesiones, como analista de datos, científico de datos, profesionales de Business Intelligence… También les capacitamos para desempeñar puestos como Chief Data Officer (CDO).
Usted es una enamorada de la formación. ¿Hasta qué punto le ha cambiado el paso desde el punto de vista docente la era de la transformación digital?
Principalmente en la metodología. Hace años se pensaba que la formación online no tenía la capacidad de formar de igual forma que en la modalidad presencial.
Ahora, y con todos los avances tecnológicos que estamos viviendo, cada estudiante puede formarse desde cualquier parte del mundo y en cualquier momento sin que la calidad de su formación se vea afectada.
Ya no es necesario ofrecer la clase en el aula, sino que puede haber muchos kilómetros de por medio sin que se frene en ningún caso el aprendizaje.
En IMF apostamos por una formación flexible donde el alumno es quien marca su propio ritmo de estudio. Una avanzada plataforma tecnológica permite en todo momento conocer el avance en el estudio de alumno, y así una tutorización personalizada.
Por otra parte, un sistema de clases virtuales posibilita al alumno disfrutar en tiempo real de la impartición de una sesión formativa sin importar las distancias entre docente y estudiantes y sin desvirtuar las ventajas de encontrarse de forma síncrona expertos y profesionales en un entorno de aprendizaje.