¿Centramos la atención lo suficiente en la prevención de accidentes laborales?
El pasado año registró el peor dato de accidentes laborales en España desde 2011. Un total de 652 trabajadores murieron en accidente laboral en 2018 alcanzando el mayor pico de siniestralidad de los últimos siete años. Por el contrario, el número de accidentes sin baja descendió significativamente con respecto al año precedente.
¿Cómo puede darse tal paradoja? Normalmente se piensa que la gestión del sistema de seguridad de las empresas dictamina que la prevención de lesiones más leves previene, de manera consecutiva, las lesiones más graves, tal como avala la pirámide de Heinrich.
Desde la introducción de ésta en 1931, los líderes de negocios más importantes han sido formados para interiorizar el uso del denominado índice “accidente laboral con baja”(LTI, por sus siglas en inglés), que actúa como principal fuente de información de potenciales accidentes mortales y accidentes graves. Aún así, este modelo sólo es válido para actividades de altas frecuencias y bajas consecuencias mientras que las actividades de alto riesgo se encuentran en gran medida fuera de este rango de control.
De hecho, el descenso de las cifras de accidentes laborales sin baja ha creado una falsa imagen de seguridad en las empresas, mientras que las muertes se siguen sucediendo. ¿Son entonces estas muertes hechos aleatorios que la parte ejecutiva de la empresa no puede predecir o, por el contrario, sí existe un método para poder prever dichos acontecimientos?
Hace algunos años, una gran compañía de producción de papel me pidió que asistiese a una reunión anual de la empresa para aconsejarles sobre la seguridad en el trabajo. Pregunté sobre el último accidente laboral con baja y me hablaron de alguien que se tropezó con una alfombra de la oficina y se rompió la rodilla.
De inmediato, la empresa encargó un estudio exhaustivo sobre las moquetas y alfombras y alertaron a los empleados sobre los riesgos de tropiezo que éstas podían provocar. Lo que hicieron fue ejemplar y se lo reconocí. Tras esto, pregunté sobre los últimos accidentes graves que habían tenido. Me describieron su proceso de producción y cómo recogían todos los árboles que tenían en el campo con un camión recogedor.
Una vez, un tronco de uno de estos árboles cayó sobre uno de los camiones, sin mayores consecuencias gracias a que éste, afortunadamente, se encontraba vacío en aquel momento. Al cuestionarles sobre las acciones que se llevaron a cabo tras ello, el silencio fue la única respuesta.
No se había hecho nada al respecto y ese incidente era, sin duda, potencialmente mucho más grave que el de la rodilla rota por una alfombra de la oficina a pesar de que no hubiera ningún empleado implicado en el suceso, sólo por las potenciales consecuencias del suceso.
Normalmente se cae en la tentación de focalizar en un accidente en concreto. Por ello es importante un análisis riguroso de las estadísticas y centrarnos tanto en el número de accidentes laborales sin baja y con baja como en aquellos incidentes que podrían ser evitados con algunos mínimos cambios y aquellos incidentes potenciales que podrían llegar a convertirse en accidentes graves, e incluso fatales.
Con estas cifras en mente, los desafíos aumentan y los líderes de las empresas han de preguntarse a sí mismos si poseen un dibujo claro de los riesgos a los que sus empleados están expuestos y sus posibles consecuencias. ¿Están los empleados y el público en general realmente protegidos? Y, si no es así, ¿qué estamos obviando? ¿Qué se necesita reparar para, por ejemplo, nivelar el suelo peatonal que se encuentra cerca de los camiones que recogen los grandes árboles de madera?
Puntos débiles en la prevención de accidentes laborales mortales
Trabajando con numerosas empresas multinacionales durante muchas décadas nos hemos dado cuenta de que con mucha frecuencia se repiten los mismos patrones y deficiencias a lo hora de evitar los riesgos y accidentes en el trabajo.
- Sistemas de seguridad de visión limitada.
Una visión parcial en la gestión de la seguridad asume que, si prevenimos y controlamos los accidentes y riesgos leves, aquellos de mayor gravedad también se verán controlados y prevenidos. Sin embargo, esto no es así.
