Directivos y Empresas

¿Por qué las pymes española no crecen? Retos y soluciones

El crecimiento empresarial en España se encuentra condicionado por un tamaño medio empresarial inferior al de otros países europeos. La empresa española cuenta con una media de 4,8 trabajadores, una cifra muy por debajo de los 11,9 empleados por empresa en Alemania o los 8,7 de Reino Unido. Esta realidad afecta directamente a la productividad, la rentabilidad y la capacidad de expansión de las empresas, lo que dificulta la generación de empleo y la competitividad en los mercados internacionales.

Las pymes en España representan el 99,8% del tejido empresarial, pero su reducido tamaño las hace más vulnerables en períodos de crisis y limita su capacidad de innovación. Las barreras burocráticas, la carga fiscal, el elevado absentismo y la dificultad para acceder a financiación dificultan la consolidación de un tejido empresarial sólido y resistente.

La cuestión clave es cómo eliminar estos obstáculos y fomentar un entorno que facilite el crecimiento empresarial en España.

El tamaño medio de la empresa en España, un obstáculo estructural

Las empresas españolas son, en promedio, más pequeñas que sus homólogas europeas, lo que genera un impacto directo en su capacidad de crecimiento. El tamaño medio en España es de 4,8 empleados por empresa, mientras que la media europea se sitúa en 5,9 trabajadores. En países como Alemania, la media asciende a 11,9 empleados por empresa, lo que supone una gran ventaja en términos de productividad, rentabilidad y acceso a nuevos mercados.

El reducido tamaño medio de las pymes en España tiene implicaciones directas en sus posibilidades de acceso a financiación, innovación tecnológica, exportaciones y captación de talento. Cuanto más pequeña es una empresa, más difícil le resulta competir y generar empleo estable.

El número de empresas medianas en España debería incrementarse un 36% para alcanzar la media europea. En 2022, había 18.123 empresas medianas en España, pero para igualar a nuestros principales competidores europeos sería necesario alcanzar las 24.735 empresas medianas.

Ocupación media por empresa en España y Europa

Factores que frenan el crecimiento empresarial en España

El crecimiento empresarial en España se encuentra limitado por una serie de factores estructurales que dificultan la expansión de las empresas. Entre ellos, destacan la burocracia excesiva, los altos costes laborales, la elevada presión fiscal y la dificultad para acceder a financiación.

Uno de los principales problemas es la existencia de regulaciones que penalizan el crecimiento. A medida que una empresa amplía su plantilla o aumenta su facturación, se enfrenta a nuevas exigencias administrativas que encarecen su operativa. Por ejemplo, a partir de 10 empleados, una empresa debe contar con un delegado de personal con horas de representación remuneradas. Si supera los 50 empleados, está obligada a constituir un comité de empresa, realizar auditorías y cumplir con normativas más estrictas en materia de igualdad. Cuando una empresa alcanza los 6 millones de euros en ventas, pierde ciertos beneficios fiscales y se enfrenta a mayores obligaciones tributarias.

El segundo obstáculo clave es el alto coste laboral. España se encuentra entre los países con mayores cotizaciones sociales, solo superada por Francia, Holanda, Eslovaquia y República Checa. Sin embargo, en estos países la carga se reparte en mayor proporción con el trabajador, mientras que en España el peso recae principalmente sobre la empresa.

A esto se suma el impacto del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que ha aumentado un 73% desde 2016, afectando especialmente a las pymes, que cuentan con menos margen de maniobra para absorber estos incrementos de costes.

Elevado absentismo laboral

El tercer gran problema es el elevado absentismo laboral, que se mantiene en niveles históricos desde la pandemia. La tasa de absentismo en España es del 7%, lo que supone un coste oculto para las empresas, especialmente para aquellas de menor tamaño, donde la ausencia de un trabajador tiene un impacto mayor en la operativa diaria.

Otro factor que limita la competitividad es la dificultad de acceso a financiación. Las pymes en España dependen en gran medida de la financiación bancaria, pero enfrentan costes más altos y restricciones más estrictas que las grandes empresas. Además, la falta de mecanismos de financiación alternativa hace que muchas pequeñas empresas no puedan realizar inversiones estratégicas para su crecimiento.

El menor tamaño de las empresas también afecta su capacidad para exportar. Las microempresas españolas que exportan lo hacen por un valor medio de 276.000 euros, un 40% menos que la media de sus homólogas europeas, lo que refleja su menor competitividad internacional.

Cómo impulsar el crecimiento empresarial en España

Para fomentar el crecimiento empresarial en España, es imprescindible adoptar una serie de medidas que eliminen los obstáculos actuales y faciliten la expansión de las empresas.

Una de las claves es la reducción de la burocracia. Simplificar los trámites administrativos y eliminar las barreras regulatorias que penalizan el crecimiento permitiría que más empresas pudieran aumentar su tamaño sin temor a costes adicionales.

Otra medida necesaria es mejorar el acceso a financiación. Fomentar el desarrollo de mecanismos de financiación alternativa permitiría que más pymes pudieran invertir en innovación y expansión.

En el ámbito laboral, es fundamental establecer una mayor flexibilidad para la contratación y moderar el impacto de los costes laborales en las pequeñas empresas. La estabilidad en la normativa y la eliminación de incertidumbre regulatoria ayudarían a generar un entorno más propicio para la inversión y el crecimiento.

Finalmente, la internacionalización es un elemento clave para el desarrollo empresarial. Impulsar programas de apoyo a la exportación y fomentar la digitalización permitiría a las pymes en España ganar competitividad en el mercado global.

El crecimiento empresarial en España está condicionado por el reducido tamaño medio de sus empresas, que limita su productividad, rentabilidad y capacidad de expansión. La existencia de barreras burocráticas, altos costes laborales y dificultades para acceder a financiación dificulta la consolidación de un tejido empresarial fuerte y competitivo.

Para cerrar la brecha con Europa, es imprescindible impulsar reformas que reduzcan la carga burocrática, flexibilicen el mercado laboral y mejoren el acceso a financiación. Con un entorno normativo más favorable, España podría aumentar su número de empresas medianas y grandes, fortaleciendo así su competitividad y capacidad de crecimiento en el mercado global.

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