España enfrenta 2025 con signos de estabilidad y crecimiento, aunque con incertidumbres en el horizonte. La diversificación económica, la inversión en tecnología y la mejora de la productividad serán clave para garantizar un desarrollo sostenible. Asimismo, será fundamental aprovechar los fondos europeos y aplicar políticas públicas que fomenten la competitividad y la inclusión laboral. Estas son las grandes claves que se dan a conocer en el X Informe Trimestral sobre Predicciones del Mercado de Trabajo de The Adecco Group Institute.
2024 ha sido un año de consolidación económica con un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 3,1%, impulsado por el turismo, las exportaciones y la recuperación del sector servicios. Sin embargo, las previsiones para 2025 y 2026 apuntan a una desaceleración progresiva, con estimaciones de crecimiento del 2,3% y 1,7% respectivamente. “Estas cifras, aunque positivas, reflejan el impacto de un entorno global cada vez más incierto”, explica Javier Blasco, director de The Adecco Group Institute.
Previsión del mercado laboral 2025
En el análisis de Blasco, el experto recuerda que el empleo ha mostrado signos positivos durante el año pasado, con una tasa de paro que cerró 2024 en el 10,6%. No obstante, sostiene que esta cifra sigue siendo alta en comparación con la media de la Unión Europea (6%).
El director de The Adecco Group Institute prevé que en 2025 la tasa de desempleo se reduzca ligeramente, situándose en un 11,1% como media anual. El turismo se mantiene como uno de los motores clave del empleo, beneficiando especialmente a regiones como Baleares, Canarias, Andalucía, Cataluña y Madrid.
En términos de ocupación, la previsión para el primer trimestre de 2025 es de 21,79 millones de trabajadores, con un crecimiento del 2,6% interanual. Para el segundo trimestre, se espera que el número de empleados alcance los 22,24 millones, reflejando un incremento del 2,1% respecto al trimestre anterior.
Factores internacionales y su impacto en el mercado laboral
El contexto global plantea desafíos significativos. Entre ellos, Blasco destaca la fragmentación geopolítica y las tensiones comerciales entre EE.UU. y China, junto con los conflictos en Ucrania y Oriente Medio, como factores que podrían afectar el crecimiento económico español. Además, el cambio climático y la transición hacia energías limpias están obligando a las empresas a adaptarse a nuevas condiciones de producción y cadena de suministro.
En este contexto, sectores como la industria y la agricultura deberán transformarse para aprovechar los fondos europeos destinados a la transición ecológica. La modernización tecnológica será clave para la competitividad del país.
El futuro del empleo y la demanda de talento
El mercado laboral en 2025 seguirá evolucionando con la digitalización y la transición ecológica como ejes principales. La demanda de perfiles cualificados crecerá, y la incorporación de población extranjera al mercado de trabajo jugará un papel fundamental. Desde 2019, la población en edad de trabajar ha aumentado un 5,3%, con los trabajadores inmigrantes representando una parte significativa de este crecimiento.
A pesar de los avances, España sigue siendo la única gran economía europea con una tasa de paro de dos dígitos. La reducción del desempleo será progresiva, pero más lenta que en años anteriores, debido al aumento de la población activa y un menor ritmo de creación de empleo.
Previsión económica y perspectivas para 2025
La afiliación media a la Seguridad Social seguirá aumentando. Para febrero de 2025 se estima que alcanzará los 21,2 millones de afiliados, con un crecimiento interanual del 2,4%. En abril, la cifra podría situarse en 21,6 millones.
En cuanto al PIB, se prevé una variación del -0,1% en el primer trimestre de 2025 respecto al trimestre anterior, aunque la variación interanual se mantendría positiva con un 2,3%. Esto sugiere un enfriamiento del ritmo de crecimiento, pero sin entrar en una fase de recesión.
Ante este panorama explicado por Blasco y el informe de Adecco, el mercado de trabajo se encuentra en un punto de inflexión, con oportunidades para aquellos sectores y profesionales que sepan adaptarse a las nuevas dinámicas globales. El reto estará en equilibrar crecimiento económico con estabilidad laboral y social, asegurando que los avances sean sostenibles a largo plazo.