La competitividad en 2025 no dependerá solo de los resultados económicos. Las empresas españolas han comprendido que la solidez tecnológica, la seguridad digital y, sobre todo, el talento que sustenta estos avances serán diferenciales clave en un contexto global cada vez más inestable. El informe Perspectivas España 2025, publicado por CEOE y KPMG, traza un mapa claro: las organizaciones que apuesten por la preparación de sus personas, la automatización inteligente y la protección ante amenazas emergentes tendrán una ventaja sostenible.
El talento como eje estratégico del futuro empresarial
El capital humano se consolida como la columna vertebral de la estrategia corporativa. No basta con incorporar tecnología: el factor diferencial está en contar con los profesionales capaces de aprovecharla. El informe revela que la formación de empleados será una prioridad de inversión para el 45% de las empresas, reflejo de la urgencia por actualizar habilidades ante entornos laborales que cambian a gran velocidad.
La fidelización del talento también gana peso. Las empresas son conscientes de que la rotación de perfiles clave implica costes, pérdida de conocimiento interno y retraso en los procesos de innovación. Por ello, cada vez más organizaciones se centran en proyectos profesionales atractivos y rutas de crecimiento claras como parte de su propuesta de valor al empleado.
Barreras que frenan la evolución digital
Aunque las intenciones son claras, los datos reflejan una brecha preocupante. La valoración media que las propias compañías otorgan a las capacidades digitales de sus plantillas no alcanza el notable. Esta insuficiencia se traduce en una ralentización de los proyectos de transformación digital, que se ven frenados no por la falta de inversión, sino por la escasez de competencias internas.
El 47% de los encuestados admite que la ausencia de habilidades digitales adecuadas dentro de su organización está obstaculizando su progreso. A pesar de ello, solo un 38% ha implementado programas estructurados de reskilling y upskilling, lo que evidencia la necesidad de pasar del diagnóstico a la acción.
Inteligencia artificial: adopción masiva con visión estratégica
En paralelo, el avance de la inteligencia artificial ha dejado de ser un experimento para convertirse en una realidad estratégica. El 85% de las empresas ya ha iniciado su inversión en esta tecnología o planea hacerlo a corto plazo. La IA generativa, en particular, se está integrando en procesos que van desde la automatización de tareas repetitivas hasta la personalización de servicios y el soporte en la toma de decisiones.
El despliegue de estas herramientas, sin embargo, implica retos que no son solo tecnológicos. Las compañías deben garantizar modelos de gobernanza robustos, gestionar riesgos éticos, cumplir con normativas emergentes y, sobre todo, asegurar la capacitación continua del personal que interactúa con estos sistemas.
IA aplicada a las operaciones y la cultura empresarial
Más allá del enfoque operativo, el uso de IA está afectando a la forma en que las organizaciones estructuran sus equipos, establecen prioridades y replantean procesos internos. La integración de sistemas inteligentes en áreas como la atención al cliente, la logística o la gestión documental no solo mejora la eficiencia, sino que redefine los perfiles profesionales necesarios.
Esto obliga a repensar los modelos organizativos, incorporando nuevos roles, metodologías ágiles y esquemas de colaboración interdepartamental donde la tecnología y el talento trabajen en sinergia.
Ciberseguridad: de preocupación puntual a pilar estratégico
En 2025, la ciberseguridad se consolida como una función crítica en la agenda de inversión empresarial. El 34% de los líderes consultados en el informe declara que será un eje clave de su presupuesto, debido al crecimiento de amenazas complejas, las exigencias regulatorias y el riesgo reputacional asociado a cualquier brecha digital.
Ya no se trata solo de tener firewalls y sistemas de antivirus. Las organizaciones deben adoptar un enfoque integral: prevención, detección, respuesta rápida y recuperación eficaz ante incidentes. Este cambio de mentalidad responde a un entorno donde los ataques son más sofisticados, dirigidos y persistentes.
Formación interna para blindar la seguridad digital
Uno de los aprendizajes clave del informe es que muchas vulnerabilidades no tienen un origen técnico, sino humano. Errores cotidianos, como el clic en un correo de phishing o el uso de contraseñas inseguras, siguen siendo puertas de entrada habituales para los ciberdelincuentes.
Por eso, la formación continua del personal es hoy un pilar de cualquier política de seguridad. Empresas que operan en entornos industriales automatizados, por ejemplo, están adoptando protocolos de concienciación, simulacros internos y manuales de actuación inmediata para minimizar el impacto de posibles ataques.
El marco regulatorio se endurece
En este nuevo escenario, la regulación europea también se vuelve más exigente. Normas como la directiva NIS2 o el reglamento DORA obligan a reforzar la resiliencia digital, implementar controles internos más estrictos y reportar incidentes con transparencia. El cumplimiento de estas normativas no solo evita sanciones, sino que mejora la percepción de fiabilidad por parte de clientes, socios e inversores.
Las empresas que anticipen estas obligaciones y se adelanten en su implementación, tendrán una ventaja competitiva clara.
Una transformación que exige liderazgo adaptativo
A medida que el talento, la IA y la ciberseguridad se integran en el núcleo de la estrategia, también cambia la forma de liderar. Ya no se trata de gestionar recursos, sino de guiar la evolución de capacidades, construir culturas abiertas a la innovación y responder con agilidad a entornos volátiles.
Este nuevo liderazgo debe ser capaz de equilibrar la adopción tecnológica con la humanización del cambio, garantizando que cada avance digital venga acompañado de preparación, ética y visión a largo plazo.
Preparar a las personas para un futuro digital seguro
El verdadero reto para las organizaciones no está solo en desplegar herramientas avanzadas, sino en preparar a sus equipos para convivir, colaborar y crecer con ellas. La combinación de una IA bien implementada, una plantilla con competencias actualizadas y una arquitectura de ciberseguridad eficaz se convierte en la clave de un crecimiento sostenible.
El informe Perspectivas España 2025 marca una hoja de ruta clara: las empresas que inviertan de forma decidida en talento y digitalización en 2025 estarán mejor equipadas para afrontar cualquier escenario futuro.