Los franceses han tenido siempre la habilidad de saber expresar una idea con muy pocas palabras y de que éstas, además, acaben constituyendo un auténtico mensaje. Los ejemplos son muy numerosos, pero en el momento de iniciar este artículo me he acordado de una frase que fue muy popular hace años entre los analistas de los temas urbanos y regionales: “les villes sont les foyers de l’innovation et de la croissance” (que se podría traducir – con cierta libertad – por: “las ciudades son el lugar donde se produce e impulsa la innovación y el crecimiento”).
Esta afirmación es plenamente trasladable al caso de España desde hace bastantes años y los datos más actuales refuerzan todavía más dicha tesis.
Una reciente nota de síntesis de la Fundación BBVA y el IVIE1 sostiene que “las nueve provincias españolas donde es mayor la importancia relativa de las aglomeraciones urbanas de elevada densidad – Álava, Barcelona, Cádiz, Madrid, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vizcaya y Zaragoza – son también las que presentan un mejor comportamiento en relación a indicadores de la economía del conocimiento”, un tema que ha analizado también el Prof. E. Reig con un equipo investigador2.
Las nueve provincias citadas, donde están las aglomeraciones urbanas más destacadas de nuestro país, concentran el 44% de la población española, pero su peso alcanza el 71% de la población ocupada en actividades relacionadas con las TIC (tecnologías de la información y las comunicaciones) y el 60% de la concesión de patentes en España. Es más, las aglomeraciones urbanas a las que estamos refiriéndonos aportan casi el 51% del PIB nacional y la población con ocupaciones altamente cualificadas representa el 54,5% del total español.
Las ventajas de las grandes aglomeraciones urbanas
Siempre que se debate sobre el crecimiento económico y los factores que lo pueden favorecer, los economistas solemos colocar en una posición destacada el papel de las llamadas ‘economías de aglomeración’, junto con los factores trabajo, capital y progreso técnico.
Se trata, sin duda, de un concepto algo escurridizo y no siempre fácil de cuantificar, pero cuya presencia y contribución al crecimiento económico son muy reales, aunque con efectos territoriales muy diferenciados.
En el concepto de ‘economías de aglomeración’ suelen integrarse un conjunto de ‘ventajas’ que ofrecen las áreas urbanas donde se concentra un gran volumen de población y con una elevada densidad. Una de las primeras ventajas a destacar es que dichas áreas urbanas ofrecen un mercado potencialmente muy importante y, por tanto, con una elevada demanda de productos y servicios, lo que equivale a que allí se produce un tráfico demanda-oferta muy intenso que impulsa la creación de nuevas empresas y la localización o atracción de empresas foráneas.
Pero, casi confundiéndose con esta primera ventaja suelen enumerarse otras que tienen claras implicaciones económicas. Por ejemplo, el hecho de que las grandes aglomeraciones urbanas ofrecen un mercado de trabajo amplio y variado, donde resulta más fácil encontrar personal especializado y/o con distintas cualificaciones.
Asimismo, se subraya que en dichas aglomeraciones las empresas suelen verse sometidas a una mayor presión competitiva, a la vez que pueden mantener contactos formales o informales con empresas dedicadas a su misma actividad o compartir proveedores especializados (particularmente en el ámbito de los servicios, en general, y de los ‘servicios a las empresas’ en particular).
A todo ello suele sumarse también como ‘ventaja’ – aunque no siempre cabe hablar en términos de igualdad entre las distintas grandes áreas urbanas – una mejor dotación de servicios comunes y de infraestructuras de transportes (por carretera, líneas ferroviarias, aeropuertos…) y de sistemas de comunicación.
[blockquote style=»1″]En las áreas de aglomeraciones las empresas suelen verse sometidas a una mayor presión competitiva, a la vez que pueden mantener contactos con empresas dedicadas a su misma actividad [/blockquote]
Este conjunto de ventajas determina el hecho comprobado a escala internacional, pero también en España, de que las grandes ciudades favorecen el desarrollo de una cultura de innovación que, como han señalado Reig, Goerlich y Cantarino3, “puede manifestarse en forma de esfuerzo en I+D, capacidad de generación de empleo de alta cualificación, mayor número de solicitudes de patentes y otros indicadores relevantes”.
Hay que aclarar, en todo caso, que cuando nos referimos a grandes ‘aglomeraciones urbanas’ este concepto no se circunscribe a un determinado ‘municipio’, sino a los que rodean los límites administrativos del mismo para formar conglomerados de población mucho más amplios que el de la ciudad que figura en su origen y que suele seguir siendo su cabecera.
Pero, ¿cuáles son los límites territoriales de dichas aglomeraciones urbanas? ¿Cuál es la distancia con respecto al municipio o ciudad central?
[blockquote style=»1″]En las nueve provincias donde están ubicadas la aglomeraciones urbanas de alta densidad, la población ocupada en actividades de elevada cualificación supone el 54,5%[/blockquote]
No hay reglas ni respuestas absolutamente claras a estas dos preguntas. De hecho, el tema de la delimitación de las aglomeraciones urbanas ha sido objeto de muchos debates por parte de los geógrafos, los economistas y otros profesionales, que han presentado diversas propuestas.
