El Economista y Consultor Estratégico en Alpha Strategy Consulting, Daniel Rodríguez Asensio, crítica duramente la propuesta fiscal que tiene en mente el gobierno.
A su juicio, no se defiende o se defiende artificialmente a las grandes empresas españolas, lo que dificulta el camino para una actividad económica pura y dura, que no genere palos al crecimiento.
¿Cómo se puede explicar la nueva fiscalidad que quiere implantar el gobierno, sobre todo dirigida a las grandes empresas?
La única forma de entenderlo es tergiversar por completo la naturaleza del impuesto. Un impuesto surge como resultado a una actividad económica y lo que se pretende es extraer coercitivamente desde el agente económico para redistribuir de una forma más justa. Ahora el impuesto es sencillamente un mecanismo de financiación de grandes estructuras.
Una vez que se ha estrujado hasta el límite al individuo con sucesivos tipos, solo queda las empresas, que han sido los grandes olvidados de la crisis.
De cualquier otra manera que no sea cambiar la naturaleza del significado del impuesto, no se entiende esta nueva fiscalidad. España es el séptimo país de la OCDE que más impuestos se pagan.
Hay estudios que afirman y demuestran que las empresas pagan impuestos en función de su tamaño. Para atraer a las grandes empresas tecnológicas, solo hay que fijarse en el panorama actual.
Estados Unidos o Irlanda, como receptores de estas compañías, no tienen ningún truco. Son líderes en libertad económica, tienen un impuesto de sociedades muy sencillo y muy bajo. Además, en estos países es muy fácil crear empresas y lo más importante, que crezcan.
En rankings tecnológicos, destacan ciudades europeas como Berlín, Londres o Barcelona, pero cuando toda la estructura burocrática de España hace su efecto, automáticamente nos quedamos atrás. Finalmente, todos los esfuerzos que se hacen en las startups españolas no cristalizan.
El estado de bienestar se convierte en un bienestar del estado que cercena por completo la actividad económica y genera palos al crecimiento.
¿Se corre el riesgo de que muchos inversores huyan de sus actuales compañías ante estas noticias?
En este país hemos tenido un ejemplo muy reciente de la penalización que están sufriendo las grandes empresas. En 2013, AT&T hizo una OPA hostil sobre Telefónica que la tuvo que parar Mariano Rajoy.
El liderazgo en sectores como la banca también se está viendo mermado por toda la estructura impositiva y todas las necesidades que vienen derivadas de ser una gran empresa.
Al final, la capacidad de competir queda muy limitada. Tenemos que entender que Europa y España tienen que pasar a un modelo de pura actividad económica, de competencia en valor y de incentivación de la meritocracia.
Otro dato interesante sobre el camino que hemos llevado lo tenemos en la bolsa. Solo hay que mirar dónde cotizaban las grandes compañías hace una década y actualmente. Los selectivos mundiales han evolucionado y nosotros seguimos prácticamente con los mismos actores. Excepto Inditex y Banco Santander, nuestras grandes empresas son carne de OPA.
[blockquote style=»1″]El estado de bienestar se convierte en un bienestar del estado que cercena por completo la actividad económica y genera palos al crecimiento[/blockquote]
La economía tradicional va dejando paso a la digital. ¿Se necesita cambiar muchas esferas y que ocurra una revolución para consolidar la tan comentada transformación?
Sí y no. Las revoluciones no ocurren de un día para otro. Necesitamos varias cosas: devolver el poder al individuo y quitárselo a clusters que lo único que hacen es enfrentarnos; respetar escrupulosamente a la propiedad privada; y un estado que no ejerza un efecto crowding out con respecto al sector privado.
Con esos tres pilares sencillamente se empieza a atraer inversión extranjera y eso hace mover la rueda en todos los sentidos. Esta atracción de las empresas es el primer paso fundamental, porque después todas ellas estarán interesadas en acudir a universidades para desarrollar proyectos de investigación y eso poco a poco va transformando el modelo dentro de cualquier ámbito.
Esto mismo es lo que ocurre actualmente en países como Irlanda o Estados Unidos. De este modo, el cambio de modelo es sencillo, pero a la vez complicado porque hay jóvenes que no lo hemos visto nunca.
Ha tenido experiencia directa en la digitalización de Telefónica. ¿qué grado de transformación observa en el conjunto de las empresas?
La digitalización en la gran empresa está ocurriendo a una velocidad de vértigo. Telefónica está logrando unas eficiencias en términos de digitalización de cientos de millones de euros. Somos los primeros interesados en ser más eficientes y en trabajar de otra manera.
Mi manera de trabajar en Telefónica ha cambiado sobremanera en estos últimos siete años derivado de la llegada de diversas tecnologías. Cada empresa tenemos nuestro core y se dedica a lo que sabe hacer, no es lo mismo la digitalización de Telefónica que la que pueda llevar a cabo Repsol o Inditex, por poner ejemplos. La digitalización es la vía para combatir toda la regulación que tenemos por detrás.
[blockquote style=»1″]Para atraer empresas tecnológicas lo primero que habría que hacer es bajar el impuesto de sociedades y después eliminar las capas burocráticas a nivel local y autonómico[/blockquote]
¿Qué medidas serían necesarias para atraer más empresas tecnológicas a España?
Lo primero sería bajar el impuesto de sociedades y facilitar la creación de empresas y después eliminar las capas burocráticas a nivel local y autonómico. España ocupa un puesto muy discreto (28) en el ranking Doing Business y el objetivo debe ser estar en los diez primeros.
