El nuevo capítulo de política exterior comercial de Estados Unidos ha comenzado con una contundente ofensiva de aranceles bajo la administración de Donald Trump. Tom Van der Heyden, Profesor, OBS Business School, calificaba como una “barra libre” la medida arancelaria de Trump que ha sorprendido incluso a los socios más cercanos del país norteamericano. Tanto aliados como rivales se ven forzados a replantear sus estrategias ante un giro proteccionista que está trastocando el orden económico global.
Aunque se esperaban medidas proteccionistas, la magnitud y agresividad con las que han sido aplicadas superan ampliamente las previsiones. El enfoque de Trump no distingue entre “amigos o enemigos”, y se enmarca en un proceso más amplio de transformación geopolítica, impulsado desde la Casa Blanca, que desafía el equilibrio comercial que se había consolidado durante décadas.
Europa entre el diálogo y la acción
Ante esta nueva realidad, Europa se encuentra ante una disyuntiva: optar por el diálogo o responder con represalias. Sin embargo, dialogar con un socio imprevisible y centrado únicamente en sus propios intereses parece una estrategia poco efectiva en el corto plazo. Por ello, cada vez toma más fuerza la idea de que el continente debe adoptar contramedidas, aunque ello implique aumentar el coste económico del conflicto.
Europa, si bien no dispone de grandes reservas de materias primas ni de autonomía energética, sí cuenta con activos clave: un mercado de consumidores mayor que el de Estados Unidos, sectores industriales sólidos como el farmacéutico, la automoción y la alimentación, y una moneda común fuerte. Además, podría potenciar su fuerza si actúa de forma coordinada con socios cercanos como Suiza, el Reino Unido y otros países con los que comparte principios democráticos y económicos.
Eso sí, para ser efectiva, Europa necesita convencerse de su propio poder y no dudar ante la posibilidad de reacciones duras por parte de EE.UU. Un liderazgo firme, con medidas bien orientadas, puede marcar la diferencia en esta etapa de incertidumbre global.
China, con presión interna pero una estrategia clara
La otra gran potencia mundial, China, ya ha comenzado a contraatacar. Ha impuesto un arancel del 34% a productos estadounidenses, a pesar de que su economía interna atraviesa momentos complejos. La confianza de los consumidores lleva dos años en niveles muy bajos, y el mercado inmobiliario se encuentra sumido en una crisis prolongada.
Aun así, el gobierno de Xi Jinping mantiene una postura decidida. Frente al colapso del ‘soft power‘ estadounidense —arrasado en apenas dos meses y medio de decisiones geopolíticas impulsadas por Trump—, China ha reaccionado con una estrategia diplomática y comercial proactiva, que busca reposicionar al país como un referente de estabilidad y oportunidad para el resto del mundo.
Además, su tejido industrial sigue siendo de los más potentes del planeta, lo que le permite orientarse hacia un mercado global que representa el 90% de la población mundial y que, en su mayoría, no considera a China como una amenaza.
Un conflicto que impactará a todos
La guerra comercial impulsada por Trump marcará un antes y un después en el comercio internacional. Las medidas arancelarias no solo buscan proteger la industria local estadounidense, sino también acelerar una reindustrialización bajo una visión empresarial de resultados rápidos. Tal como destaca Cristina Peña, profesora de OBS Business School, la lógica aplicada recuerda a la de un CEO que persigue cumplir objetivos de rentabilidad en el corto plazo, sin tener en cuenta los vínculos estratégicos de la cadena de suministro global ni la necesidad de dialogar con los sectores productivos afectados.
Este enfoque, aunque comprensible desde una visión proteccionista, puede tener efectos colaterales negativos en todo el sistema económico internacional.
El reto: responder con inteligencia
Las consecuencias de este nuevo escenario comercial se harán sentir en todos los rincones del planeta. Sin embargo, aún hay margen para actuar con inteligencia estratégica. Si Europa y China responden de forma coordinada, firme y racional, es posible mitigar el impacto de esta ofensiva comercial.
No será fácil. Se avecinan tiempos de tensión, ajustes económicos y redefinición de alianzas. Pero también es una oportunidad para construir un modelo comercial más equilibrado y justo, que no dependa exclusivamente de los impulsos de una sola potencia.
La geopolítica es la clave hoy en día de todo lo que está aconteciendo y sin duda del nuevo orden mundial que está por llegar, pero nunca debemos dejar de mirar a un tema que el economista Marc Vidal comentaba, y es que este año EEUU tiene un vencimiento de 8 trillones de deuda, que se dice pronto la cifra, y a ojos de Trump y su administración, para hacer frente a este pago, les podría llegar a convenir que la Reserva Federal, que hasta este momento se había mostrado en contra de bajar los tipos de interés, se viera forzada a cambiar su postura. Un escenario como el actual obligaría a bajar los tipos de interés, lo que permitiría a EE.UU. pagar menos cantidad de intereses.
Una situación que puede llegar a ser muy costosa para el resto de países del mundo, al igual que para los propios americanos, pero parece ser que en estos momentos están apostando por esta vía.
Espadas en alto en este momento.