Sin embargo, en los últimos años se ha acuñado un concepto altamente aceptado, el de ‘aglomeraciones urbanas de alta densidad’, que se corresponde – territorialmente – a poblaciones con más de 50.000 habitantes y con una densidad mínima de 1.500 habitantes por km2.
En el caso de España, el orden en el que se sitúan las provincias españolas en función de la población que vive en ‘aglomeraciones de alta densidad’, sitúa claramente a Madrid en la primera posición, puesto que cuenta con una ‘aglomeración’ en la que residen más de 5,2 millones de personas, sobre un total provincial de 6,4 millones (80,6%). Le siguen Barcelona (72,9%), Álava (72,8%), Vizcaya (68,3%) y Zaragoza (64,1%), con Cádiz, Valladolid, Valencia y Sevilla que también alcanzan porcentajes superiores al 50% del total provincial.
Las grandes aglomeraciones españolas, las TIC y otros indicadores de innovación
El trabajo al que me he referido al principio subraya algunos datos muy significativos sobre la relación entre las aglomeraciones urbanas más destacadas de nuestro país y su dinamismo en términos de desarrollo de las nuevas tecnologías, patentes, I+D, innovación y cualificación de la población ocupada.
En las nueve provincias españolas donde están ubicadas las aglomeraciones urbanas de alta densidad, la población ocupada en actividades de elevada cualificación supone el 54,5%, porcentaje que supera al que representan en términos de población total (44%). Al propio tiempo, suman el 71,1% de los empleados en las TIC y las patentes concedidas representan el 60,5% del total de España.
Por otra parte, es posible detectar también que existe una correlación positiva entre el peso de la población residente en las grandes aglomeraciones urbanas y el gasto en I+D por habitante realizado por las Administraciones Públicas y las universidades, así como con los gastos en innovación por habitante de las empresas.
Los datos disponibles al respecto corresponden a comunidades autónomas y no a provincias, por lo que los resultados son sólo una aproximación. Pero, utilizando dicha información, Madrid figura en primera posición, seguida del País Vasco, Cataluña y Aragón, todas ellas regiones que cuentan – como ya hemos señalado – con aglomeraciones urbanas de alta densidad.
Parece pues fuera de toda duda que la existencia de áreas urbanas de gran densidad favorece el desarrollo de la economía del conocimiento y la innovación empresarial.
Como es obvio, hay otros aspectos que también contribuyen a dicho desarrollo, como la disponibilidad de infraestructuras físicas (nunca suficientes en sí mismas para impulsar el crecimiento, pero necesarias), el tejido empresarial y el capital humano.
Pero, las grandes aglomeraciones juegan con ventaja dentro del conjunto de la economía porque permiten un mayor contacto entre los agentes económicos, una rápida difusión de los avances, nuevas tecnologías, ideas y conocimientos, así como la atracción de personas cualificadas y los contactos internacionales. Todo lo cual tiende a reforzar, asimismo, un más intenso desarrollo de las finanzas, la educación, la cultura y las comunicaciones, que indudablemente incrementa o contribuye a aumentar – en alguna medida – la creación de nuevas empresas y el atractivo para localizarse en o cerca de dichas aglomeraciones urbanas.
Como subrayó la citada nota de la FBBVA-IVIE, todo ello sugiere tres frentes donde cabe aplicar políticas:
1) para corregir los problemas de accesibilidad en el interior de cada gran área urbana y entre las distintas áreas urbanas;
2) para incrementar el esfuerzo en innovación de los agentes públicos y privados;
3) para impulsar la cualificación de la fuerza de trabajo.
[blockquote style=»1″]Es posible detectar que existe una correlación positiva entre el peso de la población residente en las grandes aglomeraciones urbanas y el gasto en I+D realizado por las Administraciones Públicas[/blockquote]
Pero, ¿sólo en las grandes aglomeraciones? Sin duda, no. En España hay varias aglomeraciones urbanas no tan destacables como las nueve ya señaladas que también pueden jugar un papel cada vez más relevante en el ámbito de la economía del conocimiento y de la innovación. Ahí están Málaga, Vigo, La Coruña, Alicante o Murcia, por ejemplo.
La responsabilidad de llevar a cabo políticas que favorezcan su despegue y consolidación en la dirección adecuada la comparten tres autoridades: las municipales; los gobiernos de las comunidades autónomas; y el gobierno central.
El objetivo es, en cualquier caso, muy claro: hay que hacer lo posible para que las aglomeraciones urbanas alcancen “la dimensión crítica necesaria” para que puedan avanzar e impulsar la economía del conocimiento, un horizonte clave para los próximos años. Realizar este esfuerzo conjunto de los tres niveles de las Administraciones Públicas es tanto como apostar por el logro de una mayor productividad y bienestar a escala regional y nacional.
1. FBBVA-IVIE – Esenciales 16/2017
2. Reig, E. , dir. (2017) – La competitividad de las regiones españolas ante la economía del conocimiento. Fundación BBVA.
3. Reig, E., F.J. Goerlich e I. Cantarino (2016) Delimitación de áreas rurales y urbanas a nivel local: Demografía, coberturas del suelo y accesibilidad. Fundación BBVA, 133 pp.