El apalancamiento financiero es un recurso que, bien utilizado, puede resultar muy rentable para el inversor. Sin embargo, también requiere de tomar algunos importantes riesgos, por lo que podría suponer una ruina.
Podemos compararlo muy bien con el símil de una palanca: la palanca es una herramienta diseñada en metal que requiere de un determinado punto de apoyo para cumplir con su cometido. Una vez encontrado dicho punto, tendremos que hacer fuerza en la parte contraria, generando así una presión en la punta que nos permitirá abrir determinadas cerraduras, tapas metálicas, ventanas, o puertas.
Es bastante común referirse a este concepto como algo propio de las empresas, aunque también existe en otros ámbitos, como puede ser a nivel particular o familiar.
¿A qué llamamos apalancamiento financiero?
El apalancamiento financiero consiste en llevar a cabo una cierta inversión sin usar nuestros propios recursos, lo que supone establecer una deuda.
Es decir, que no solo nosotros pondremos el dinero, sino que tan solo se hará una cierta aportación y se buscará el resto de la financiación a través de otros recursos, con inversores externos.
El apalancamiento se puede aplicar a todo tipo de ámbito; la única condición que se debe cumplir para hablar de un apalancamiento financiero es que se lleve a cabo un endeudamiento o préstamo a través de una entidad de crédito.
Vamos a suponer que queremos llevar a cabo una inversión con un apalancamiento con una proporción de 1:3.
¿Qué nos está indicando este valor? Nos habla de que por cada 1€ que vale el activo, estaremos invirtiendo 3€ del total.
A mayor nivel de deuda que se contraiga, mayor será el nivel de apalancamiento financiero al que se va a acceder.
Contrayendo esta deuda tenemos la posibilidad de conseguir una mayor rentabilidad, pero también contraeremos riesgos más grandes.
Tipos de apalancamientos financieros
Para poder entender mejor el concepto, debes saber que existen 3 tipos de apalancamientos financiero:
1) Positivo
Es aquel que se lleva a cabo cuando la rentabilidad que deriva de la operación que se lleva a cabo es superior al importe que se ha de afrontar por los intereses/comisiones relacionadas con el crédito.
2) Neutral
Hablamos de apalancamiento neutral cuando el rendimiento que se obtiene es igual o similar a los intereses del capital ajeno.
3) Negativo
No obstante, el apalancamiento financiero también puede ser de tipo de negativo. En este caso, la rentabilidad será inferior al interés que tendremos que afrontar por el líquido que se ha prestado.
Para poder determinar si se trata de un recurso positivo o negativo, es importante conocer algunos de sus pros y sus contras, y esto es lo que vamos a hacer en las siguientes líneas:
¿Qué ventajas tiene el apalancamiento financiero?
- Acceso al capital: el apalancamiento financiero nos da acceso directo al capital. Tener apoyo financiero nos ayuda a multiplicar el poder de cada euro que utilizamos para el proyecto. Es decir, que tenemos más posibilidades de llegar a conseguir nuestros objetivos, algo que sería inviable si no tuviésemos esta inyección de recursos.
- Recurso a corto plazo: Muchos de los métodos de financiación requieren de mucho tiempo de tramitación, y esto evita que podamos tener recursos de un momento a otro. Siempre pagando el coste de incrementar nuestra deuda, podremos conseguir un crecimiento rápido, clave a la hora de hacer inversiones que requieren de un tratamiento más ágil. Por ejemplo, resulta una buena opción para casos de recompra, compra o adquisiciones, entre otras transacciones.
¿Qué desventajas tiene?
Pero, tal y cómo hemos indicado en el título del artículo, lo cierto es que el apalancamiento financiero podría arruinarte si no nos movemos con cuidado. Aquí tienes 3 desventajas que deberías sopesar antes de acceder al mismo.
1. Incremento del coste por operación
Cuando se opta por el apalancamiento financiero existen una serie de gastos a tener en cuenta: tendremos que pagar tasas de interés elevadas con el objetivo de compensar el incremento del riesgo que el inversor está asumiendo.
Antes de tomar cualquier decisión, es fundamental que tengamos claro que tasas y comisiones se van a asumir, para determinar si nos sale rentable. De lo contrario, podemos tener un apalancamiento financiero negativo.
2. Sistema complejo
Aunque hemos dicho que es un sistema que nos ayuda a tener capital a corto plazo, esto está un poco cogido con pinzas.
Otro de los problemas que tiene el apalancamiento financiero es que es un sistema bastante complejo: tendremos que operar con instrumentos financieros más complicados de lo acostumbrados, lo que significa que hará falta dedicar un cierto tiempo para completar todo el proceso.
Y, como en cualquier proceso en el que nos podemos meter sin tener los conocimientos adecuados, un paso en falso podría suponer tener que asumir riesgos innecesarios.
Es importante contar con expertos en apalancamiento financiero que nos puedan asesorar durante todo el proceso.
3. Mayor riesgo
Es cierto eso que dicen de a mayor riesgo, mayores beneficios. Como inversores, tenemos que encontrar el punto intermedio entre el riesgo que queremos asumir y el beneficio que queremos obtener.
El apalancamiento financiero podría incrementar el nivel de deuda hasta que las cotas se eleven más de lo establecido, lo que haría que el inversor tuviese que soportar más riesgos.
Es importante tener claro que es una modalidad no adecuada para todo el mundo: no todos somos capaces de soportar los grandes riesgos que derivan de dicha figura financiera.
Conclusión: ¿El apalancamiento financiero es para mí?
El apalancamiento financiero no es un recurso para cualquier persona. Si tienes aversión al riesgo, es muy probable que no sea para ti. Podrías sentirte incómodo, incluso hasta tener episodios de estrés y ansiedad al estar en una situación en la que no puedes controlarlo todo.
Si estás en una situación económica algo complicada, o si se han dado algunas circunstancias especiales, quizá deberías considerar esta vía de financiación.
Eso sí, ten presente todos los riesgos y consulta con expertos para que te puedan guiar a lo largo del camino.