Por meras cuestiones financieras, reducir la brecha de género en Europa es una necesidad para el viejo continente. Solo en la industria tecnológica, el PIB de la UE podría aumentar hasta en 600.000 millones de euros si se duplicara la cuota femenina en los empleos tecnológicos para 2027.
Así se refleja en un informe de McKinsey, aunque para que este escenario se cumpla hay mucho que hacer en el mundo de la educación. Además, las empresas tienen mucha responsabilidad a la hora de trazar sus planes estratégicos.
Brechas de género hay muchas y variadas, pero cada año se hace hincapié en la poca presencia que tiene la mujer en áreas STEM. Centrando la atención en el sector tecnológico, las mujeres solo representan el 22% de la ocupación tech en las empresas europeas, según un informe de McKinsey.
La cifra es la que es, pero más allá de las diferencias, la consultora llama a reducir la brecha por una mera necesidad económica, ya que el PIB europeo podría aumentar hasta en 600.000 millones de euros si se logrará duplicar la proporción de mujeres en la mano de obra tecnológica para el año 2027. Algo que McKinsey ve posible a pesar de la época de despidos que está viviendo este ámbito.
La situación actual
Aunque la brecha viene de lejos, el punto de partida actual para que se dé el escenario que dibuja el informe Mujeres en la tecnología: la mejor apuesta para resolver la escasez de talento en Europa, es el de una ocupación tecnológica escasa, en donde solo se atisba la paridad (46%) en las posiciones de diseño y gestión de producto.
Por su parte, en ingeniería, ciencia y analítica, la ocupación femenina alcanza tasas del 30%. No son malos datos, sin embargo, la principal demanda de las empresas, es decir, los perfiles relacionados con el DevOps y Cloud, solo cuenta con un 8% de mujeres activas.
La principal demanda de las empresas, es decir, los perfiles relacionados con el DevOpos y Cloud, solo cuenta con un 8% de mujeres activas. Algo más de mujeres están en posiciones de Sistemas (15%) e Ingeniería Nuclear (18%)
Hay camino por recorrer en puestos que se consideran clave. Asimismo, la investigación destaca la escasa presencia del género femenino en otras áreas como sistemas (15%) y la ingeniería nuclear (18%). Por tipología de empresas, solo existe paridad en estos momentos en las de redes sociales y el comercio electrónico.
Entorno complejo en el que los directivos se están encontrando con problemas de género en esta época de transformación digital, según advierte Gloria Macías-Lizaso, socia de McKinsey & Company.
“La brecha de talento tecnológico puede poner en riesgo a Europa y a sus negocios, y los líderes son conscientes del problema. El 77% de los ejecutivos han mencionado la brecha de habilidades como un obstáculo para impulsar la transformación digital, aunque solo el 16% de los líderes afirmaron que sus compañías están preparadas para abordar las brechas de talento en el sector tecnológico”, explica.
La brecha empieza en la formación
Hay varios factores detrás de la brecha en el sector, pero una de ellas, muy relacionada, está en la formación en estudios superiores de STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).
Según McKinsey, la media europea de mujeres tituladas en estas materias se encuentra en un 32%, pero hay algunos países como España en los que el porcentaje es muy pobre: solo el 13% en nuestro país. Tales distancias no se explican por falta de capacidades, ya que no hay diferencias evidentes entre países en la prueba TMMS a los nueve años o en la PISA realizada a los 15 años.
A mismas capacidades, es evidente que algo está sucediendo en las diferentes etapas educativas. La realidad es que hay un descenso de 18 puntos de chicas que se dedican a las disciplinas STEM, cifra que se eleva a 31 en el área concreta de las TIC (un subsegmento de las STEM).
El informe de McKinsey aporta dos razones que están explicando este gap desde la educación. Por un lado, cita la consultora, las chicas de secundaria reciben mucho menos apoyo de profesores, padres y compañeros que los chicos para seguir carreras STEM.
