Los principales riesgos para el mundo no son, por el momento, económicos, tal y como advierte Coface en su Guía de Riesgo País y Sectorial de 2020.
Coface prevé que el comercio internacional sólo crecerá un 0,8% en 2020. Sobre esta primera previsión, la Guía de Riesgo País y Sectorial de 2020, presentada por el economista jefe de la entidad, Julien Marcilly, advierte de que los principales riesgos para la economía se ubican en la política y el medio ambiente.
Respecto a la primera amenaza, la tregua entre Estados Unidos y China no restituirá la confianza corporativa ni impulsará la industria o el comercio mundiales, ya que sólo el 23% de las medidas proteccionistas adoptadas entre 2017 y 2019 afectan a Estados Unidos o a China. El aumento del proteccionismo es, en este sentido, una tendencia global y perdurable, a la que las empresas deben adaptarse.
No se prevé pues que el crecimiento global experimente una recuperación en 2020. Pasará de un 2,5% a un 2,4% tras en 2020. Coface anticipa que las insolvencias corporativas aumentarán en el 80% de los países sobre los que se han realizado estos pronósticos este año, entre los que se incluyen Estados Unidos (3% en 2020), Reino Unido (3% en 2020, tras un incremento acumulativo de 17% desde el referéndum de 2016), Alemania (2%) y Francia (1%). En general, Coface pronostica un aumento de las insolvencias globales de 2%, en línea con 2019.
La metalurgia se resiente, la construcción prospera
Las incertidumbres relacionadas con las medidas proteccionistas contribuyen a la volatilidad de los precios de las materias primas, especialmente en agricultura, metalurgia y petróleo. Según los modelos de previsión de Coface, el precio del acero seguirá cayendo en los próximos seis meses, influyendo en las empresas del sector. Se espera que este año el crecimiento en China – que representa la mitad de la demanda global de acero– sólo alcanzará el 5,8%.
Por su parte, la evaluación del riesgo para el sector metalúrgico ha sido degradada en 5 países, incluidos Estados Unidos e Italia. Además, el persistente bajo nivel de los precios del petróleo, a pesar de las incertidumbres geopolíticas (el barril de Brent estará en una media de 60 en 2020, tras 64 dólares en 2019) perjudicará a algunos productores endeudados, especialmente en Estados Unidos.
En el ámbito de las buenas noticias, el sector de la construcción se está beneficiando de las políticas monetarias expansionistas: su evaluación ha sido revisada al alza en 4 países (incluidos Brasil y Turquía). En total, Coface revisó a la baja 22 sectores y 8 al alza en este trimestre, reflejando el significativo aumento de los riegos para la economía.
Riesgos sociales derivados del cambio climático
El final de 2019 estuvo marcado por la proliferación de tensión social en todo el mundo, con diferentes niveles de intensidad. Esta tendencia fue anticipada, a comienzos de 2019, por el Índice de Riesgo Político de Coface que alcanzó un máximo histórico. Para 2020, este indicador pronostica un elevado riesgo social en países de África, Oriente Medio, Asia Central e incluso, Rusia.
Además, desde 2019, el descontento social se ha manifestado por las crecientes demandas de protección medioambiental. Los riesgos medioambientales presentan un amplio rango de efectos sobre el crédito corporativo: mayor frecuencia de riegos físicos (desastres naturales derivados del cambio climático), y también de riesgos de transición (regulaciones nuevas y más estrictas, cambios en los estándares de consumo).
En lo que respecta a estos últimos, los efectos de las políticas contra la contaminación en el sector automotriz en India o en el transporte marítimo mundial deberán ser vigilados este año. Coface presta una especial atención al análisis de estas dos categorías de riesgo medioambiental.
Economías emergentes: el riesgo país vuelve a cobrar protagonismo
El crecimiento en los países emergentes debería acelerar ligeramente a lo largo de 2020 (3,9% frente a 3,5% en 2019). No obstante, la deuda pública ha alcanzado un nivel máximo histórico para estos países y está aumentando en todas las regiones, excepto en Europa Central y Oriental. En Latinoamérica, el nivel de endeudamiento es más elevado que a finales de los 90, un período marcado por las recurrentes crisis de deuda.
En África, la deuda pública se encuentra en un nivel cercano al observado unos quince años atrás: un período caracterizado por las anulaciones de préstamos por parte de los acreedores internacionales y bilaterales. Para las empresas de estas regiones, esto significa un probable aumento de los pagos atrasados del Estado y de las grandes empresas estatales para este año.
La única buena noticia es que la estructura de la deuda de los países emergentes es, a grandes rasgos, más favorable que hace veinte años, ya que el 80% de la misma se encuentra denominada en moneda local.
En este entorno tan delicado y volátil, donde las economías se ven afectadas por las adversidades, se han revisado a la baja las evaluaciones de 4 países (Colombia, Chile, Burkina Faso y Guinea), mientras que 6 han sido revisadas al alza (Turquía, Senegal, Madgascar, Nepal, Maldivas y Paraguay).