Daniel Rodríguez Asensio, economista y consultor estratégico, nos habla de la gestión que se está haciendo sobre la crisis del coronavirus. Además del Estado de Alarma, la pandemia ha provocado que los gobiernos reaccionen con una inyección importante de recursos a la economía, aunque a juicio del experto, hay notables diferencias en las políticas de unos y otros. En estos momentos, Alemania es la referencia, según la opinión del economista.
Crisis del coronavirus, por donde empezar… ¿Qué la parece en términos generales la estrategia llevada a cabo por los países en general y España en particular en materia económica?
La clave está en identificar muy bien el problema para saber cuál es la solución. En este sentido, el principal problema será que un shock de liquidez afecte a las empresas solventes. La máxima prioridad debe ser el empleo y por eso en países como Alemania, con un mercado laboral muy flexible, lo que están haciendo es asegurar líneas de liquidez en avales, en este caso de 550.000 millones de euros, que es un 15% de su PIB. Otra buena práctica que se ha hecho en Italia es reducir la factura fiscal y aplazar determinados impuestos para inyectar esta liquidez. Otros países como Francia y España fundamentalmente han intervenido el mercado y están tratando de crear más redes clientelares (luz, gas, mercado de la vivienda y en el caso de España, también las telecomunicaciones) en lugar de poner el foco a la protección del empleo. Creo que con ello el gobierno está sembrando una situación de inseguridad.
Bancos centrales…
Los mercados parecían no estar contentos con las inyecciones previstas por los bancos centrales. ¿Qué análisis hace usted?
Creo que la lectura es clara: la política monetaria está yendo a la guerra con flores en los fusiles. Cada euro que se inyecta a la economía a día de hoy no genera los mismos efectos que el euro que se inyectaba en 2008 o en 2015. Es más, los recursos que se están inyectando ahora mismo están destruyendo capacidad productiva por el alto endeudamiento y los desincentivos a las reformas estructurales. No se han hecho los deberes para afrontar esta crisis y hay países con problemas serios. Jugar a dejar de ser el guardián de la inflación, que es el objetivo de los bancos centrales, para ser el guardián de los mercados tiene sus riesgos como el de perder cualquier tipo de capacidad de acción sobre la economía.
ERTES…
Vayamos más hacia abajo. Muchas empresas han recurrido a ERTES forzosos y muchos trabajos corren peligro. ¿Qué valoración hace de estas otras medidas, las ve suficientes a priori?
No, se ha vuelto a dejar de lado a las Pymes y a los autónomos. Algo tan sencillo como eliminar la cotización de autónomos cuando se deja de ingresar no se ha hecho, sino que más bien se les invita a darse de baja de la seguridad social.
La política monetaria está yendo a la guerra con flores en los fusiles. Cada euro que se inyecta a la economía a día de hoy no genera los mismos efectos que el euro que se inyectaba en 2008 o en 2015”
Por otra parte, el sistema de avales que ha establecido per se no dice nada, lo importante es que haya un agente que sea capaz de discernir las empresas solventes de las que no lo son, para que los famosos 100.000 millones de euros que va a inyectar en la economía se canalicen a todas esas compañías que efectivamente son rentables.
Se ha dejado de lado lo referente a la rebaja de la factura fiscal y eso va a suponer un ajuste en el empleo. La única parte positiva es la semi-flexibilización del mercado laboral, tanto en el número de horas trabajadas como a través de los ERTEs, aunque la legislación al respecto es tan vaga que va a costar mucho aplicar.
Presupuestos…
Ha dicho el presidente del gobierno que “necesitamos unos presupuestos de emergencia”. Dada la situación, ¿cree que ahora sí será más fácil una aprobación de PGE?
Sobre los presupuestos, el presidente ha hecho una estrategia muy típica del socialismo, que es utilizar situaciones de emergencia para llevar adelante medidas puramente ideológicas. Ya ha intervenido sectores estratégicos y ahora quiere sacar adelante unos presupuestos con los que nadie estará de acuerdo.
Aquí va a tener un problema, y es que los separatistas catalanes y los nacionalistas del País Vasco están disconformes con el Estado de Alarma decretado y por lo tanto eso va a suponer un hándicap.
De modo que si quiere sacar adelante unos presupuestos, va a tener que contar con el apoyo del Partido Popular y Ciudadanos y espero que ejerzan una oposición leal, como están haciendo hasta ahora, sin darle un cheque en blanco. Es decir, que los PGE sean lógicos y razonables para afrontar la crisis que viene.
Empresas transformadas…
La cultura de teletrabajar y los negocios que pueden hacerlo ofrecen un bagaje pobre. ¿Todo esto supondrá un antes y un después en cuanto a la aceleración de la transformación digital de muchas compañías?
