El diccionario de la Real Academia Española define al capitalismo como el sistema económico basado en la propiedad privada de los medios de producción, acompañado por la ley de libre mercado.
Es, por tanto, un sistema en que los agentes privados, bien sean familias o empresas, cuentan tanto con la iniciativa como con la capacidad de decidir todos los aspectos de la actividad:
- Qué, quién, cómo o dónde produce;
- Cómo, qué, dónde o quién lo consume, y;
- Quién, cómo o dónde se distribuye.
Fundamentos del capitalismo
El sistema capitalista cuenta con una serie de pilares que sustentan sus procesos y lo definen en su totalidad. Entre ellos, se ubican los siguientes:
- La propiedad privada se le adjudica tanto a las organizaciones como familias que posean bienes de cualquier tipo, tangibles o intangibles.
- El egoísmo es parte esencial del proceso, puesto que todos persiguen su propio interés. Por tanto, actuar de manera egoísta es lo que provoca que la economía crezca de forma sana y eficiente, haciendo posible que cualquier persona persiga sus objetivos.
- La ley de libre mercado permite que los precios se establezcan por la ley de oferta y demanda. No son admisibles las intervenciones exteriores. Cualquier empresa es capaz de entrar y salir del mercado, también de promocionar su ofeta. La competencia estimula actividades optimización, reducción de gastos e innovación que de otro modo no existiría.
- Los productores pueden ofrecer o producir tanto productos como deseen de forma libre; asimismo, los consumidores tienen la posibilidad de adquirir o no un producto, además de comprarlo (ese mismo) en otro sitio, como de segunda mano.
- La intervención pública del Estado está limitada a la creación de normas básicas, sin embargo, y a diferencia de otros modelos, no interviene en el mercado.
Evolución del capitalismo
En la Europa de la Edad Media, las estructuras económicas se construían bajo sistemas básicos. La riqueza se basaba en la tierra y producción agrícola de autoconsumo, mientras que los intercambios monetarios tenían un alcance en términos más que limitantes.
Fue entonces cuando la sociedad crea el mercantilismo, acompañado del desarrollo de estructuras económicas más complejas, letras de cambio, banqueros, entre otros negocios financieros.
En el Renacimiento y, en especial, durante el siglo de 1400, se alzó la renovación económica y se posicionaron las nuevas ciudades como importantes centros para el desarrollo cultural, histórico y económico.
Las reformas protestantes se tradujeron en un cambio de mentalidad radical, influyendo, principalmente, en su mentalidad cristiana, cuyo eje se centró en crear sociedades abiertas al tráfico económico en lo «bueno» y «malo», dando origen al término «burbuja financiera».
Ha principio de la década de 1800, con las revoluciones burguesas e industriales, el mundo presencia la omnipotencia del sistema mercantil; cuyo modelo, hasta hoy en día, sigue vigente.
En el siglo XXI los estudios de Adam Smith han hecho referencia a la libre competencia e iniciativa de los individuos al bienestar general, división del trabajo y la corrección de ineficiencias, coloca al ser humano en un mundo, por naturaleza, capitalista.
El estado liberal que surgió en la Europa de 1800-1900, fue el umbral de un capitalismo puro, en el cual los empresarios tenían en sus mano la capacidad de moldear la economía; creando, asimismo, una sociedad urbana desigual, con distinción de clases sociales, donde la última en el eslabón tiene la desdicha de vivir miserablemente.
En dicho entorno, se dieron las circunstancias necesarias para el surgimiento del socialismo, y, prontamente, el marxismo como filosofía materialista en la que se persigue a través de la revolución.
Los experimentos en base al nuevo ideal en los países se denominaron «socialismo real» y cuyos resultados en el ámbito político y económico fueron más que deplorables.
Durante el decenio de 1950, con las revoluciones comunistas en Rusia y China, la Segunda Guerra Mundial y otros eventos en mayor o menor magnitud, surgió una tangente distinta al capitalismo:
Sistemas económicos en el siglo XXI
En las zonas cuyo régimen de libre mercado sigue circulando, además, ha evolucionado hasta adaptarse a un tipo de capitalismo atemperado, en distintos grados, por el Estado del bienestar en el cual los medios de producción están en manos privadas.
En este nuevo sistema todas las empresas y consumidores están sometidos a una importante presión fiscal por parte del Estado, cuyo fin es atender a las necesidades básicas de los habitantes, ofreciendo indiscriminadamente el acceso a los servicios públicos como la educación, coberturas de las necesidades sociales o sanidad.
En consecuencia, ya no existen economías puras de mercado, independiente del grado en el cual se desenvuelva, sino sistemas de economías mixtas, cuyas características varían entre el libre mercado matizado y una leve intervención del Estado (capitalismo y socialismo, respectivamente).
Categoría de economías actuales
Entre los grados de economías existentes se distinguen:
- Estados Unidos: donde el libre mercado es omnipresente, no tanto en los medios de producción como en la iniciativa privada en cualquier área; así como las acciones sociales, de investigación y culturales. No existe una cobertura generalizada en sectores como, por ejemplo, la sanidad.
- Distintos países de Europa: los métodos empleados en el continente son distintos al país norteamericano, en especial gracias al Estado del bienestar. Hace referencia a un sistema de producción capitalista donde el Estado se reserva la producción de determinados bienes sensibles y garantiza a los habitantes un respaldo mínimo en sectores como la educación y sanidad.
- China: la ideología marxista abrió camino a un estilo de capitalismo, casi extremista.
- Países subdesarrollados: se pueden observar multitudes de sistemas en cada país en desarrollo. Tiene como finalidad preservar su modelo de economía hasta el día que logren el máximo grado de desarrollo.
El capitalismo surgió, entonces, como una práctica para fomentar la visión y producción de los habitantes: motivar el desarrollo de bienes y servicios con el único fin de satisfacer el deseo egoísta de los grandes empresarios y líderes más astutos.
Aunque el modelo de economía mixta logró disminuir el impacto que provocaron los modelos puros en las naciones, todavía persiguen la perfección económica.