Las redes profesionales han cambiado. Ahora las empresas son menos piramidales y los profesionales se mueven más, tanto geográficamente como organizativamente.
Dice el sociólogo Richard Sennet (“La corrosión del carácter”) que cada vez menos las carreras profesionales se realizan en una única organización piramidal, en la cual un profesional que entra va subiendo peldaños con el tiempo.
Pero la incertidumbre que estos hechos generan pide una cobertura, una red de seguridad, que se busca justamente en las redes profesionales: relaciones de amistad o apoyo mutuo que nos ayuden en los diferentes momentos de la vida laboral.
Las redes nos ayudan a obtener puestos con más responsabilidad y retribución, a encontrar trabajo cuando queremos mudarnos de ciudad o de país o a “no caer al suelo” cuando nos quedamos sin empleo…
¿Qué vínculos o valores definen a las redes profesionales?
¿Qué nos permite formar parte de una red? Una red potente en los primeros años de la carrera profesional es la asociación de antiguos alumnos de nuestra escuela o de la universidad; compartimos una determinada tradición educativa y una determinada experiencia universitaria: amistad y valores.
Tal vez no haya redes profesionales ideales y la clave esté en formar parte al mismo tiempo de redes no profesionales que ofrecen un apoyo desinteresado: familia, grupo de amigos o comunidades de valores
En semejanza, hay unas redes estructuradas en forma de colegios de profesionales (colegio de Médicos, de Farmacéuticos, de Abogados o de Ingenieros) que promueven servicios cooperativos a sus socios y ejercen de interlocutores de las administraciones cuando estos han de legislar acerca de aspectos que afecten el ejercicio de las respectivas profesiones.
Otras redes se tejen en el interior de las grandes empresas, que mueven sus miembros de un lado a otro del planeta en función de las necesidades estratégicas de la compañía.
Por ejemplo, algunas consultorías hacen esta función, y acompañan promesas de apoyo profesional entre miembros de la empresa, amparo afectivo y una “mística” de pertenencia a la empresa que acostumbra a incluir acciones de filantropía corporativa.
También hay redes profesionales directamente relacionadas con grupos religiosos o ideológicos. La pertenencia al grupo religioso te permite formar parte de una red que, en teoría, promueve unos ciertos valores y apoya a sus miembros.
Pero estas redes, a veces promueven efectivamente valores y otras veces se convierten en pantallas para promover intereses particulares de sus miembros en contra del bien común.
En África, donde la incertidumbre de los entornos institucionales es muy grande, las redes profesionales son muy necesarias, y la mentalidad religiosa o mágica se mezcla con la profesión.
Tal vez no hay redes profesionales ideales y la clave esté en formar parte al mismo tiempo de redes no profesionales que ofrecen un apoyo desinteresado: familia, grupos de amigos o comunidades de valores.
Porque es en este ámbito donde podemos madurar decisiones humanas y profesionales fundamentales.
Por Josep F. Mària – Jesuita y profesor de ESADE Business and Law School
