El ritmo vertiginoso que ha alcanzado la transformación empresarial obliga a mirar a la formación como recursos urgente para que los profesionales no pierden el tren. Si bien es cierto que son necesarias las empresas instituciones especializadas en la formación, también que disponer de un programa de formación dentro de las propias organizaciones es un must en hoy en día. La formación corporativa debe ser parte estratégica de cada negocio.
Y es que nada volverá a ser igual tras la crisis. Es la visión que tienen muchos expertos. Las competencias de muchos empleados puede que se queden obsoletas de aquí a poco tiempo. Según la opinión de Pablo Lobato, CEO de SmartMind, firma especializada en el diseño de contenidos digitales para la formación, “en la mayoría de empresas había una estrategia que con la pandemia resultó ser insuficiente, porque la competencia digital explotó y se convirtió en un problema de presente y no de un futuro a medio plazo. Por ello, las organizaciones han tenido que adaptar sus negocios a la intensidad y complejidad del cambio y necesitan a todo su talento capacitado y centrado en los nuevos retos».
Las claves para hacer estratégica la formación corporativa
Para cumplir con este objetivo, Lobato detalla una serie de claves que son presente y futuro de las empresas. Para empezar, el experto sostiene que es momento de dibujar el futuro de la formación corporativa. Se debe hacer entender a los empleados que hay que se constantes y que este proceso es inevitable. Es fundamental que cada negocio sepa los conocimientos y las habilidades que necesita.
Por supuesto, la formación corporativa necesita de líderes y responsables. Estos sabrán cuáles son las brechas actuales y las habilidades necesarias. Han de ser formadores muy dinámicos y proactivos porque, como dice la canción, “que el ritmo no pare”. Por supuesto deben de estar adaptados a las circunstancias para garantizar programas de calidad en remoto. Sin embargo, la clave para tener impacto con la formación corporativa es diseñar iniciativas escalables y que conecten con las personas.
Las habilidades blandas, contenido fundamental
Dando por sentado que las hard skills siempre van a estar presentes en cualquier proceso formativo, las empresas deben prestar máxima atención a las soft skills porque son las habilidades estrella de la era digital. Hablamos de la gestión de conflictos, el pensamiento crítico, la comunicación, las habilidades sociales o la adaptación a entornos.
Siguiendo con las claves de la renovación de la formación corporativo, Lobato mantiene que la sobreabundancia de contenido puede crear una sensación de saturación. “Hay que evitar temarios y enseñanzas sin interés y poner el foco hacia contenidos que realmente gusten e interesen a las personas y equipos a los que se dirige, porque el ecosistema de formación corporativa debe convivir en armonía, con el ecosistema digital personal de cada empleado”, señala.
No se debe perder el interés, sea por saturación o por el escaso atractivo que pueda tener un programa. Por ello, la evolución de estar muy relacionada con los modelos de consumo actuales. Es una condición esencial que puede ser crítica para tener a los empleados conectados.
Y ya que están conectados, será necesario evaluar su desempeño en remoto. De forma rápida y mediante fórmulas e indicadores se puede resolver brechas de conocimiento que pueden estar frenando las capacidades de los profesionales.