En cuestión de enfermedades relacionadas con la demencia, siempre se ha dicho que hay que cuidar al cuidador. Y es que los familiares de aquellos que enfrentan el deterioro cognitivo son los primeros involucrados en la gestión de los síntomas desde las primeras etapas de la enfermedad. En este proceso, surge mucha incertidumbre y preguntas de todo tipo, especialmente si la situación es novedosa en un entorno.
Además de cuidar al cuidador, se debe formar al cuidador, ya que se ha demostrado que un mayor conocimiento sobre este tipo de patologías ayuda a superar los desafíos y dificultades de una manera más efectiva. Bajo esta premisa, el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid organiza periódicamente talleres para familiares de enfermos, proporcionando un espacio para la educación, el intercambio de experiencias y el apoyo emocional. El objetivo principal de estas jornadas es mejorar la calidad de vida de todos los afectados por el deterioro cognitivo.
La doctora Rocío García Cobos, neuróloga del citado centro hospitalario y experta en enfermedades neurodegenerativas, da mucho valor a estos encuentros liderados por las Dras. Teresa Maycas y Raquel Yubero, ya que proporcionan un valioso recurso educativo y son de gran apoyo emocional para los asistentes. Hoy mismo se celebrará uno de estos talleres.
El síndrome del cuidador
Según la experiencia de muchas personas que están al cargo de familiares con demencia, es frecuente hablar del síndrome del cuidador a medida que la enfermedad progresa, ya que los cuidados se vuelven más exigentes. Este síndrome se caracteriza por una sobrecarga física, mental y emocional, que puede ser especialmente abrumadora para los cuidadores de edad avanzada.
Para mitigar estos efectos, la Dra. García Cobos subraya la importancia de establecer una red de apoyo desde el principio, brindando recursos y capacitación para ayudar a los cuidadores a enfrentar los desafíos cotidianos con mayor confianza y eficacia.
Conociendo la demencia: los casos del Alzheimer y el Parkinson
El perfil del deterioro cognitivo varía según la enfermedad subyacente. En el caso del Alzheimer, los síntomas suelen comenzar con problemas de memoria reciente y dificultades para llevar a cabo actividades cotidianas simples. Por otro lado, el deterioro cognitivo asociado con el Parkinson tiende a afectar más a las funciones ejecutivas, como la planificación y la organización de las actividades diarias.
Es fundamental que la familia reconozca los síntomas y signos de alarma, y busque ayuda profesional cuando sea necesario. García Cobos insiste en abordar abiertamente los problemas y compartir la responsabilidad de los cuidados entre todos los miembros de la familia. Además, insta a mantener una vida social y familiar activa para evitar el aislamiento, que puede ser perjudicial tanto para el paciente como para el cuidador.