En primer lugar, en la Bolsa -como en otros sitios-, los excesos se compensan algún día, en parte. Cuando los valores que conservan un valor innegable han caído drásticamente, repuntan sistemáticamente cuando el sentimiento de los inversores está en su punto más bajo.
Efectivamente, no queda nadie para venderlos. Sólo tienen compradores potenciales, que pueden ser, principalmente, de tres tipos: o bien los inversores que tienen que cambiar sus posiciones «vendedoras» para reducir su riesgo o pagar rescates; o los inversores a muy largo plazo (fondos de pensión, fondos soberanos, etc.); o bien los de muy corto plazo, como los “traders” o fondos de cobertura basados en la inversión de la tendencia.
Pero hay otras razones más fundamentales. Esta semana en particular, las negociaciones de la denominada OPEP «ampliada» relativas a una reducción voluntaria de la producción de petróleo han generado expectativas -de momento, no confirmadas- de apoyo al precio del barril.
Es cierto que este apoyo al precio del petróleo perjudicaría, marginalmente, al consumidor final, pero mantendría la viabilidad de las compañías petroleras dado que éstas, independientemente de su imagen, son esenciales para la actividad económica, pues proporcionan empleo, ingresos, inversiones y valor estratégico para los Estados.
Por último, hay razones de más largo plazo. Los gigantescos planes de apoyo a la economía por parte de los Estados tratan de preservar, en la medida de lo posible, la confianza de los operadores económicos en el sistema, con objeto de evitar la espiral de desconfianza. Lógicamente, los valores de mayor riesgo lo aprovechan. Y la volatilidad desciende.
Pero este retorno positivo del retroceso bursátil va acompañado de un segundo tipo de retroceso: el relativo a la duración del confinamiento. En efecto, desde este punto de vista, el horizonte apenas se ha aclarado.
Si bien es cierto que algunos países, como Austria e Irán, mencionan concretamente una fecha de fin al confinamiento, en cambio Italia, España, Francia, Rusia y muchos otros están anunciando, uno tras otro, su prórroga, cuyo coste económico es importante.
Pero aún no se ha dicho la última palabra. Es verdad que las autoridades presupuestarias han respondido perfectamente a la emergencia. Sin embargo, sigue siendo posible que se produzca el segundo retroceso (el de la duración del confinamiento) e, incluso, una segunda oleada de contagios en Asia. Por lo tanto, es legítimo recuperar la confianza, ya que el apoyo de los Estados es casi inagotable, pero también lo es seguir en movimiento y atentos a corto plazo.
La situación de los mercados
Las nuevas solicitudes iniciales de prestaciones por desempleo en Estados Unidos han resultado ser superiores a las expectativas, en 6,6 millones [de dólares], justo por debajo de las de la semana anterior. Habiéndose revisado al alza, a 6,8 millones, ya constituyen un récord.
Tras haber innovado con programas de compra de obligaciones de empresas de calificación elevada, la Fed vuelve a innovar. El jueves 9 de abril la Reserva Federal dio a conocer un programa de préstamos para pequeñas y medianas empresas, y se dispone a comprar obligaciones denominadas especulativas o de «alto rendimiento», en las que el riesgo de impago es significativo. Aparte de la renta variable, ya no hay casi nada que la Fed no pueda comprar a partir de ahora.
La selección de valores de la semana: Novozymes
La empresa de biotecnología especializada en enzimas ha anunciado previamente sus resultados del primer trimestre de 2020, con un crecimiento orgánico del +10%, al alza, un rendimiento que no se había visto desde hace varios años.
El grupo danés logra un crecimiento orgánico de dos dígitos en el primer trimestre, muy por encima de las expectativas del consenso (alrededor del 3%). Impulsado por sus divisiones de Cuidado del Hogar (+11%), Alimentos y Bebidas (+11%), Bioenergía (+11%) y Agricultura y Piensos (+ 8%), al grupo le ayuda una base de comparación bastante débil, con el cese de ventas en Oriente Medio y la fuerte caída de la Bioenergía el año pasado. La gestión de costes también le ha permitido conseguir un margen del 29% en el trimestre.
A pesar de que el resto del año es más difícil de comprender -como era de esperar, la dirección ha suspendido su orientación anual-, el grupo debería beneficiarse de la resiliencia de sus principales mercados finales -la alimentación, la agricultura y la higiene-, poco afectados por los efectos directos e indirectos del coronavirus.
Se espera que la división de bioenergía, que produce bioetanol, muestre una fuerte contracción a lo largo del año, afectada a la vez por la caída del petróleo, la disminución del transporte de personas y los inventarios en lo más alto de Estados Unidos. El tono de la dirección sigue siendo de confianza, ya que las fábricas funcionan con normalidad.
Por Olivier de Berranger – director de Gestión de Activos de La Financière de l’Echiquier