Es la visión que comparte Enrique Fanjul, socio de la consultora Iberglobal, para evitar futuros riesgos en las cadenas de suministro como consecuencia de epidemias y catástrofes naturales.
La crisis del coronavirus afectará a medio y largo plazo a las cadenas globales de valor y constituirá un incentivo para que las empresas opten por proveedores situados en países más próximos y refuercen la tendencia de relocalizar su producción con el fin de evitar riesgos de disrupción en las cadenas de suministro como consecuencia de epidemias, catástrofes naturales o conflictos bélicos.
De hecho, la pandemia global del COVID-19 va a intensificar una tendencia que ya se viene constatando desde 2012. Desde ese año el comercio entre países de la misma región ha aumentado progresivamente su participación en el comercio mundial.
Así lo ha asegurado Enrique Fanjul, socio de la consultora Iberglobal, que ha iniciado un ciclo de webinars organizados por el Club de Exportadores e Inversores Españoles y la consultora mecionada con el fin de dar continuidad a su labor divulgativa sobre temas de internacionalización durante el actual periodo de contención de la pandemia.
Desglobalización: menor comercio internacional
El experto cree que el COVID-19 acelerará el proceso de desglobalización que se inició a partir de 2009, con la crisis financiera mundial, y que se ha saldado con recortes tanto en el volumen del comercio internacional como en los flujos de inversión extranjera directa.
Para Enrique Fanjul, entre las causas que están provocando el actual proceso de desglobalización, se cuentan la desaceleración económica y el ascenso de políticas proteccionistas, como las que defiende en estos momentos Estados Unidos. También influye el retroceso en las cadenas globales de valor. “La diferencia salarial con los países de producción se ha ido reduciendo en los últimos años, y con ello, se ha reducido también el incentivo de fabricar en otros países”, explica.
Enrique Fanjul señala también la importancia que para los países occidentales ha adquirido la seguridad en el campo de las inversiones extranjeras. “Existe por parte de los Estados un miedo patente a perder el control de sectores estratégicos a manos de empresas extranjeras, y a esta inquietud responde el hecho de que la Unión Europea haya adoptado un mecanismo de control de inversiones extranjeras”, explica.
El experto cree que la globalización ha sido un elemento muy positivo en el crecimiento y el bienestar mundiales a partir de la segunda guerra mundial, a pesar de lo cual ha generado descontento en amplios sectores de la población. “La globalización ha sido positiva, pero ha habido sectores que han sufrido sus consecuencias, sin que los Gobiernos de los países occidentales hayan sido sensibles a estos efectos oponiendo medidas compensatorias”, añadió.