Sage, líder del mercado en software de contabilidad en la nube, apuesta por una Responsabilidad Social Corporativa que ayude a crear oportunidades sociales y económicas sostenibles en las comunidades locales a través de Sage Foundation.
“Somos una compañía apasionada en el desarrollo de las empresas y de los individuos en su camino al éxito y la sostenibilidad. Para Sage la RSC se traduce en acciones que ayuden a generar valor en todos su stakeholders”, explica Luis Pardo, Consejero Delegado de Sage Iberia.
Había muchas expectativas puestas en el 2015 sobre el avance de la RSC y hay quien señala que el balance no ha sido tan fructífero. ¿Qué retos señalaría usted a partir de este momento?
La RSC está asumiendo un papel cada día más relevante, tanto en las empresas e instituciones como a nivel social. Según una reciente encuesta realizada por los expertos de la consultora PwC, los consejos de administración de las compañías españolas son hoy más conscientes que nunca de la importancia de la RSC gracias a iniciativas como el nuevo Código de Buen Gobierno.
Sin embargo, esta misma encuesta señala que, a pesar de conocer esta necesidad, la mayor parte de estas compañías carece de una comisión específica para este ámbito.
A mi juicio, el reto es precisamente ese: pasar el compromiso con la RSC del papel a los hechos. Que las empresas que no cuentan aún con comisiones específicas de RSC comiencen a tenerlas.
Que las empresas que ya cuentan con ellas puedan comenzar a implementar iniciativas de RSC y que estas medidas no sean aisladas, sino parte de una estrategia global, una política de responsabilidad social corporativa que pueda, algún día, formar parte de la identidad de marca.
En Sage la RSC forma parte nuestros pilares estratégicos de compañía, desarrollándose a través de Sage Foundation, la fundación global de Sage presente en los 23 países donde operamos. A través de Sage Foundation nos comprometemos a generar valor para nuestras comunidades a través de modelo ‘2+2+2’, un modelo único con el que realizamos la donación de 2% del tiempo de los empleados cada año (cinco días para hacer voluntariado), el 2% del cash flow en ayudas y dos licencias de productos globales de Sage para organizaciones sin ánimo de lucro o empresas sociales que contribuyan a construir un futuro mejor.
[blockquote style=»1″]Con el modelo 2+2+2 los empleados donan el 2% de su tiempo a voluntariado, Sage dona el 2% de su cash flow en ayudas y da dos licencias de sus productos para organizaciones sin ánimo de lucro[/blockquote]
La educación y la desigualdad son puntos destacados en los que se debería insistir más. ¿Tienen líneas abiertas para estos frentes?
Sage Foundation nos comprometemos a transformar vidas invirtiendo nuestro tiempo, recursos económicos, experiencia y tecnología para crear oportunidades sociales y económicas sostenibles en las comunidades locales de todo el mundo, poniendo especial foco en colectivos en riesgo de exclusión. Pero también queremos apoyar a los jóvenes a desarrollar su espíritu emprendedor e innovador.
Este año, junto con Junior Achievement Europa, con quien hemos alcanzado un acuerdo de colaboración vamos a mejorar con voluntarios de Sage las habilidades y el espíritu emprendedor de escolares y jóvenes universitarios con talleres, mentoring y consultoría para el emprendimiento.
Fomentar estos valores en el ámbito educativo es vital para preparar a quienes serán el motor de nuestra economía en el futuro. Somos una compañía apasionada en el desarrollo de las personas y de las empresas y en ayudar a los que viven a nuestro alrededor.
¿Cree que la estrategia elaborada por el gobierno en materia RSC podría limitar el poder de ciertas compañías? ¿La regulación es positiva en ese sentido?
En mi opinión, la estrategia marcada desde el gobierno en materia de RSC busca, principalmente, crea un marco común que sirve de referente a todos los actores que conforman el contexto socioeconómico de nuestro país.
En este sentido, establece las prioridades que pueden servir de guía a las distintas organizaciones interesadas en diseñar su hoja de ruta en materia de RSC y reparte, en cierta forma, las responsabilidades que deben asumir cada uno de los actores.
El gobierno debe fijar las directrices, velar por su cumplimiento y ser buen ejemplo de ellas. Las empresas, por su parte, tienen que definir sus estrategias de RSC y llevarlas a la práctica.