Y es que disponemos de capital humano, un sistema de educación no perfecto pero capaz de alimentar todo el tejido empresarial tecnológico, infraestructuras, una red eléctrica fiable y capacidades tecnológicas. Los demás países punteros que son capaces de atraer empresas tienen recetas fiscales muy sencillas.
Pero es que cuando Rajoy llegó al gobierno tampoco levantó el pie del acelerador de los impuestos…
Entonces el país estaba quebrado. El mismo gobierno lo dice, coge un país con una agujero que no conocían y en el que hay que tomar decisiones cortoplacistas. Va pasando toda la legislatura, la situación económica va mejorando y entramos en una fase de dejar pasar las cosas. España y Europa se acomodan olvidándose de que hay que hacer reformas estructurales.
El gobierno de Rajoy hizo reformas importantes como el mercado laboral y el sistema financiero pero no fueron suficientes. Llegada la fase de crecimiento, en lugar de mostrar liderazgo bajando impuestos, se sigue apostando por un modelo que subvenciona al ineficiente a cargo del eficiente. Eso al final lo pagamos todos, presentes y futuros.
[blockquote style=»1″]Tenemos que cuidar lo que tenemos porque las grandes empresas suponen mínimo un 20% del empleo directo de España. Cuidar al Ibex asegura una competencia sana al consumidor[/blockquote]
Esa deuda la debemos y podemos bajar. Para eso hay que poner en valor el trabajo de las empresas desde el ámbito público, pero es que el 50% del resultado ordinario de las empresas se va a impuestos. Hay pocos incentivos para innovar y seguir creciendo, el único incentivo es reducir esa parte del 50% que se va al tema fiscal.
Los economistas no dejáis de afirmar que la España nunca volverá a encontrarse en la situación precrisis…
Afortunadamente no vamos a llegar nunca, porque era una economía ‘burbujera’. Otra cosa es que podamos llegar a los niveles de paro anteriores o a la renta per cápita de entonces.
El hecho de que las grandes compañías facturen mucho más en otros países al margen de España es una excelente noticia porque eso significa que son menos vulnerables a crisis nacionales. No obstante, tenemos que cuidar lo que tenemos porque estas grandes empresas suponen mínimo un 20% del empleo directo de España. Cuidar al Ibex asegura la competencia sana que favorece al consumidor.
Aquello de “el diésel tiene los días contados” parece casi una declaración de guerra contra las petrolíferas. ¿Qué postura adoptará este lobby tan importante para la política?
El tema del diésel me parece muy extraño. Por una parte pienso que es una estrategia de recaudación pura, pero también creo que es raro que de repente esto estalle tan rápidamente.
Hace unos años resulta que los contaminantes eran los gasolina y ahora los que ensucian el ambiente son los diésel. A mi esto me recuerda a cuando salían artículos científicos afirmando que el tabaco no hacía daño al fumador. Ni el diésel ni la gasolina van a desaparecer mientras no haya una alternativa tan fiable y factible como la que ofrecen los vehículos actuales. Es solamente mi visión.
Creo que es urgente empezar a subir tipos. La desaceleración europea es palpable, Francia y Alemania dan cifras de producción manufacturera a la baja, España ya empieza a notar la bajada de crecimiento…
Con 2,5 billones de euros inyectados en la economía europea, el sistema está sedado y nadie sabe muy bien cuál es el estado real del mismo.
Hay una diferencia entre el QE europeo y el americano. Y es que las compras de bonos norteamericanos por parte de la Fed nunca superaron el volumen de emisión, mientras que en Europa lo han multiplicado por cuatro.
Entonces, los incentivos perversos han repuntado. En EE.UU. ya se está viendo un pequeño repunte de los créditos de difícil cobro y el problema es que en Europa no sabemos cuál es la situación real de la economía.
Por ello, la subida de tipos del BCE es necesaria y tiene que empezar cuanto antes de manera gradual. No en vano, el sistema bancario está en estos momentos ahogado por el QE.
Descontando la temporalidad del verano, ¿cuál será la evolución del mercado laboral desde sus previsiones?
El mercado laboral ya se está desacelerando. La EPA de agosto ya dio síntomas de debilidad y los datos conocidos en septiembre son realmente preocupantes. 25.000 empleos cada hora durante el 31 de agosto es un drama nacional. La economía española está mostrando síntomas de fin de ciclo y no tengo duda de que el mercado laboral está en ese proceso.
Creo que en 2019 podemos estar en una situación con muchas restricciones intervencionistas que afectarían al empleo. Por el momento no hay razón para alarmarse, pero sí que hay motivos para pensar en, como mínimo, una ralentización del empleo.
[blockquote style=»1″]Con 2,5 billones de euros inyectados en la economía europea, el sistema está sedado y nadie sabe muy bien cuál es el estado real del mismo [/blockquote]
Vuelve a quedar en el olvido el tema de las pensiones con el cambio de gobierno. ¿Hacia dónde apuntan sus propuestas sobre este tema?
Yo comprendo a los pensionistas porque el estado les he hecho una promesa que no podrá cumplir. Ese es el problema. Ahora que lo sabemos, hay que tomar medidas. Cuanto más tiempo dejemos pasar esta situación, el agujero va a ser más grande. Creo que hay que buscar un sistema mixto.
Los pensionistas que hay ahora mismo y, probablemente, los trabajadores que lleven una serie de años cotizados sigan en un sistema de reparto como el actual, pero los que llevamos pocos años creo que es de justicia social pasar a un sistema de capitalización parecido al sueco.
Antes o después vamos a tener que evolucionar hacia un sistema de estas características, pero hay que decir que se trata de un sistema que quita votos.