Directivos y Empresas

Claves de ahorro e inversión para recién llegados al mundo laboral

Por: Adrián Amorín, country manager para España de Scalable Capital


Para los jóvenes, conseguir su primer empleo implica, además de un reto en sí mismo, empezar a tomar decisiones sobre su futuro financiero. Es habitual que, producto de la satisfacción, de un “porque yo lo valgo”, la primera nómina se destine a un capricho, a una actividad de ocio,  o también a un regalo para alguien cercano.

Sin embargo, pasado el primer momento de euforia, hay que empezar a pensar con cabeza en cómo gestionar esos ingresos para garantizar unas finanzas saludables el día de mañana. Es importante entender, desde ese primer sueldo, el valor del ahorro y la importancia de conseguir que ese dinero, fruto de nuestro esfuerzo, genere un rendimiento lo antes posible, pues es lo que conducirá, a medio plazo, a la estabilidad financiera.

Claves de ahorro e inversión para recién llegados al mundo laboral

Por ello, establecer desde el inicio una rutina de ahorro es vital. Simplemente programar una transferencia fija de una parte del sueldo a una segunda cuenta facilitará un ahorro automático. Antes, sin embargo, es aconsejable analizar los gastos mensuales para calcular qué cifra podemos guardar.

Existen diversas aplicaciones en el mercado que ayudan a mantener un registro de las finanzas personales, identificar gastos superfluos y determinar cantidades para imprevistos cotidianos, como pueden ser averías o inesperados tratamientos médicos. Estas aplicaciones realizan los cálculos indicados, entre otros muchos, según los ingresos mensuales de cada uno, y finalmente aconsejan la cifra que puede destinarse al ahorro sin temer no llegar a cubrir los gastos.

Una vez realizados estos sencillos pero fundamentales pasos previos, llega el momento de subir un peldaño e iniciar el camino hacia la construcción de nuestro patrimonio. Conseguir un colchón financiero sólido a través del ahorro y acompañarlo de inversiones inteligentes ayudará a alcanzar los objetivos que cada cual se fije en su futuro patrimonial.

Por lo general, es aconsejable asignar un porcentaje de entre un 5% y un 15% de los ingresos mensuales a la inversión. Empezar con un 5% es una decisión sensata, para ir posteriormente aumentando el porcentaje a medida que mejora el aprendizaje y la solvencia económica.

La clave está en dar el primer paso lo antes posible, sin obsesionarse con la cifra inicial que se puede destinar. De este modo podremos aprovechar al máximo los beneficios del interés compuesto, que consiste en reinvertir los intereses generados por las propias inversiones, consiguiendo un efecto multiplicador en los rendimientos obtenidos.

Por otro lado, cuanto más a largo plazo se mantenga la cifra invertida, más probabilidades existen de obtener un rendimiento positivo. Hay que tener en cuenta que las oscilaciones del mercado son habituales pero imprevisibles, y que las promesas de un gran retorno a corto plazo son inversiones de muy alto riesgo.

Pero si nos fijamos en un índice de referencia mundial como el MSCI World, podemos comprobar que su rentabilidad media anual, tomando como muestra los últimos 15 años, se ha situado en torno al 10%.

ETF, una alternativa ideal para principiantes

Una forma sencilla de invertir recomendada para los recién iniciados son los fondos ETF (Exchange Traded Funds) o fondos cotizados. Se trata de una herramienta que se compone de diferentes valores pero que cotizan en bolsa como las acciones.

Además de permitir invertir de manera diversificada, los ETF tienen comisiones bajas, un detalle que también se debe tener en cuenta cuando elegimos las inversiones de nuestra cartera.

Hay ETF de todos los tipos y colores, de renta fija, variable o alternativos (mercados de materias primas, inmuebles, etc.). Es aconsejable elegir uno que ofrezca diversificación a nivel global y hacer uso de una plataforma de inversión de confianza para dar inicio a esta estrategia financiera.

Utilizar este producto como base de un plan de inversión es una manera sencilla y cómoda de empezar a invertir, y puede hacerse desde una cantidad mensual mínima. Por ejemplo, plataformas como Scalable Capital ofrecen planes de inversión a partir de 1€ al mes, pudiendo decidir incrementar o disminuir el importe destinado en función tanto de nuestra situación financiera particular como de la del mercado.

Invertir es una de las maneras más eficaces de configurar un patrimonio personal a largo plazo. Y no es correcta la idea de que para invertir hace falta tener mucho dinero. Al contrario, la clave está en empezar pronto, lo antes posible, y con lo que se pueda, ya tendremos tiempo de aumentar la cantidad.

El tiempo, en el mundo de la inversión, siempre juega a nuestro favor. Por suerte, la tecnología ha democratizado enormemente este sector, y hoy día es posible convertirse en inversor de forma sencilla. Poco a poco, siendo constante, diversificando y sin perder de vista el largo plazo, podremos ver crecer nuestro patrimonio y gozar de una buena salud financiera.

Salir de la versión móvil