La extrema interconexión actual entre los países, la eliminación de algunas fronteras físicas para personas y bienes fácilmente conectados con vuelos de menos de dos horas, hace que se expanda rápida y masivamente el contagio del coronavirus. Ciertamente tenemos muchísima libertad y físicamente interactuamos con numerosas personas de muchos lugares y diversa procedencia, aunque por ello también somos más vulnerables como especie humana cuando se produce un incidente sanitario grave.
En el actual escenario, aparte de los sectores de emergencias, el sector de transportes y logística sigue funcionando como necesaria correa de transmisión para proveer de servicios esenciales (alimentación, hogar, medicamentos) a los ciudadanos de todo el mundo. Las cadenas de suministro que siguen funcionando realizan actividades de compras, producción, logística, almacenaje, transporte y distribución hasta los puntos de venta para garantizar la llegada de los bienes de primera necesidad a los ciudadanos.
En este momento todos los segmentos de la cadena son importantes, hayan o no sido valorados anteriormente, porque si falla un eslabón de la misma los productos no llegan a su destino final. Todos los actores adquieren más importancia y trascendencia, desde las personas que gestionan la planificación de los transportes frente a un ordenador hasta los cajeros de las tiendas, pasando por los mozos de almacén, reponedores o transportistas. Cada cual en su función ejecuta tareas necesarias para que los productos de primera necesidad puedan llegar a sus destinatarios, arriesgando su propia salud en pro de sus conciudadanos.
Retos operativos en las cadenas de suministro
Los enormes retos operativos que plantea la gestión del día a día en el marco de esta crisis nos demuestran la necesidad de colaboración, comunicación y coordinación entre empresas y profesionales de las cadenas de suministro globales. Solo así se realizarán las operaciones en el menor tiempo posible y con las mínimas pérdidas humanas.
1. Colaboración: es preciso trabajar todos con el mismo objetivo común para dar servicio a los clientes finales de la cadena, asegurando la colaboración entre los diferentes actores de la cadena.
2. Comunicación: es crítico contar con información en tiempo real de la actividad en la cadena de suministro, desde proveedores iniciales hasta clientes finales. Solo así se podrán gestionar satisfactoriamente aquellas situaciones anómalas que se produzcan y responder a las mismas de forma ágil.
3. Coordinación: cada eslabón de la cadena precisa trabajar coordinadamente con sus eslabones anterior y posterior para asegurar la mejor sincronización entre los distintos procesos implicados.
Un punto de mejora es el denominado efecto látigo: cuando se producen aumentos excepcionales de la demanda final, estos se magnifican para los proveedores y suministradores cuanto más lejos están del cliente final de la cadena por el efecto multiplicador de los stocks en ellos. Esto es debido a que, cuando a los ciudadanos se les confina en casa, cada persona decide actuar para autoprotegerse a sí misma y a los suyos, algunas veces incluso en contra del bien común.
Un segundo punto de mejora y gran aprendizaje de esta crisis está relacionado con la anticipación de los riesgos. Nunca puede estar todo previsto y las necesidades de la suma de los consumidores muchas veces son una incógnita difícil de predecir. Sin embargo, hemos constatado la necesidad de una mayor rigurosidad en el diseño futuro de estrategias de anticipación de estos riesgos, en vistas a disponer de mejores y más concretos planes de acción preventivos.
En cuanto a la situación específica del transporte en España, cabe citar que nos movemos sobre la base de la Resolución de 13 de marzo de 2020 de la Dirección General de Transporte Terrestre por la que se exceptúa de forma temporal el cumplimiento de las normas de tiempos de conducción y descanso en el transporte de mercancías.
Con ello se flexibilizan los tiempos de trabajo de los conductores profesionales para garantizar el suministro de alimentos, material sanitario y medicamentos, entre otros esenciales. Esta resolución, sin embargo, no realiza ningún cambio en otros detalles más operativos, con lo cual las diversas empresas transportistas y operadores han ido generando sus propios criterios sobre los que siguen funcionando. En la actualidad los cinco retos principales para el sector transportes son:
- Trabajar «sin descansos», asumiendo más riesgos para la propia vida del transportista y las de los vehículos que se mueven a su alrededor (aunque pocos).
- El riesgo de contagio para los propios transportistas en contacto con otros operadores al continuar manejando documentación (CMR´s, etc.) en formato papel.
- Las largas esperas/colas en muchas de las «nuevas» fronteras entre países, que han vuelvo a instaurarse para evitar más contagios.
- La limitación de entrada y salida de carga en puertos y/o aeropuertos.
- Lugares donde tomar ese necesario café o reparadora ducha durante sus trayectos.
Logística para el futuro
Y ya mirando hacia el futuro, hay algunas cuestiones por resolver:
- La necesaria digitalización total del sector y eliminación de los papeles de su operativa diaria. Hay que dinamizarlo con iniciativas urgentes en este sentido.
- La gestión de los vehículos de transporte autónomos. Será necesario disponer de un criterio común sobre si tendrían los poderes públicos capacidad para «conducirlos», haciendo prevaler el bien común por encima del interés privado de las compañías propietarias de los mismos.
En definitiva, esta crisis es una gran oportunidad para que las cadenas de suministro demuestren su capacidad de ser más eficientes y efectivas en situaciones de máxima exigencia mediante la participación coordinada y colaborativa de todos los participantes.
Por Miquel Serracanta – Director Master de Supply Chain en EAE Business School