El proceso de creación de valor en la política está cambiando rápidamente. En estos momentos, está transitando de una visión centrada en el partido al que se pertenezca, se milite o se simpatice, a una visión centrada en la personalización de la experiencia política del ciudadano, muy propia del marketing.
Esta interacción entre el partido político y el ciudadano es el nuevo paradigma político.
Tradicionalmente, la política se ha entendido como un lugar donde los partidos ponían a disposición de los ciudadanos sus programas.
Es decir, los políticos tenían plena autonomía en su proceso productivo (diseño de propuestas, desarrollo de mensajes y control del canal de comunicación).
Marketing y política
Sin embargo, esta concepción ha quedado obsoleta porque el mercado político está siendo retado por ciudadanos conectados, informados, activos, ávidos de información y armados con nuevas herramientas comunicativas en las que, con mucha frecuencia, expresan su insatisfacción.
Estos ciudadanos quieren interactuar con las marcas políticas, antes conocidas por partidos. Los nuevos ciudadanos, conectados y con más poder del que han tenido nunca, están incrementando su aprendizaje y son conscientes de que, ahora han devenido protagonistas de la política.
Los ciudadanos, actualmente, están creando procesos de análisis, escrutando y evaluando las propuestas políticas, deseosos de negociar con los partidos. En definitiva, diálogo, acceso, relación riesgo-beneficio y transparencia.
El diálogo quizás es el más importante porque implica interactividad, compromiso, habilidad y deseo de encontrar una solución compartida. Buscan un diálogo comprometido que les permita entender la relación riesgo-beneficio de las distintas opciones que les ofrece la política.
[blockquote style=»1″]El nuevo paradigma político implica al ciudadano y, por tanto, los partidos deben hacer frente, como ya lo han hecho los nuevos, a procesos de investigación de mercados, focus groups, análisis estadísticos, etnográficos…[/blockquote]
Los viejos partidos se enfrentan al riesgo de convertirse en piezas oxidadas de la maquinaria política. Otros en cambio, los de nuevo cuño, están inmersos en procesos de eficiencia para conseguir la diferenciación y, por tanto, la decisión de elección y voto de su marca.
Probablemente, a la vieja política no le guste este nuevo paradigma. Sin embargo, aunque todo proceso requiere su tiempo, éste es ya un camino de no retorno.
Metodología de marketing aplicada a la política
El nuevo paradigma político implica al ciudadano y, por tanto, los partidos deben hacer frente, como ya lo han hecho con mucho éxito los nuevos partidos, a procesos de investigación de mercados, focus groups, cuestionarios, análisis estadísticos, etnográficos y otras técnicas que les permitan entender a los ciudadanos.
Herramientas y técnicas que les permitan identificar tendencias, activar los deseos y preferencias del ciudadano y evaluar la posición competitiva de las diferentes marcas políticas.
Todo cambio implica un nuevo paradigma mental. “Yes We Can” ¿Les suena?