- Los procesos de investigación de accidentes no son tan buenos como se piensa.
La mayoría de las organizaciones emplean sistemas de prevención de riesgos que tratan de la misma forma todos los tipos de accidentes. Si consideramos que las causas más comunes de víctimas mortales en el trabajo en España a lo largo de 2018 fueron infartos y derrames cerebrales, accidentes de tráfico in itinere, ahogamientos, golpes o contacto eléctrico, con fuego o con sustancias peligrosas, y las más frecuentes en casos de accidentes sin baja fueron sobreesfuerzo físico o golpes contra un objeto inmóvil, parece aparente que las causas por accidentes leves y graves no son las mismas.
- Fallos a la hora de identificar un determinado patrón.
A menudo, las organizaciones creen seriamente que los accidentes llegan de forma inesperada, pero no es sino la consecuencia de no colocar correctamente las piezas del rompecabezas que les mostraría la imagen completa de la situación.
- No existe una alineación entre objetivos de negocio y seguridad.
En un número significativo de las empresas que DuPont Sustainable Solutions (DSS) visita a diario, la seguridad está separada de los objetivos del negocio. Y cuando esto ocurre se corre el riesgo de que quede aislada, lo cual genera una barrera para realizar las acciones correctivas necesarias destinadas a solucionar cualquier problemática en este ámbito.
Usar los controles apropiados al nivel de riesgo
La manera más efectiva de gestionar el riesgo es eliminándolo. La segunda manera más efectiva de hacerlo es controlándolo. Esto puede parecer muy evidente, pero es un axioma que no siempre se pone en práctica.
La mejor manera de hacerlo es utilizando la Jerarquía de Controles Operacionales para determinar qué medidas de control son necesarias para proteger en la mayor medida posible a los empleados del riesgo. Organizadas de más a menos efectivas, éstas serían las medidas de control de riesgo más adecuadas:
- Eliminación del riesgo.
- Sustitución del riesgo – reemplazo del elemento de riesgo por una alternativa menos peligrosa (por ejemplo, cambiar el uso de un material tóxico por otro que no lo sea o que lo sea en menor porcentaje).
- Ingeniería de diseño – utilización de sistemas de seguridad como, por ejemplo, recintos cerrados para aislar el equipamiento y la maquinaria o enclaves de seguridad.
- Controles administrativos y entrenamientos de control – procedimientos como, por ejemplo, permisos de trabajo en actividades de riesgo, entrenamientos de seguridad, señales de peligro, etc.
- Utilización de equipos de protección individual – cascos, gafas, equipamiento respiratorio, guantes, vestuario de ignición retardada, etc.
La lógica es simple: utilizar los mayores niveles de control posibles sumándoselos a los menores niveles de control necesarios.
Activar la aplicación de los controles
Como la aplicación de los controles administrativos y el llevar puesto o no un traje de protección personal es decisión individual, es importante que la empresa comunique adecuadamente el valor que le da a su utilización y puesta en práctica. Los empleados se sienten realmente motivados para ejecutar estos controles siempre que entiendan verdaderamente su razón de uso y la importancia de hacerlo.
DSS utiliza el proceso llamado “Autoridad para Detener el Trabajo” (“Stop-Work-Authority”, SWA, por sus siglas en inglés) para que los empleados se sientan en la necesidad de protegerse e, incluso, si es necesario, paren de trabajar si perciben que no lo están.
La clave para la aplicación correcta de la Jerarquía de Controles Operacionales es el liderazgo. Un liderazgo que promocione la seguridad, los valores de protección y el cuidado del empleado, junto con su participación en cada proceso.
Para conseguirlo, las organizaciones necesitan comunicar de manera efectiva todas las métricas que ilustran los potenciales riesgos que existen a lo largo de la jornada laboral, a fin de que todos los empleados lo visualicen de forma clara y directa, además de revisar el proceso de prevención de accidentes graves y mortales de forma regular y sistemática.
Por Marcelino García, director de DuPont Sustainable Solutions Ibérica