No hay duda de que estamos en periodo de transición energética en el que todos los actores implicados en el sector están apostando por la generación, producción y comercialización de las energías limpias. Puede que todo se haya acelerado por la situación geopolítica en el mundo y por la excesiva dependencia que se ha comprobado con las fuentes de combustión.
El mix seguirá adelante pero es de prever que cada vez tengan más peso en él las energías renovables y las alternativas vayan surgiendo. Mientras todo eso se va sucediendo, hay una pregunta que, quien más y quien menos, empieza a hacerse en vista del despliegue de los parques eólicos, la evolución en la instalación de placas solares, etc.: ¿Es posible que en el futuro tengamos un 100% de la capacidad renovable?
A priori, dado el estilo de nuestra vida actual, parece una utopía, pero cada día estamos algo más cerca de esta realidad. Esta es la realidad que trasciende de la transición energética.
¿Habrá un futuro 100% renovable?
Aunque no lo parezca, la transición energética lleva años de retraso por cuestiones regulatorias. Las tecnologías llevan mucho tiempo presente pero hubo una moratoria que frenó el desarrollo de infraestructuras. Desde hace un lustro, se han vuelto a reactivar muchos proyectos y largo plazo se trabaja con el objetivo de que toda la energía que se consuma proceda de fuentes 100% renovables.
La Administración tiene planes alineados con la Unión Europea para cumplir con ese objetivo para el año 2050. Esa será la fecha de la neutralidad para la economía, tal y como aparece en la hoja de ruta de gobiernos y empresas.
En la actualidad se disponen de distintas tecnologías y, por tanto, hay que hibridarlas para que se puedan complementar. La hibridación consiste en la generación de energía utilizando dos o más fuentes diferentes, por ejemplo, la eólica y la fotovoltaica. Además, el sistema cuenta con tecnologías de respaldo para reforzar la hibridación. El gran reto actual pasa por potenciar el almacenamiento.
¿Es factible depender totalmente de las renovables?
La cuestión es que las energías renovales que todos conocemos tienen sus limitaciones. No siempre habrá viento para la generación o días soleados para la optimización de paneles. ¿Será posible depender de estas fuentes en su totalidad? La respuesta será afirmativa dependiendo de la consecución de los retos de almacenamiento. Hay que conseguir abaratar los costes y mejorar los sistemas de almacenamiento.
Lo anterior no está en la mano de los ciudadanos de a pie, pero sí la posibilidad de reducir los consumos de energías. La transición tiene dos protagonistas: la colaboración público-privada y la acción individual e nivel doméstico. Eso implica un cambio de mentalidad y de hábitos que, sin duda, allanarán el camino de aquí a 2050. Por el momento, el 23% del total de la energía empleada en España procede de renovables, según datos de 2020. Queda camino.