Tener un controller de negocio puede suponer la diferencia entre que la empresa sea un éxito o un fracaso.
Recientemente asistí a un evento dirigido a Directores Generales.
Esta vez fui no como ponente sino como invitado, lo cual siempre relaja. Al finalizar el evento estaba prevista una de estas cenas de pie que personalmente me encantan, pues tienes ocasión de interactuar con mucha gente.
En este ir de aquí para allá me encontré con el Director General de una empresa cuyo Controller tuve como alumna hace unos años.
Se acercó a mi para saludarme de parte de su colaboradora (mi ex alumna) y cuál fue mi sorpresa cuando el saludo fue acompañado del siguiente amable comentario:
“(…) y gracias por haber ayudado a mi equipo de Controllers a abrirles los ojos a lo que realmente importa. Yo no era realmente consciente de lo que me perdía por no tener Controllers de Negocio”.
Uno de los otros Directores Generales que participaban en este corrillo, le preguntó :
“¿A qué te refieres cuando dices lo que te perdías?”, a lo que contestó:
“Pues te lo voy a resumir en una frase: desde que tengo Controllers de Negocio en mi empresa se cumplen o exceden objetivos; y te aseguro que estos objetivos fáciles no son”.
[blockquote style=»1″]El Controller Financiero cuando se convierte en Controller de Negocio sufre una mutación. Deja de ser el policía fiscalizador para ser el soporte con quien todo el mundo quiere contar en su día a día [/blockquote]
Efectivamente, esta frase resume la esencia de la función de Controller de negocio en su sentido más avanzado.
Habitualmente sigo la pista y el progreso de determinadas empresas donde conozco personalmente a sus Controllers y sé que son de Negocio.
Y efectivamente he podido constatar durante ya varios años que este efecto es cierto, ya que son organizaciones que sistemáticamente cumplen o exceden objetivos.
Pero, ¿cómo lo hacen los Controllers de negocio?
Sencillo. Sus Controllers no miran hacia atrás, no dedican ingentes esfuerzos a calcular desviaciones, analizarlas, reportarlas, etc.
En definitiva, no observan lo que ha pasado, sino que miran hacia delante y su foco –casi obsesión- es cómo ayudar a los distintos responsables a ver qué pueden hacer para cumplir sus objetivos en los meses que quedan para finalizar el año.
El Controller Financiero cuando se convierte en Controller de Negocio sufre una mutación.
Deja de ser el policía fiscalizador para ser el soporte con quien todo el mundo quiere contar en su día a día. De hecho se quejan de que les falta tiempo para atender a todos.
Antes he dicho sencillo, y en realidad lo es. Pero si me preguntas si es fácil, la respuesta es no. Por dos motivos.
Uno es la formación del Controller, que habitualmente es financiera, y ha descuidado otros aspectos fundamentales como la preparación en habilidades tales como la comunicación o persuasión.
Y el segundo motivo es precisamente el propio entorno; del Controller se espera “que controle”, es decir, que vigile, que fiscalice… todo con connotaciones de mirar al pasado y poco al futuro. Y esta es la etiqueta con la que tiene que convivir.
Pero si tú, Director General, estás leyendo este artículo, ya es un primer paso.
Como máximo responsable del entorno de tu empresa, déjame que te dé un consejo: dile a tu Controller que ya no quieres hablar más de lo que ha pasado sino qué es lo que va a pasar, que se transforme en Controller de negocio.
Después, asegúrate de que tiene la preparación adecuada y comienza a disfrutar cumpliendo planes.