El último dato sobre el mercado laboral de EE.UU. mostró que la primera potencia económica del mundo había creado 559.000 puestos de trabajo frente a los 660.000 esperados. Pese a que la tasa oficial de desempleo cayó hasta el 5.8%, todavía hay 7.6 millones de puestos de trabajo menos de los que había antes de la pandemia.
Por ello, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, recuerdan continuamente en sus comparecencias que la tasa oficial de desempleo no está reflejando la realidad laboral de EE.UU., y que es preferible la métrica conocida como U6, que todavía arroja cifras de desempleo superiores al 10%. Pero más allá de las cifras oficiales u oficiosas, lo que llama la atención es lo que está ocurriendo dentro del mercado laboral.
Variaciones en el mercado laboral de EE.UU.
Las vacantes de empleo en EE.UU. aumentaron en abril, hasta un récord de 9.3 millones durante el último mes, siendo el dato más alto desde el año 2000. La reapertura de la economía ha generado una fuerte demanda laboral, pero parece ser que los trabajadores están exigiendo mejores condiciones que las que tenían antes de la pandemia.
De hecho, el número de personas que están abandonando voluntariamente sus trabajos aumentó hasta 4 millones en abril, mientras que la tasa de abandonos se elevó a un máximo de la serie del 2.7%.
Da la sensación de que los trabajadores han comenzado a confiar en su capacidad de negociar, o bien un empleo mejor pagado, o que se respete su decisión de teletrabajar, frente a la obligación de volver al puesto de trabajo que tenían antes del COVID.
Los hábitos de conciliación familiar y los beneficios de desempleo mejorados durante la pandemia, son algo que los trabajadores no quieren perder, y tal vez explica por qué el número de vacantes haya superado al número de contrataciones en 3.2 millones en abril, generando la mayor brecha registrada hasta la fecha.
Se buscan trabajadores
A raíz del problema para encontrar trabajadores, muchos estados han informado al Departamento de Trabajo su intención de eliminar gradualmente los programas federales de seguro de desempleo, para alentar a los ciudadanos a buscar trabajo.
Por otro lado, los empresarios han comenzado a ofrecer bonificaciones a través de un incentivo de contratación único, o aumento salarial, o agregando beneficios como seguro médico. El sector de alojamiento y servicios de alimentación, es decir, hoteles y restaurantes, son el principal foco de contratación y representan el 35% de todos los puestos de empleo creados.
El tiempo nos dirá si esa mejora salarial es táctica o estructural. Y será un tema crucial para analizar la transitoriedad del repunte de inflación que se está viviendo en este momento.
No hay que olvidar que la Reserva Federal argumenta que no retira estímulos monetarios, porque confía en que las presiones inflacionistas actuales sean transitorias. Y parte de su argumentación descansa en la ausencia de presiones salariales desde hace más de una década.
En EE.UU. ya se registra inflación del precio de materias primas, que está disparando el coste de producción. Además, existe una clara inflación de activos financieros, concentrado en bolsa y mercado inmobiliario. ¿Qué pasaría si ahora además se suma inflación salarial?
Tal vez la FED tenga razón y todo sea pasajero, pero el riesgo de error cada vez es mayor, y con un mercado tan acostumbrado al apoyo incondicional de los bancos centrales, y un sistema económico que descansa en el endeudamiento crónico, cualquier mensaje de que se ha terminado la barra libre, puede tener un impacto severo en los mercados.