Aunque no haya llegado oficialmente la Navidad, se puede decir que ya estamos en épocas de celebraciones. Y eso es sinónimo de comidas, cenas y mucho evento alrededor de una mesa. Comienza pues un periodo en el que los excesos están a la orden del día. Se ha podido ver en las innumerables cenas y comidas de empresa que se están celebrando estos y se verá en Nochebuena, Navidad, fin de año y Reyes.
Desde el punto de vista de la salud, las comilonas no son buenas y pueden pasarnos factura. Tampoco lo son los métodos autodidactas que muchos se imponen al combinar los excesos con estrictos ayunos. De hecho, esta practica, además de ser ineficaz, resulta muy perjudicial para nuestra salud, tal y como afirma para Directivos y Empresas la nutricionista del Hospital Quirónsalud Córdoba, Lourdes de la Bastida.
La experta advierte que el ayuno estricto desde pues de una gran ingesta es especialmente negativo para personas con problemas como ansiedad, desequilibrios emocionales o riesgo de malnutrición. De este modo, aboga por un enfoque equilibrado y saludable en la alimentación durante la Navidad.
No compensar drásticamente una comilona con el ayuno estricto
En otras palabras, no se puede pasar de 100 a 0 y viceversa. “Si algunos días comemos más de lo habitual, no debemos alarmarnos. Lo mejor es retomar nuestra alimentación cotidiana, sin recurrir a restricciones extremas”, asegura la nutricionista. Para ella, lo esencial es mantener una dieta moderada, basada en el sentido común, sin alternar excesos y privaciones.
Adoptar una mentalidad equilibrada hacia la comida es clave para disfrutar de las celebraciones sin culpa ni excesos. Es importante recordar que ningún alimento debe eliminarse completamente de la dieta, salvo que exista una contraindicación médica. Durante las fiestas, es común consumir productos como embutidos, dulces y otros alimentos ricos en azúcares. No obstante, si su consumo es puntual y moderado, no debería ser motivo de preocupación. En cambio, mantener hábitos como una adecuada hidratación puede marcar la diferencia, ya que el agua no solo ayuda a mantenernos saludables, sino que también contribuye a controlar el apetito.
El método propuesta para contrarrestar los excesos navideños
En lugar de centrarse en las restricciones, De la Bastida propone adoptar un estilo de vida saludable que incluya alimentos ricos en fibra, como verduras, frutas, legumbres, cereales integrales y frutos secos, los cuales aportan saciedad y ayudan a regular el hambre. En las comidas principales, sugiere priorizar combinaciones equilibradas, que incluyan una base de verduras, carbohidratos complejos (como arroz, pasta o patata) y proteínas (como pescado, carne, huevo o legumbres). Además, recomienda aprovechar las verduras y frutas de temporada, como coliflor, cardos, endivias, naranjas, mandarinas o caquis, que no solo aportan nutrientes, sino que también enriquecen el menú con su frescura y sabor.
Lo que no debería faltar en el menú de Navidad
A la hora de planificar las comidas navideñas, optar por platos menos elaborados pero igualmente sabrosos puede ser una excelente estrategia para evitar excesos. Pescados al horno, ensaladas, mariscos, carnes asadas, cremas y caldos son opciones ideales para disfrutar sin necesidad de comer en exceso. Si una comida es especialmente abundante, las cenas pueden ser más ligeras, con alternativas como caldos o yogures naturales. Eso sí, nunca se recomienda saltarse las comidas, ya que esto puede generar más descontrol en el apetito y el metabolismo.
La planificación es otro aspecto crucial. Dedicar tiempo a organizar un menú semanal ayuda a priorizar el consumo de productos frescos y caseros frente a opciones precocinadas o ultraprocesadas, que suelen estar cargadas de grasas, azúcares y aditivos. Incorporar ingredientes vegetales en aperitivos y platos principales, como canónigos con nueces y granada, carpaccio de calabacín o crema de calabaza con jengibre, no solo mejora el valor nutricional de las comidas, sino que también aporta variedad y originalidad.
En lo que respecta a los tentempiés, la nutricionista aconseja elegir alternativas saludables como frutas o frutos secos, que son fáciles de llevar, nutritivas y ricas en fibra. Para las bebidas, es preferible evitar el alcohol y optar por agua con limón, agua con gas o cerveza sin alcohol, opciones refrescantes que no añaden calorías vacías.
Sin renunciar a nuestra rutina física y el buen descanso
Además de cuidar la alimentación, es esencial mantener una rutina de actividad física. Durante las vacaciones, se pueden aprovechar los momentos de ocio para realizar actividades al aire libre como senderismo, ciclismo o patinaje, lo que no solo contribuye al bienestar físico, sino que también ayuda a gestionar mejor el estrés y el exceso de energía. Por último, De la Bastida resalta la importancia de un sueño adecuado. Mantener horarios regulares y dormir las horas necesarias puede ser un gran aliado para evitar el cansancio, fortalecer el sistema inmunológico y, en general, cuidar de nuestra salud durante estas festividades.