El FEI presenta “Innovación Tecnológica y Empleo”, libro que aborda un tema candente como el impacto que la robotización y digitalización de los procesos del trabajo están ejerciendo y ejercerán de forma directa en un futuro próximo en el empleo.
El Foro de Empresas Innovadoras (FEI) presenta el próximo 19 de noviembre el libro “Innovación Tecnológica y Empleo” –prologado por Pedro Mier, Presidente de la patronal de la industria digital, AMETIC y el sindicalista y político Cándido Méndez– y la Cátedra extraordinaria de Estudios de la Innovación, creada conjuntamente entre el FEI y la Universidad Complutense, CESIN, que tendrá como misión emplear la colaboración para impulsar los estudios de la innovación, singularmente en lo que respecta a la innovación en las empresas como actores centrales de la transformación digital.
El acto coincide con la entrega de los Reconocimientos anuales del FEI que ponen en valor el trabajo de personas y entidades en las categorías de: Investigador Innovador, Empresa Innovadora y Organismo/Institución de apoyo a la Innovación.
El ensayo analítico “Innovación Tecnológica y Empleo”, en el que se cuenta con la voz de sindicatos y empresa, aborda un tema candente como el impacto que la robotización y digitalización de los procesos del trabajo están ejerciendo y ejercerán de forma directa en un futuro próximo en el empleo, así como en el diseño de políticas gubernamentales para abordar dicha realidad.
El Foro de Empresas Innovadoras edita este ensayo como herramienta de análisis, proponiendo soluciones, y en colaboración con el sistema educativo e investigador, para que permitan aprovechar las oportunidades de desarrollo económico y social de esta transformación, minimizando sus riegos.
La transformación digital puede conllevar cambios tan drásticos en los sistemas productivos y en las relaciones sociales como los que tuvieron lugar en las revoluciones industriales precedentes. La consultora tecnológica IDC vaticina que, en 2022, más del 60% del PIB mundial estará digitalizado, lo que convertirá a este factor de cambio en un elemento clave de productividad y competitividad. Digitalización, productividad y competitividad forman un trinomio imprescindible para una economía del siglo XXI.
El futuro del empleo y el temor a la robotización
Los trabajadores españoles se enfrentan a un mercado laboral de creciente complejidad tecnológica, y resulta inevitable el temor a que el balance del proceso de digitalización y robotización implique destrucción y precarización del empleo, si no se acompaña de medidas como las propuestas en la publicación que presenta el FEI, el próximo 19 de noviembre.
El despliegue masivo de tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial, la robótica industrial y de servicios, las tecnologías inmersivas, la impresión 3D, la domótica, el internet de las cosas (IOT)), el big data, la conectividad…van a traer consigo una transformación del puesto de trabajo y mejoras de la productividad del trabajador y la organización, que serán claves para la competitividad internacional de las empresas y países. Por ello, es importante anticiparnos a la transformación del puesto de trabajo tipo, así como del empleo en las organizaciones.
Asimismo, habrán de analizarse los datos sobre pérdida y creación de puestos de trabajo, la calidad del empleo generado, la brecha digital, formación o regulación, etc., para tomar medidas que palíen los posibles efectos negativos.
Innovación tecnológica y empleos emergentes
Con las nuevas profesiones derivadas de la revolución digital no se creará empleo únicamente en las grandes empresas tecnológicas, sino, sobre todo, en las empresas usuarias de la tecnología. Tanto en grandes empresas como en PYMES y microempresas. Los puestos de trabajo creados por las grandes tecnológicas no serán únicamente de alta cualificación; también, y en una gran proporción, puestos de baja cualificación.
En general, la creación de empleo que irá sustituyendo a la pérdida de puestos de trabajo como consecuencia de la revolución digital y la robotización, no provendrá tanto de profesiones emergentes, como de la evolución paulatina de empleos ya existentes y de los sectores maduros.
De la misma forma, se producirán cambios en los departamentos de formación/recursos humanos, y en los procesos de reclutamiento, motivados por las exigencias de formación continua del propio equipo de recursos humanos como de la plantilla, ante la constante evolución de conocimientos y nuevas habilidades emergentes.
“Es necesario que los agentes sociales tomen conciencia del cambio en el que ya estamos inmersos y se avance dando los pasos necesarios para aprovechar las oportunidades que brinda esta revolución tecnológica, a la vez que se evitan los efectos adversos que pueda originar”
Luís Fernando Álvarez-Gascón, presidente del FEI
Recomendaciones para aprovechar el tren de la digitalización
Las implicaciones sociales, económicas y laborales de la robotización y digitalización de los procesos de trabajo hacen imprescindible, por tanto, conformar una serie de propuestas de acción que hagan posible que sus beneficios reviertan en progreso y prosperidad para todos. Se trata, en definitiva, de aprovechar la oportunidad que nos brinda este proceso tecnológico en términos de competitividad, pero también de justicia e inclusión social.
Las recomendaciones del FEI al respecto pasan por:
1La monitorización desde todas las instituciones del impacto de la tecnología sobre la actividad laboral.
2Un Plan Nacional de Inclusión Tecnológica de todos los ciudadanos/as, para evitar la brecha digital sin dejar a nadie atrás.
3Establecer por parte de las Administraciones Públicas programas de incentivación de la formación continua en habilidades digitales, tanto para las organizaciones empresariales como a nivel individual para los trabajadores, asegurando su empleabilidad futura.
4La incorporación del derecho y la obligación de formación continua a la legislación laboral, computada dentro de la jornada laboral.
5La reducción paulatina de la jornada laboral a medida que el empleo se vaya automatizando, compatibilizando por un lado la productividad y competitividad de las empresas, y por otro, la calidad de vida de los trabajadores y sus expectativas de empleabilidad.