En segundo lugar, algunas investigaciones sugieren que a las chicas se les dice que no son buenas en STEM, lo que a menudo se comunica con comportamientos sutiles pero debilitantes, como que los profesores de las clases STEM llamen más a los chicos que a las chicas.
Estas realidades tienen un potencial de crear un ciclo descendente. Dado que sólo el 19% de los estudiantes de licenciatura en TIC son mujeres, el aislamiento resultante es a menudo otra de las razones por las que las mujeres abandonan estas clases.
Desde el punto de vista de la conexión entre la universidad y las empresas tecnológicas, se detectan brechas en múltiples sectores en el número de mujeres que pasan a la actividad laboral tras su graduación.
A las chicas se les dice que no son buenas en STEM, lo que a menudo se comunica con comportamientos sutiles, pero debilitantes, como que los profesores de las clases STEM llamen más a los chicos que a las chicas
Sólo el 23% de las mujeres que se especializan en STEM acaban ocupando puestos tecnológicos, frente al 44% de los hombres. Además, la representación actual de la mujer en la tecnología es especialmente preocupante porque las funciones en las que las mujeres tienen una menor participación son exactamente las que tendrán una mayor demanda e impacto en los próximos años.
Por ejemplo, mientras que el 19% de las personas en las funciones de ingeniería y arquitectura de software en general son mujeres, sólo son el 10 por ciento de los arquitectos de soluciones en la nube y el 13% de los desarrolladores de Python, dos roles con la mayor demanda en el mercado laboral, según el análisis de Eightfold AI.
Incluso a medida que se generaliza una nueva generación de tecnologías avanzadas -desde las soluciones de bajo código/sin código hasta la IA generativa-, se prevé que seguirá habiendo una importante necesidad de ingenieros y desarrolladores cualificados no sólo para mejorar y mantener esas tecnologías, sino también para desarrollar la próxima generación de tecnologías (por ejemplo, arquitecturas cuánticas, Web3 y de confianza).
El rol de las empresas
Sin duda, se debe y se tiene que hacer mucho más en el ámbito de la educación, pero también el mundo empresarial tiene una responsabilidad para recortar la brecha de género. Los negocios pueden incrementar el número de mujeres en puestos tecnológicos en una horquilla de 480.000 y un millón siempre que los directivos se sumen a la labor de apoyo y concienciación.
A nivel general, las estrategias empresariales deben ser integrales para poder abordar todos los puntos débiles y necesidades que se sitúan alrededor de esta brecha. Estos planes pasan, entre otras cosas, por reconocer a las que actualmente trabajan en tecnología, reducir aislamientos, construir redes de apoyo, políticas proactivas desde Recursos Humanos o llevar a cabo un patrocinio más eficaz en favor de la mujer.
La flexibilidad es un elemento capital en la cultura empresarial, ya que puede tener un efecto muy profundo a la hora de atender las necesidades de las mujeres.
Alrededor del 7% de las europeas (frente al 0,5 % de los hombres) están fuera de la fuerza laboral debido a las responsabilidades de cuidado en el hogar, y casi una de cada cuatro mujeres cita la falta de equilibrio entre la vida laboral y personal como una razón clave para abandonar las carreras tecnológicas.
Ofrecer programas de trabajo a distancia o híbridos, horarios de trabajo flexibles y guarderías in situ, por ejemplo, puede marcar una gran diferencia. Y para muestra, un botón: una empresa europea de entretenimiento descubrió que ofrecer una política de “trabajo desde cualquier lugar” redujo sus tasas de abandono en un 15% y aumentó el número de mujeres líderes del 25% al 42%.
Este tipo de iniciativas podrían permitir elevar el número de mujeres presentes en los consejos de administración en las empresas de la industria tecnológica. De hecho, Macías-Lizaso asevera que si el número de consejeras superase el 30%, “la inversión en I+D se vería multiplicada por cuatro”.