Son las propias compañías las que deben respetar sus propios límites, los objetivos para mejorar que se han marcado. La regulación es el marco y es positivo que exista porque impulsa esta conciencia, la necesidad de que sea la propia organización impulse sus cambios.
Es un gran privilegio y honor para Sage, estar involucrados en marcar la diferencia globalmente a través de Sage Foundation.
[blockquote style=»1″]Aún queda mucho por hacer para que la RSC convencional esté realmente implantada en todos y cada uno de los ámbitos de la administración y la empresa[/blockquote]
Se dice que la RSC convencional ya no es suficiente. ¿Se puede innovar más allá de evitar malas prácticas?
En mi opinión, aún queda mucho por hacer para que la RSC convencional esté realmente implantada en todos y cada uno de los ámbitos de la administración y de la empresa. Esta forma de practicar la responsabilidad social sigue siendo una de las más valoradas, sobre todo en lo relativo a la gestión de recursos humanos.
Sin embargo, los nuevos empleados y consumidores están demandando ya a las empresas la puesta en marcha de nuevas formas de RSC. Según el Cone Communications Millennial CSR Study de 2015, el 93% de los millennials, la generación a la que pertenecerán la mayoría de los futuros consumidores y empleados, valoran mejor a las compañías que llevan a cabo acciones de RSC.
El 70% estaría dispuesto a pagar más por un producto socialmente responsable.
Merece la pena apostar por una RSC innovadora. Y estoy seguro de que se puede hacer porque ya lo están haciendo muchas empresas dentro y fuera de España con programas para facilitar el acceso a la cultura, impulsar el emprendimiento o fomentar la igualdad de oportunidades.
Sage, a través de Sage Foundation, está apoyando a Ongs como Fundación Tomillo, Fundación Adecco o Fundación Juan XXIII en programas de formación para la empleabilidad de los jóvenes en riesgo de exclusión, discapacidad intelectual o desempleados de larga duración o mujeres en situación de vulnerabilidad. Durante este año, además, hemos realizado más de 2.000 horas de voluntariado corporativo en más de 30 Ongs en toda España.
Con todo, además de la buena predisposición de las empresas, ¿hay que enfocarse en la formación en asuntos de responsabilidad social corporativa?
A mi juicio, la formación es uno de los asuntos importantes que hay que atender en materia de RSC. No resulta efectivo poner en marcha iniciativas si tus empleados o tus clientes no cuentan antes con la información necesaria para poderlas entender: no se van a implicar, las sentirán ajenas. Una iniciativa de RSC sin formación previa puede ser incluso contraproducente. En Sage apostamos por la formación como paso previo a la acción y suele dar resultado.
[blockquote style=»1″]Una iniciativa de RSC sin formación previa puede ser incluso contraproducente. En Sage apostamos por la formación como paso previo a la acción y suele dar resultado[/blockquote]
Otra de las vertientes importantes es la inversión que requieren este tipo de políticas. ¿Qué inversiones destacan en este capítulo dentro de su organización?
Como ya anunciamos en Sage Summit 2016 en Chicago , la mayor reunión del mundo de emprendedores y generadores de negocio, Sage Foundation refuerza su compromiso con la sociedad con nuevas ayudas por valor de 1 millón de dólares a un programa global de mentoring.
Como ya he comentado, en Sage Europa y Sage Iberia vamos a poner especial foco en el colectivo de jóvenes estudiantes a través de Junior Achievement, pero también mantendremos nuestras acciones de voluntariado centradas en generar impacto positivo en la comunidad local.
¿Qué repercusiones a los clientes de una empresa pueden tener unas malas o nulas prácticas en la RSC?
La política de una empresa en materia de RSC habla al mundo sobre los valores que se practican dentro de una compañía. Habla también sobre los principios que inspiran y guían su actividad. Si estas políticas no existen o tienen como resultado prácticas negativas, esto repercutirá, a ojos de sus clientes pero también de sus empleados, en una pérdida de reputación que, a largo plazo, perjudicará o no beneficiará a la imagen de marca de la empresa y sus productos.
Podría terminar, incluso, minando la relación de confianza con el consumidor y traducirse en consecuencias económicas que cualquier empresario querría evitar. Con Sage Foundation tenemos una plataforma mundial que nos pone en contacto a todos nuestros stakeholders para desarrollar nuestras acciones de filantropía.