Sí, claro. La transformación digital va a ser un hecho, no hay nada como la necesidad para evolucionar y para revolucionar cosas. El hecho de estar tanto tiempo trabajando desde casa va a suponer un impulso sin precedentes en la digitalización, porque el empresario va a tener que sacar adelante medidas y nuevas formas de trabajar.
No son pocos los foros y expertos que ya aventuran una recesión similar o mayor que la pasada gran crisis económica. ¿Usted también es pesimista en este escenario?
Sí, soy pesimista y voy un paso más allá. Vamos a ver una crisis en dos fases. La primera es la que estamos viendo, que es un parón económico y dadas las medidas que está tomando el Ejecutivo, creo que va a suponer una recesión de la economía española superior al 2%.
Esta primera fase va a provocar que los mercados financieros se sequen (ya está ocurriendo), suba la prima de riesgo, el Euribor, los credit default swaps… Estamos anticipando una situación de tensión financiera que nos hará retroceder al año 2008.
Si a todo eso la añadimos lo que está ocurriendo estas semanas, la crisis de 2008 puede ser una anécdota si no se actúa con inteligencia para resolver este impacto.
La gestión de Alemania…
Todo hace pensar que quien lidere mejor la gestión de esa crisis será la principal referencia económica en los próximos tiempos. ¿Tiene identificadas usted alguna de estas referencias?
Sin duda, el ejemplo de Alemania es claro. Ha asumido el liderazgo en Europa, lleva cinco años consecutivos con superávit público y es capaz de hacer un programa de estímulos como el que ha hecho sin ningún desincentivo sobre la economía, porque el factor fundamental, repito, es la flexibilidad en el mercado de trabajo.
Sobre los presupuestos, el presidente ha hecho una estrategia muy típica del socialismo, que es utilizar situaciones de emergencia para llevar adelante medidas puramente ideológicas”
Fuera de Europa, yo creo que hay que mirar a Estados Unidos, que es una de las economías más libres del mundo y con la determinación que está afrontando esta crisis, es fácil que vaya hacia delante.
No es menos cierto que tanto Alemania como EE.UU. tienen dificultades. Alemania tiene un sector financiero débil, mientras que el nivel de endeudamiento de las compañías americanas es muy elevado. Veremos.
Turismo…
Sin duda todos los sectores de actividad estarán golpeados en estas fechas, pero ¿qué hay acerca del turismo? ¿La incertidumbre y los tiempos pueden alargar el impacto en este importante motor económico?
El turismo, evidentemente, es uno de los sectores más afectados, pero ya venía de una etapa débil. Ha quebrado Thomas Cook en diciembre, Air Italy también… El impacto del coronavirus en el turismo y la hostelería, sobre todo en España, va a ser grande.
Pero, ojo, el sector industrial también venía de una recesión técnica en nuestro país y en Europa y ahora también va a sufrir el impacto en la escasez de bienes en la cadena producción. China, el mayor exportador de bienes intermedios, se ha parado y aunque se está reactivando, ahora es cuando vamos a ver esa escasez de bienes. La gran pregunta es cómo va a afectar todo esto al sector servicios.
Dicen que de todas las crisis se pueden aprender una serie de lecciones. ¿Qué se puede aprender de lo que llevamos de esta?
Las lecciones que se pueden aprender de esta coyuntura son similares a las que deberíamos de haber aprendido en 2008. Es decir, tener los deberes hechos. En el caso de España, no se puede llevar 12 años consecutivos con déficit público, no se puede tener disparada la deuda al 90% porque todo el margen fiscal se ve absolutamente mermado. Y tampoco se pueden esconder las reformas estructurales bajo el mantra de la ilusión monetaria porque eso es un castillo de naipes que se deshace como una tarde de otoño.
Lo cierto es que estamos en manos del personal sanitario y también del investigador para la búsqueda de la vacuna. ¿Cree usted en teorías conspiratorias que beneficiarían al lobby farmacéutico u otras procedentes de la geopolítica?
No, yo no creo en este tipo de hipótesis. Creo que sencillamente el ser humano no es omnipotente, que nuestras capacidades tienen un límite y que hay cosas que se nos escapan. Ha pasado en toda la historia y va a seguir pasando. El coronavirus es una de esas cosas que se nos ha escapado, evidentemente habrá ganadores y perdedores. Los que mejor preparados llegan a esto y los que saben moverse con inteligencia, ganan, y el resto pierde.
Aprovechamos esta entrevista para preguntarle a nivel personal cómo está llevando el estado de alarma y el confinamiento…
Lo llevo bien, con mis hijos, disfrutándolos mucho ahora que tengo más tiempo, pero también trabajando mucho. Yo soy de los que no paran e intento transmitir el mensaje de que estamos a tiempo de parar una crisis que dejará 2008 como una anécdota. Estamos a tiempo de tomar las medidas necesarias para prepararnos a lo que ya está ocurriendo. Con tranquilidad y buen ritmo porque lo importante es la salud.