¿Por qué la sociedad misma persigue y menosprecia al sector primario que la alimenta?
Manuel Pimentel, escritor y editor , que conoce muy bien el campo. Es Ingeniero Agrónomo y cuando habla del campo es una de las personas más autorizadas en este país , habla sobre la situación actual que está viviendo el campo en estos momentos . Una situación preocupante que puede desencadenar unos efectos tremendos que provoquen estragos en nuestro país , tanto a nivel económico como social.
La sociedad que ha despreciado al campo durante décadas experimentará una venganza bíblica en forma de escasez y aumento brutal de precios de los alimentos.
La confección de alimentos resulta ahora una venganza del campo. Los precios de los comestibles ascienden con intensidad y las crisis alimentarias olvidadas amenazan con reaparecer.
¿Por qué? ¿Por qué ayer había un exceso de alimentos y hoy parece haber escasez? El desprecio al campo y los desajustes de la desglobalización son las razones principales.
No obstante, los responsables públicos echan culpas injustas y demagógicas a distribuidores y agricultores, intentando justificar sus propios errores y desvaríos.
¿Cómo se ha podido llegar a esta triste, injusta y suicida situación? ¿Cómo ha sido posible que la sociedad desdeñe a aquellos que nos dan de comer? ¿Por qué los agricultores, los ganaderos y los pescadores hemos pasado de ser héroes a ser villanos?
¿Por qué la sociedad actual no solo no nos aprecia, sino que, al contrario, nos considera enemigos del medio ambiente, parásitos de la PAC, «señoritos» de tiempos pasados, maltratadores de animales? ¿Por qué, si los precios están al alza, seguimos abandonando nuestros campos?
Este breve ensayo publicado por la editorial Almuzaralibros , busca comprender los motivos y las formas de esta situación paradójica y contradictoria. Castigamos a las personas del campo mientras les exigimos alimentos abundantes, saludables y a precios bajos. Queremos comida buena, bonita y barata, pero sin agricultura ni agricultores; carne sin ganadería ni ganaderos; pescado sin pesca ni pescadores.
Nos quejamos del encarecimiento de los alimentos al mismo tiempo que prohibimos los trasvases, perseguimos a las granjas o cuestionamos los regadíos y los abonos, entre muchas otras restricciones o prohibiciones.
Y, claro, eso no funciona. A lo largo de estos años, los agricultores agonizan sin que a la sociedad que alimentan parezca importarle en lo más mínimo. Los agricultores, ganaderos y pescadores no son parte del problema, son parte de la solución.
Desean trabajar en paz, con dignidad, de manera sostenible y rentable, para cumplir con su misión trascendental de proveernos de alimento.
No trabajan solo por el sustento de sus hijos; lo hacen, principalmente, por el sustento de los hijos de todos los demás.