Después del cáncer de pulmón, el cáncer de mama es el segundo más mortal en el sexo femenino y el más frecuente en las mujeres. Entre los expertos, hay preocupación por unos datos que rompen la tendencia histórica, pues en los últimos meses se ha registrado un incremento en los casos de cáncer de mama en mujeres menores de 50 años, especialmente en tumores hormonales con receptores de estrógenos positivos.
Así lo revela la doctor Sara Cristina González, responsable del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Luz. Dicho centro se suma a la conmemoración del Día Mundial contra el Cáncer de Mama, haciendo hincapié en el aumento en el número de casos de esta enfermedad en mujeres premenopáusicas.
Aumento del cáncer de mama en mujeres menores de 50 años: ¿Por qué?
La oncóloga subraya que el aumento de casos en mujeres jóvenes podría estar relacionado con cambios en los estilos de vida y los patrones reproductivos. Retrasar la maternidad y el descenso de la natalidad son factores que incrementan el riesgo de desarrollar cáncer de mama. La experta explica que la nuliparidad (no haber tenido hijos) y el desplazamiento del primer embarazo hacia edades más avanzadas están asociados a este mayor riesgo, debido a que la maduración completa de las glándulas mamarias ocurre durante la lactancia, y cuando esto sucede después de los 35 años, las probabilidades de desarrollar cáncer de mama aumentan.
Otros factores como los hábitos alimenticios, el consumo de alcohol y el índice de masa corporal (obesidad) también están siendo investigados en relación con el cáncer de mama en mujeres jóvenes. Aunque históricamente la obesidad ha sido un factor de riesgo predominante en mujeres postmenopáusicas, nuevos estudios están evaluando su impacto en mujeres premenopáusicas.
Avances en la detección y tratamiento
Pero no todos son mensajes fatalistas en esta jornada. La buena noticia es que a pesar del aumento en la incidencia, la mortalidad por cáncer de mama ha disminuido significativamente. Desde 1989 hasta 2021, la tasa de mortalidad ha caído un 42%, con un descenso anual del 1%. Este logro se atribuye a mejoras en las técnicas diagnósticas, nuevas estrategias terapéuticas y la introducción de biomarcadores específicos que permiten personalizar los tratamientos.
González enfatiza la importancia de una vigilancia activa y un diagnóstico temprano, especialmente en mujeres menores de 50 años y en este nuevo contexto. Las mamografías y otros estudios como la resonancia magnética son herramientas esenciales para la detección temprana. Además, la especialista subraya la relevancia de llevar un estilo de vida saludable, con una dieta equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico.