El ciclo de vida de un producto hace referencia a la sucesión de etapas que pasa desde el momento en el que es lanzado al mercado hasta que se elimina del mismo.
Es un recurso muy práctico para determinar la tendencia que va a seguir, hacerse una idea del volumen de venta, y poder prevenir algunos problemas que lastren su evolución.
Es un modelo de análisis que considera determinados factores, aunque hay que tener bien claro que no todos los productos son iguales, por lo que el ciclo de vida debería adaptarse a cada situación.
Los expertos en marketing deberían hacer un estudio del ciclo de vida de cualquier producto, antes de que lo lanzasen al mercado. Así pueden seguir el mejor camino en cada etapa.
¿Qué etapas comprende el ciclo de vida de un producto?
Tenemos 4 etapas claramente diferenciadas:
Introducción
La etapa de la introducción empieza en el momento del nacimiento del producto y concluye cuando esté entra en el mercado.
Aquí nos encontramos en un punto del ciclo en el que el cliente potencial todavía desconoce el producto, incluso podría ser que no exista todavía una necesidad que puedas justificar el motivo de su aparición.
Esto hace que las ventas sean moderadas, más bien bajas, y que crezcan muy poco a poco.
La fase de introducción servirá para que el inversor se dé cuenta de la situación real del producto y de la necesidad de invertir en publicidad. Para ello, tendrá que hacer una segmentación del mercado, ya que solo así tendrá claro al tipo de público al que se debe dirigir.
Crecimiento
Lo que se persigue en la etapa de crecimiento es encontrar la manera de que el producto se presente como algo irresistible de cara al consumidor e incrementar las ventas.
Con una correcta inversión en publicidad, y con la técnica de promoción correspondiente, se irá despertando el interés del público por el producto y, por ende, las ventas también empezarán a incrementarse.
El empresario no tardará en darse cuenta de que el aumento del conocimiento de la marca está ligado a un aumento de la producción.
Si la demanda es más alta que la producción, podemos tener problemas. Habrá que tener una cierta previsión para evitar estas carencias.
A esta fase también se la conoce etapa de despegue y resulta fundamental dentro del ciclo de vida de un producto.
En el mercado en el que vivimos, es posible que no tarde en presentarse un producto de algún competidor. Es en esta fase cuando lo identificaremos y plantearemos diferentes alternativas: así podremos diversificar la oferta, agregando variaciones y modelos complementarios. Así estaremos preparados ante cualquier tipo de eventualidad.
Madurez
La etapa de crecimiento derivará en la etapa de madurez; este momento del ciclo de vida de un producto se caracteriza por lograr el máximo nivel de ventas y de producción. El producto será ya un referente en el mercado, tendrá una clientela fija y los beneficios nunca serán más altos.
Llegará un momento en el que las ventas empiecen a frenarse, y es posible que tengamos que minimizar los costes con el objetivo de mantener el mismo nivel de beneficios.
Aquí cambia por completo la estrategia de promoción: si en el caso anterior buscábamos que el cliente conociera el producto y se despertase la intención por el mismo, ahora lo que se busca es que no se olvide del mismo, ya que solo así se cumplirá con los objetivos establecidos.
Aunque es la etapa más rentable, también es la más variable, produciéndose oscilaciones de subidas y de bajas en las ventas, que será el resultado de las promociones que haya lanzado la entidad con el fin de mantenerse en la mejor posición.
Declive
La última fase del ciclo de vida de un producto es la etapa del declive. Será en la misma en la que el producto irá perdiendo su atractivo, las ventas se irán reduciendo y es posible que termine por desaparecer. Hay muchos posibles motivos que pueden explicar el declive del ciclo de vida de un producto:
- El mercado está saturado y el número de competidores que comercializan el mismo producto, o uno similar que busque satisfacer las mismas necesidades, es muy elevado.
- También podríamos vernos en esta fase en el caso de que los costes de producción del producto sean muy elevados y la entidad no haya encontrado la forma de reducirlos. Entonces descienden las ventas y la empresa llega a la conclusión de que no está siendo rentable seguir con la producción.
Para evitar que esta fase concluya, las empresas lanzan todo tipo de ofertas y promociones.
Nuevamente, hay que hacer un cambio de estrategia en esta fase del ciclo de vida del producto: aquí ya no se busca solo dar a conocer el producto, o que el cliente no se olvide del mismo, sino que se quiere mostrar la oportunidad al cliente de que pueda conseguir el producto al precio más reducido posible.
Algunas estrategias para alargar el ciclo de vida
Vamos a ver 3 estrategias clave que pueden servir para alargar el ciclo de vida del producto:
- Estrategia de relanzamiento: consiste en producto prácticamente distinto con el nombre del producto original. Quizá no termine de funcionar porque aquellos compradores fieles no suelen estar conformes con que se cambien las características del producto que apareció en primer lugar.
- Actualización: no es una estrategia tan arriesgada como en el caso anterior. Se agregan algunas mejoras para lograr que el producto original sea más atractivo y no parezca obsoleto en base a lo que ofrecen las empresas competidoras.
- Extensión de la etapa de madurez: sobre todo, la forma de extender el tiempo de vida útil de la etapa de la madurez es potenciar la inversión en publicidad. Por ejemplo, quizá podríamos probar a orientarnos a nuevos segmentos de la población.
Conociendo las diferentes etapas del ciclo de vida de un producto, podremos saber sobre el mismo, sobre su rentabilidad, y sobre qué podemos hacer para alargarlo lo máximo posible.