Directivos y Empresas

Gestionar el Detox Digital para el directivo

Si sale en Black Mirror es que no es ciencia ficción, sino algo que ya se halla entre nosotros, en nuestro entorno. Tanto es así, que el concepto de Detox Digital figura en el diccionario Oxford desde hace ya siete años y hasta existen organizaciones dedicadas a implementarlo de forma exitosa, como es el caso de Digital Detox, que desarrolla eventos analógicos de todo tipo, desde talleres para empresas hasta retiros veraniegos, donde los directivos se mantienen alejados y a salvo de toda experiencia digital que pueda redundar en la adicción al dispositivo móvil. Ese paréntesis en que el dispositivo deja de ser la prolongación de uno.

Según cifras recientes, un adulto utiliza diariamente su smartphone alrededor de las 200 veces, recibiendo una media de unos 50 correos electrónicos. El 78% de usuarios consulta su teléfono inteligente antes de ir a dormir.

Uno de los problemas más graves de la adicción digital es que, cuanto más conectados estamos, nuestros pensamientos más se orientan hacia fuera, en deterimiento de la introspección y la concentración. Todo es tan inmediato y proyectado hacia el flujo de información que, además de incapaces de focalizarnos, perdemos la paciencia: nos parece que nada puede esperar más de media hora (como mucho), allá donde la realidad es que nos podemos permitir –y, a menudo, incluso necesitamos– que muchas cosas esperen. 

Y es que son muchos los que no logran estar presentes en el aquí y ahora y con las personas que les rodean, y eso repercute en varios entornos, sobre todo, como es lógico, el laboral y el personal/ afectivo. Algo frecuente, y que afecta especialmente a directivos y ejecutivos lo que hace que incluso cadenas hoteleras ofrezcan packs e itinerarios libres de cobertura y, por tanto, de la tentación de no quitar ojo (ni cabeza) del smartphone.

Sea por el motivo que sea, esa adicción puede acarrear serios problemas al directivo en el desenvolvimiento de su labor. Sobre todo, en los frentes que enumero a continuación:

Memoria

Un reciente estudio de la Universidad de California (UC) concluye que requerir que nuestro cerebro esté expuesto a tantos estímulos multitarea a la vez, erosiona la memoria a corto plazo, así como nuestra capacidad de reincorporarnos a tareas que requieren nuestra concentración, precisamente, por perder el hilo de lo que estábamos haciendo. Un precio, éste, que un directivo no puede permitirse pagar, necesitado como está de atención, memoria y, sobre todo, concentración.

Estrategia

Diseñar e ir modificando una estrategia requiere reflexión, análisis y silencio. Requiere ser capaces de pensar a medio y largo plazo, lo que choca con la predisposición a la que aboca la adicción a las Redes Sociales, donde, bien al contrario, las recompensas que creamos nos aguardan en cualquier momento, de forma instantánea. Poco podremos reflexionar para buscar tener aquellas ideas que verdaderamente generan valor para nuestras empresas, en términos estratégicos, si nuestro cerebro está ocupado cosechando likes, shares o comentarios.

Equilibrio

La del directivo es una actividad gobernada por el estrés, por el cambio constante, por los contratiempos, tanto internos en la organización como externos, a nivel de mercado, sector y contexto económico. La adicción tecnológica suma, a las habituales, una fuerte fuente de estrés, el FOMO (fear of missing out) o miedo a perdernos algo si desconectamos. Un miedo totalmente artificial que no hace sino generar ansiedad, allá donde debería haber la máxima serenidad para afrontar las situaciones complejas que el gobierno de una organización siempre plantea.

Personalmente, soy un total defensor del valor y potencial de las TIC, y en especial de la digitalización en las empresas. En mi día a día, trabajando con directivos de todo tipo de organizaciones (grandes, pequeñas, públicas, privadas, locales, internacionales, B2B, B2C…) constato los beneficios de una buena estrategia de digitalización. No obstante, creo que debemos encontrar una disciplina que restaure el control de nuestras acciones. Y eso debe hacerse reintroducinedo en nuestra cotidaneidad momentos de desconexión. 

Porque además, la realidad es que, nos guste o no, tan sólo podemos estar en un lugar que, en el caso de los directivos, es donde se hallan aquellas decisiones empresariales que requieren reflexión, Especialmente ahora, cuando éstas son cada día más complejas. 

Me parece pues muy recomendable que aquellos directivos demasiado enganchados a su smartphone hagan detox digital, pasen ciertos periodos desconectados, no solamente de las redes sociales, sino también de los correos. Un buen ejemplo es que logren mantener sus dispositivos en los bolsillos, durante reuniones o entrevistas importantes. 

Una desconexión de períodos diarios de 90 minutos y de jornadas entera los fines de semana también resulta muy aconsejable para todos los que tenemos que concentrarnos para lograr generar verdadero valor para nuestras organizaciones.


Por Fede Martrat – Socio director de ActitudPro y Colaborador Académico en ESADE

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